LA PLATA, lunes 19 marzo 2012 (ZENIT.org).- Monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, Argentina, en el programa Claves para un Mundo Mejor (América TV), dedicó su habitual reflexión televisiva semanal, al reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia, que, afirma el arzobispo, “refiriéndose a un caso particular que llegó hasta su altísima autoridad, ha realizado una interpretación en sentido amplio, laxista, del viejo Artículo 86 del Código Penal que no castigaba el aborto en el caso de una mujer deficiente mental que había sido violada”.
Monseñor Aguer recordó que “hay una vieja disputa acerca de cual es el alcance y el sentido preciso de ese Artículo 86 del Código Penal, y la Corte ha interpretado autoritativamente extendiendo esa no penalización del aborto a todo caso de violación” y luego comentó que “ahora el presidente de la Corte dice que no se trata de favorecer la legalización del aborto, pero aquí se está produciendo una jurisprudencia autorizada que va a ser aplicada en muchísimos casos. De hecho, entonces, hay que decir que la Corte ha concretado la no penalización del aborto en caso de violación”.
“La Corte jamás se atrevería a castigar con la pena de muerte al violador pero sí está castigando con la pena de muerte al fruto de una violación, añadiendo a ese crimen horrendo que es la violación este otro crimen que es la muerte del inocente, porque de eso se trata la inhumación de una vida inocente”, afirmó el prelado platense.
“Ahora bien, lo extraño es que la Corte Suprema de Justicia de la Nación falle en contra de la Constitución” y que “es particularmente significativo porque la Constitución, reformada en 1994, ha incorporado a su texto Tratados Internacionales que defienden el derecho a la vida desde el instante de la concepción”.
También consideró que “aquí hay algo muy extraño porque la Corte Suprema que es la encargada de custodiar la Constitución falla, en este caso, en contra de la Constitución. Lo que podría haberse propuesto en todo caso es declarar inconstitucional aquel viejo Artículo del Código Penal que, en los años 20 del siglo pasado, haciéndose cargo de una mentalidad eugenésica que reinaba en la Argentina de la época, ha establecido eso de la posibilidad de que aborte una mujer deficiente mental violada. Ahora la Corte dice que no es necesario que sea deficiente mental sino que toda mujer violada puede recurrir tranquilamente al aborto”.
Monseñor Héctor Aguer también indicó que “por desgracia esto es la Argentina: marchamos alegremente hacia el mundo del revés” pues “en algunos países en los que, desde hace años, rige el acceso legal al aborto se vienen verificando movimientos de opinión e iniciativas dirigidos a aminorar, si es posible, los efectos funestos de semejante disposición”.
Puso como ejemplo Italia “donde crecen los objetores de conciencia que se niegan a intervenir aplicando la ley que permite el aborto desde 1978. Son ginecólogos y personal sanitario en gran número”, donde en algunas regiones “los ginecólogos que se niegan a eliminar a los niños por nacer se elevan hasta alcanzar el 85,2%, los anestesistas al 77,8% y el personal no médico al 87%. O sea que se van a ver en una dificultad porque no van a poder aplicar la ley precisamente porque ha evolucionado favorablemente la conciencia de aquellos que se dan cuenta que no han venido a ejercer esa profesión para matar”.
“Este contexto difiere muchísimo de lo que ocurre en la Argentina porque allá, ciertamente, el aborto es una triste desgracia desde hace años pero comienza a esbozarse un retroceso, un retorno mientras que acá, nosotros, empezamos a acelerar el camino de ida”.