Ofrecemos a nuestros lectores un nuevo artículo de la serie sobre la Iglesia en América Latina, que acoge en estos días al santo padre en tales tierras bendecidas…
Conscientes del interés que viene suscitando el subcontinente del papa Francisco, ZENIT viene difundiendo el valioso estudio del Observatorio Pastoral del Celam (OPC), que nos acerca a la realidad pastoral, social y devocional de los pueblos latinoamericanos.
En esta oportunidad, conoceremos un poco más a la Iglesia de México, un país ubicado en la zona norte del continente americano, con una extensión de 1.972.550 km2, que acoge a cerca de 108.396.211 habitantes, de los cuales el 88% serían católicos.
Orígenes de la evangelización
El OPC describe que desde el inicio de la presencia española en el territorio mexicano, ha estado presente el anuncio del Evangelio, con los primeros evangelizadores, entre los que se recuerda con especial afecto a los franciscanos Pedro de Gante y los llamados Doce Apóstoles, bajo el mando de fray Martin de Valencia, y entre los cuales se destaca fray Toribio de Benavente o Motolinia.
El 13 de octubre de 1525, el papa Clemente VII creó la primera diócesis en Tlaxcala, que luego pasó a Puebla de los Ángeles, siendo su primer obispo el dominico Julián Garcés. El 2 de septiembre de 1530, erigió la diócesis de México y nombró como primer obispo a fray Juan de Zumárraga. El 12 de febrero de 1546, la elevó a la categoría de arquidiócesis con las diócesis de Tlaxcala, Antequera, Michoacán y Chiapas, como sufragáneas.
Y es entonces que el 12 de diciembre de 1531 se produce la cuarta aparición de la Virgen María a Juan Diego, lo que se constituye en un hecho clave en la evangelización de México.
Comunidad de servicio
Actualmente son 91 las jurisdicciones eclesiásticas de México, de las cuales 18 son arquidiócesis, 68 diócesis y cinco prelaturas territoriales. Dos eparquías funcionan en el país: Greco-Melkita y Maronita. La Conferencia Episcopal de México cuenta con ocho comisiones episcopales que atienden las diferentes dimensiones de la pastoral, como son Doctrina de la fe, Pastoral Educativa, Pastoral Social, Pastoral Indígena, Clero y Vida Consagrada, Diaconado Permanente, Fuerzas Armadas, entre otros.
En el OPC y en el sitio web del episcopado mexicano se lee que la Iglesia católica tiene en México 3 cardenales (1 más en el Vaticano), 15 Arzobispos residenciales, 68 Obispos residenciales, 5 Obispos Prelados y 25 Obispos Auxiliares. Son un total de 16.416 los presbíteros, de los cuales 12.506 son diocesanos y 3.910 religiosos; cuentan con la colaboración de 858 diáconos permanentes, 6.509 religiosos y 29.051 religiosas; de este modo se atienden las 6.101 parroquias y las obras y servicios que presta la Iglesia en todo el territorio.
Los religiosos y religiosas están organizados en la Conferencia de Superiores Mayores de México, que a través de las Delegaciones Regionales y Locales animan y contribuyen a la formación de sus miembros. Tiene una relación permanente con la Conferencia Episcopal.
En un buen número de Jurisdicciones, los laicos están organizados en Consejos de Laicos, que promueven la participación laical y su formación para el servicio al interior de la Iglesia como en la sociedad.
Los diversos movimientos apostólicos, cofradías, pequeñas comunidades eclesiales y nuevas formas de apostolado reúnen numerosos laicos que viven su compromiso tanto al interior de la Iglesia como en la sociedad.
Relación Iglesia-Estado
El artículo 24 de la Constitución mexicana garantiza la libertad de culto y de creencia. Mediante el OPC se sabe que ambos órganos se han separado desde hace ya mucho tiempo; se ha creado una condición laica con lo que el gobierno no privilegia y tampoco discrimina ni a la religión, ni a la Iglesia.
«Actualmente hay mayor tolerancia y respeto hacia la voz de los Obispos y a las acciones concretas de la Iglesia Católica, aunque no es suficiente, aunque se va ganando terreno en conciencia y cultura cristiana, en vivir y expresar los valores de la fe en todos los campos de acción de los fieles», reza el Informe del Celam.
Por la condición de Estado laico no está permitida la enseñanza religiosa escolar en los establecimientos públicos y privados. En la instituciones educativas de la Iglesia se imparte la educación religiosa escolar.
Presencia en la sociedad
En el contexto de la separación Iglesia–Estado, continúa el OPC, «la Iglesia católica tiene una presencia evidente a través de sus pronunciamientos frente a las diversas circunstancias que vive el país».
Es así como ha emitido documentos inspiradores de la reflexión en el ámbito social y político. En el último año tuvo la oportunidad de expresar su opinión sobre el tema del aborto, a través de la televisión abierta, en cadena nacional y horario estelar; algo inédito, se explica.
La devoción a la Virgen de Guadalupe, como a otras advocaciones marianas, constituye una base de diálogo, aceptación e influencia de la acción evangelizadora de la Iglesia. También las obras sociales y educativas que tiene al servicio de las comunidades brindan un reconocimiento especial del pueblo para con sus Pastores.
Santidad en México
Las páginas del OPC relatan que la persecución que sufrió la Iglesia católica, especialmente entre 1926 y 1929 –en la llamada “Guerra cristera”, se caracterizó por el martirio de presbíteros, religiosas y laicos, que conforman el santoral mexicano. A ellos se suman otros católicos destacados que van desde san Juan Diego Cuauhtlatoatzin (1474-1548), vidente de Guadalupe, hasta el obispo Rafael Guizar y Valencia (1878-1938), canonizado el 15 de octubre de 2006 por el papa Benedicto XVI como el primer obispo mexicano en ser declarado santo.
El papa Francisco canonizó el 12 de mayo de 2013 a santa María Guadalupe García Zavala (1878-1963), fundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.
Santuarios marianos
Son muchos los santuarios levantados en México para venerar a la Madre de Dios, tales como el Santuario de Nuestra Señora de San Juan de Los Lagos, el de la Virgen de los Dolores de Soriano, Nuestra Señora de la Soledad en Oaxaca, Nuestra Señora de Zapopán de Jalisco y el Santuario de Nuestra Señora del Patrocinio en Zacatecas, a los que se une, entre otros, el insigne Santuario y Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México.
Reconocida como Santuario Nacional por la Conferencia del Episcopado Mexicano, el 17 de noviembre de 1983, conserva en su interior la tilma o tela con la imagen impresa de la Virgen María, prodigio realizado en 1531 por intermedio del hoy santo indígena Juan Diego.
Aceptado por el obispo Juan de Zumárraga como un hecho sobrenatural, este trasladó a la Iglesia Mayor la preciosa y venerada imagen de la preciosa «Niña del Cielo», para que toda la gente pudiera ver y admirar su imagen, tal como lo hacen millones de peregrinos que llegan hasta allí, aún en nuestros días.
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