Por Nieves San Martín
BRUSELAS, martes 9 octubre 2012 (ZENIT.org).- El anuncio de la concesión ayer del premio nobel de Medicina compartido a dos científicos del mismo campo de investigación sobre células madre, o estaminales, pero con métodos diferentes, desde el punto de vista ético, ha suscitado alegría en la Iglesia católica.
Concretamente, la Comisión de las Conferencias Episcopales de Europa (COMECE) ha hecho público un comunicado en el considera que la concesión “es un importante hito en el reconocimiento del papel clave que las células madre no embrionarias desempeñan en el desarrollo de nuevas terapias médicas, como alternativa a las células embrionarias estaminales (hESC)”.
“En el ámbito del nuevo Programa de Investigación Horizon 2020, la financiación debe ser redirigida desde la éticamente problemática y científica y económicamente menos prometedora investigación hESC hacia la investigación con células estaminales no embrionarias”, añade el comunicado de los obispos europeos.
Los prelados aseguran que desde el punto de vista científico, la hESC muchas veces no ha podido cumplir sus promesas por lo que un importante grupo, GeronCorp., la mayor empresa del mundo en liderar la investigación con embriones anunció que estaba cerrando el programa de investigación con células estaminales embrionarias.
En cambio, la citada empresa ha continuado apoyando avances científicos en campos de investigación alternativos que implican el uso de células adultas, derivadas del cordón umbilical o pluripotentes inducidas, que presentan mejores perspectivas de aplicaciones clínicas; o incluso ya han demostrado resultado clínicos y no suscitan ningún especial problema ético.
El premio nobel de hoy, afirma el comunicado, reconoce “los esfuerzos para el descubrimiento de alternativas a la hESC en células maduras especializadas que, una vez reprogramadas, son capaces de desarrollarse en cualquier tejido del cuerpo”.
Además, informa el comunicado, la investigación sobre hESC no podrá ser ya patentada, debido a la reciente norma de la Corte Europea de Justicia en el caso de Greenpeace v. Brüstle. La Corte claramente define al embrión humano como un ovum humano, en cuanto es fertilizado, o es producto de clonación, y confirma que las invenciones biotecnológicas que usan hESC no pueden ser patentadas en el continente europeo.
A pesar de todos estos nuevos avances científicos y decisiones legales, la Comisión Europea, afirman los obispos, “decidió dejar abierta la posibilidad de financiar la investigación con hESC dentro del Programa de Investigación Horizon 2020, que está actualmente bajo discusión en el Consejo de la Unión Europea y en el Europarlamento”.
La COMECE pide a las instituciones europeas que adopten una norma que establezca “que cualquier investigación que suponga la destrucción de embriones humanos o que use células estaminales embrionarias no será financiada por Horizon 2020”.