El pueblo mexicano en Roma celebró a la Virgen de Guadalupe

Monseñor Jorge Carlos Patrón Wong: «Sonreí­mos porque nos sentimos amados por Dios y protegidos por la Virgen María»

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El 9 de diciembre de 1531 la Virgen de Guadalupe se apareció por primera vez al indio Juan Diego en el Tepeyac, colina cercana a la Ciudad de México. En la vigilia de este suceso, que coincide con la fiesta de la Inmaculada Concepción, la comunidad del Pontificio Colegio Mexicano de Roma organizó un fiesta solemne en honor a la Virgen de Guadalupe.

En la parroquia de Nuestra Señora de Coromoto tuvo lugar una celebración eucarística, después la imagen de la Virgen se sacó en procesión hasta el cercano Colegio Mexicano donde, tras la bendición, la tarde continuó con un espectáculo de danzas y cantos típicos, trajes y comida tradicional.

La santa misa fue presidida por monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, que recientemente fue nombrado secretario para los seminarios de la Congregación para el Clero. ZENIT lo ha entrevistado

¿Cómo es festejar la Virgen de Guadalupe en Roma?

— Mons. Patrón Wong. Es una gran alegría, porque en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe nos reencontramos como hermanos y hermanas con tantos sacerdotes, religiosos y laicos de toda América Latina que viven, trabajan y estudian en Roma. La Virgen nos hace sentir siempre como una familia, la familia de Dios. Nos hace sentir también que todo lo que hacemos como discípulos y apóstoles de Jesús es para el bien de nuestro país y de todos los países de América Latina. Cada uno de nosotros tiene una tarea, una misión. La llamada de Dios es una misión que es siempre para el bien de la humanidad y la Virgen nos enseña a decir siempre sí a todos los proyectos de Dios. Cada uno de nosotros tiene sus situaciones, sus problemas, sus desafíos, pero María nos acompaña a decir sí, un sí con total confianza en los caminos, en el camino del Señor y de su bondad. Un sí de gran amor. Lo que nosotros respiramos aquí es una amor que viene de Dios, una alegría que proviene de Él.

En la homilía ha hablado de la sonrisa de los mexicanos…

— Mons. Patrón Wong. Exactamente. No sonreímos porque en la vida no haya problemas. Muchas cosas, en nuestro país, no se concilian con los deseos de Dios y hay mucho que hacer para cambiar. A pesar de esto, sonreímos porque nos sentimos amados por Dios y protegidos por la Virgen María. Nunca estamos solos: Dios y la Virgen están siempre con nosotros, así como nuestros amigos y hermanos, la familia de Dios: la Iglesia. Vivimos la Iglesia precisamente como una familia que nos es cercana, que es parte de nosotros. Esta es la razón de la alegría.

Una alegría que se convierte en alegría de evangelizar, de dar testimonio del Evangelio con la propia vida.

— Mons. Patrón Wong. Sí, es precisamente porque hemos experimentado la grandeza del amor de Dios por nosotros que debemos compartirlo, es imposible no hacerlo. Cuando nos encontramos para festejar a la Virgen, nos damos cuenta que estamos por todas partes y que en Roma está presente la fuerza, la alegría de laicos, religiosos, sacerdotes y seminaristas de América Latina.

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Laura Guadalupi

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