MÉRIDA, martes 2 octubre 2012 (ZENIT.org).- El arzobispo de Mérida, Venezuela, Baltazar Enrique Porras Cardozo, ha hecho público un comunicado en el que invita a la reflexión serena y confiada, ante las próximas elecciones generales del 7 de octubre, así como a la participación en las mismas como un deber ciudadano.
Unos comicios que, afirma monseñor Baltazar Porras, para los creyentes suponen, en primer lugar, “orar”. “No se trata de repetir oraciones, sino de ponernos ante la presencia de Dios que nos interpela: ¿Qué has hecho de tu hermano?”.
Es por tanto una oración que lleva a hacer realidad el mandamiento del amor a Dios y al prójimo: “Sin respeto y consideración del otro, cualquiera sea su condición no hay posibilidad de construir la fraternidad”, afirma el arzobispo de Mérida.
Recuerda que el Episcopado venezolano insiste “en la necesidad de la reconciliación y del diálogo”. “Evitemos todo odio y violencia, todo deseo y acción que conduzca al daño físico, espiritual, o a la muerte”, exhorta monseñor Porras.
La oración debe también llevar “al encuentro cordial con el otro”. “El exclusivismo, de cualquier clase que sea, no es cristiano”, subraya el arzobispo de Mérida.
Recordando que la fecha señalada para las elecciones es también la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, “devoción que ha marcado la lucha por la paz y la ayuda mutua” exhorta a incorporarse “a todo gesto que nos haga ser constructores de paz y de bien”.
Tras la oración, el prelado venezolano recuerda que, como ciudadanos, “votar es una manera positiva de participar y decidir el futuro del país. Hay que hacerlo conscientemente, pensando primero en el bien de todos antes que en el bien personal”.
“No son mis intereses ni mis beneficios –añade- los que deben marcar las preferencias, sino el bien social, colectivo; el que permita que la libertad se amplíe, la opinión y la disensión sea un derecho, la verdad brille sobre cualquier manipulación o mentira; la creatividad serena sea nuestro mejor aporte a una sociedad en la que quepamos todos, teniendo como norte los más pobres y desasistidos. Nos jugamos la posibilidad de hacer realidad los valores de libertad, igualdad y fraternidad, propios de una democracia auténtica”.
“Con coraje y decisión, con respeto y solidaridad, con reconciliación y paz, participemos activamente en la jornada electoral”, concluye pidiendo la protección de María Santísima y la bendición abundante del Señor Jesús.
N.S.M.