Una delegación vaticana ha presentado este jueves en Ginebra un informe sobre las medidas adoptadas para condenar y prevenir los casos de abusos sexuales y proteger a los menores ante la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU.
Este órgano de las Naciones Unidas se encarga de revisar regularmente la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño, tratado de la ONU de 1989, del que la Santa Sede fue uno de los primeros países promotores en 1990.
La Santa Sede ha respondido de su acción ante los expertos de las Naciones Unidas, como el resto de países miembro.
Durante su intervención, el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, monseñor Silvano Maria Tomasi ha señalado que «cualquier sugerencia de la Comisión, que pueda ayudar a la Santa Sede en el desarrollo y estímulo del respeto de los derechos del niño, y para garantizar la aplicación eficaz de las disposiciones de la Convención y sus Protocolos, será bienvenida».
Además, Mons. Tomasi ha destacado que «la reunión de hoy constituye una importante oportunidad para dar las gracias al Comité por sus preguntas».
Así, el prelado ha insistido en el firme compromiso de la Santa Sede, y de las estructuras locales de la Iglesia en todas las partes del mundo, «para el sostenimiento de la inviolable dignidad de cada niño en su cuerpo, mente y espíritu».
El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU ha afirmado que «no hay excusa para cualquier forma de violencia o explotación de los niños». «Estos crímenes -ha proseguido- no pueden justificarse nunca, se hayan cometido en el hogar, en las escuelas, en programas comunitarios y deportivos, en las organizaciones y estructuras religiosas». «Esta es la política de larga data de la Santa Sede», ha recordado.
Por último, Mons. Tomasi ha explicado que el Vaticano ya ha delineado «políticas y procedimientos para ayudar a eliminar tales abusos y colaborar con las autoridades estatales respectivas para luchar contra este delito».
Y ha concluido asegurando que la Santa Sede «está comprometida a escuchar cuidadosamente a las víctima de abuso y a abordar el impacto de tales situaciones en los supervivientes y sus familias».
Tras la presentación introductoria de Mons. Tomasi, varios expertos del comité han formulado preguntas a la delegación vaticana, como si se han adoptado mecanismos para investigar y sancionar de forma efectiva a los culpables de abusos dentro de la Iglesia, y sobre los programas de seguridad que se han implementado.
Asimismo, han pedido aclaraciones acerca de la posición de la Santa Sede sobre cómo garantizar «el interés superior del niño» frente a cualquier otra consideración, y las medidas de «reparación física y psicológica» en favor de las víctimas.
Por su parte, el director de la Oficina de Prensa y portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, ha publicado una nota al respecto.
“Los que siguen las actividades del papa Francisco -señala el padre Lombardi- saben que a menudo está cerca de los niños. Una de las imágenes más frecuentes y populares es aquella donde se lo ve tomar entre sus manos a los numerosos pequeños que se le presentan a lo largo del recorrido entre las personas en el público o en las calles. Pero también son bellas imágenes las de la audiencia general de todos los miércoles con las parejas de recién casados y en particular las que muestran el afecto del Santo Padre cuando bendice a las mujeres embarazadas, haciendo el signo de la cruz sobre su regazo. También son numerosos los grupos de niños, a menudo enfermos y gravemente enfermos, que el Papa encuentra y saluda con palabras y gestos particularmente tiernos y conmovedores”.
“¿Qué jefe de los 193 «Estados» del Comité de la Convención sobre los Derechos del Niño, puede representar mejor testimonio y eficaz aval que el Papa Francisco y su amor tan fuerte por la infancia?” se pregunta el portavoz vaticano.
En su escrito, el padre Lombardi explica exhaustivamente la historia y la labor desarrollada por la Santa Sede desde que adhiriera a los protocolos de la Convención de Ginebra:
En todos los informes y las respuestas dadas por la Santa Sede aparecen reflejados claramente los principios de la visión católica de respeto a la dignidad de la persona humana, en toda su vida, desde su concepción, a la infancia, así como en las diferentes etapas de crecimiento y de la vida. Se subraya que la Santa Sede rechaza cualquier “discriminación por razón de sexo; la dignidad y los derechos de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer; las estrechas relaciones entre los derechos del niño y los derechos y deberes de los padres; la visión profunda e integral de la educación en el amor, mucho más amplia que una visión limitada a la «educación sexual»; el rechazo de una » ideología de género» que niegue la base objetiva de la diferencia y complementariedad de los sexos y se convierta en fuente de confusión incluso en el ámbito jurídico y la interpretación de la misma Convención”.
En resumen, se pone de manifiesto la convencida adhesión de la Santa Sede a la Convención de los derechos del Niño, que “es coherente con la enseñanza y la actitud constante de la Iglesia. Podemos decir -acaba diciendo el padre Federico Lombardi- que la Santa Sede es promotora, con su acción, de una corriente inmensa, extendida por todo el mundo, de amor y de servicio al bien de los niños. La guía apasionada y entusiasta del papa Francisco da un nuevo impulso a este esfuerzo”.
Desde el inicio de su pontificado, el papa Francisco ha continuando la senda iniciada por Benedicto XVI para proteger a los más débiles y ha instituido una comisión internacional de expertos para combatir los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y para atender a las víctimas. Asimismo, el Pontífice argentino ha aprobado una reforma del Código Penal del Estado de la Ciudad del Vaticano que refuerza las sanciones contra los actos de pederastia.