Un tribunal de Varsovia ha dictaminado el pasado día 9 de diciembre que el crucifijo podrá permanecer en el Parlamento de Polonia (Sejm) ya que, según la sentencia, «no infringe ningún derecho». «Aunque la cruz es un símbolo religioso, no puede ser ignorada su importancia como un símbolo de la identidad nacional y la cultura polaca», ha argumentado el tribunal. El veredicto rechaza así la demanda presentada por el partido polaco Movimiento Palikot que pedía retirar la cruz de la cámara baja.
La decisión judicial pone fin a este proceso, iniciado en 2011 cuando un grupo de diputados llevó a los tribunales la presencia del crucifijo en la pared frontal del hemiciclo que preside la sala de plenos del Sejm. Para los demandantes la presencia de la cruz «viola sus derechos a la libertad de conciencia y de religión», a la vez que contraviene lo dispuesto por la Constitución de Polonia y por las directivas de la Unión Europea.
Tras el veredicto, el líder del Movimiento Palikot, Janusz Palikot, ha criticado la resolución judicial y ha adelantado que llevarán el caso al tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Diversos políticos han celebrado la sentencia, considerando que refleja el sentir de la mayoría de los polacos. «Este caso era una broma grotesca», ha afirmado Andrzej Jaworski, diputado del opositor Ley y Justicia y responsable del comité del partido para combatir el ateísmo. «Formaba parte de la guerra del Movimiento Palikot contra la cruz», ha añadido.
Desde hace varios años, un sector de la sociedad polaca pide que sean retirados de los edificios públicos, las escuelas, los hospitales e instituciones del Estado los crucifijos y otros símbolos católicos. Los sucesivos gobiernos han hecho oídos sordos a esta petición.
Por su parte, los obispos polacos consideran que la retirada de la cruz de estos lugares sería una medida «totalitaria».
Según una encuesta de opinión realizada en 2011, el 71% de polacos están a favor de la permanencia de los crucifijos.
(RED/IV)