Dos hospitales católicos de Colonia se negaron en diciembre de 2012 a atender con la píldora del día después a una mujer violada, desatándose así una controversia sobre el despacho de dicho fármaco.
La ministra de Sanidad de Renania-Norte de Westfalia amenazó con revocar la autorización a los hospitales católicos. Los medios de comunicación criticaron a la Iglesia Católica como institución retrógrada, que ni siquiera reconoce los estándares científicos.
El cardenal de dicha ciudad alemana, Joachim Meisner, consultó entonces a algunas asociaciones profesionales de ginecólogos que le informaron de la disponibilidad de una PDD exclusivamente inhibidora de la ovulación. Se trata de la PDD ellaOne, comercializada desde 2009, cuya sustancia activa es el acetato de ulipristal (AUP) y que debe reemplazar la anterior PDD basada en levonorgestrel (LNG).
El cardenal Meisner declaró que «si después de una violación, se utiliza un fármaco cuyo mecanismo de acción es impedir la concepción con la intención de inhibir la fecundación, es en mi opinión justificable. Si, en cambio, se utiliza un fármaco cuyo mecanismo de acción es impedir la nidación, con la intención de inhibir la nidación del óvulo ya fecundado, no es aceptable porque se destruye activamente la base de vida del óvulo fecundado, que merece la protección de la dignidad humana».
El Servicio de Prensa del arzobispado de Colonia precisó por su parte: «La declaración del arzobispo de Colonia tiene en cuenta los nuevos conocimientos sobre la píldora del día después. No se refiere a la píldora abortiva mifepristona (RU 486, Mifegyne), que sigue siendo inaceptable según la doctrina católica».
En resumen, la píldora del día después ellaOne, no sería abortiva, pues evitaría la concepción de los óvulos pero no impediría la nidación de los ovulos concebidos. Este diagnóstico entretanto viene contestado por el estudio de Rudolf Ehamann de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), el cual plantea serias dudas sobre la no abortividad de dicho fármaco. El estudio ha sido publicado en su página web y enviado hoy a la redacción de ZENIT,
El doctor Rudolf Ehmann, es médico especializado en ginecología y obstreticia (FMH), desde hace varios años se dedica a cuestiones bioéticas de la medicina reproductiva y de la regulación de la natalidad, especialmente sobre abortos y los mecanismos de acción y efectos secundarios de los anticonceptivos hormonales y dispositivos intrauterinos. Es también autor de publicaciones especializadas y ponente en conferencias internacionales. Es miembro de la Comisión Bioética de la Conferencia Episcopal Helvética.
“Las investigaciones realizadas en el marco de este estudio revelaron sin lugar a dudas que el AUP no solo inhibe la ovulación, sino que también tiene un efecto inhibidor de la nidación» indica el estudio.
“Además de las pruebas documentadas, descubrimos –prosigue el texto– afirmaciones contradictorias de quienes sostienen que el AUP únicamente inhibe la ovulación, contradicciones que a su vez confirman el efecto inhibidor de la nidación. Asimismo, existen declaraciones inequívocas de las empresas Watson y HRA, distribuidoras de ellaOne®, respecto a su efecto inhibidor de la nidación”.
El estudio explica: «En resumidas cuentas, hay que decir que la inhibición de la ovulación por sí sola nunca se puede considerar destrucción de una vida. Por lo tanto, se puede afirmar al respecto de forma clara e inequívoca que la inhibición de la ovulación se debe atribuir, sin excepción alguna, a la categoría de inhibición de la vida».
«Un caso totalmente distinto es la así denominada inhibición de la nidación, porque es un ataque indirecto a una vida ya nacida. Es cierto que esta vida no se destruye directamente, pero se causa su muerte suprimiendo las bases necesarias para quepueda evolucionar. La muerte del embrión en los primeros días del embarazo se produce por regla general sin que la madre se dé cuenta de ello».
Ver el estudio completo en http://www.fiamc.org/bioethics/pildoras-postcoitales-mecanismos-de-accion/
(RED/HSM)