La Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, ha concedido este lunes a Perú, parte de los 38 mil kilómetros cuadrados de océano Pacífico que reclamaba como propios, zona que hasta hasta hoy estaba bajo la soberanía chilena. La sentencia inapelable reconoció 80 millas de las 200 proyectadas por Lima, que tomaba una referencia geográfica diversa de la respetada por Santiago.

Ayer el arzobispo de Santiago de Chile y futuro cardenal, Ricardo Ezzati, en la multitudinaria y colorida Eucaristía de este domingo 26 de enero en el Santuario Nacional de Maipú, al lado del embajador de Perú en su país ha recordado que “estamos aquí reunidos a los pies de la Virgen del Carmen, para pedir a Dios la sabiduría que nos haga descubrirnos hermanos, capaces de ir más allá de las legítimas diferencias y ser muy unidos en lo que significa el progreso y la vida plena de nuestros pueblos”.

Y recordó el exhorto de las Conferencias Episcopales de Perú y Chile a “caminar juntos hacia ese progreso grande que Dios nos tiene preparados para pueblos hermanos, y para pueblos que queremos formar la patria grande de América Latina”.

Por su parte el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Salvador Piñeiro, indicó que Perú y Chile constituyen un ejemplo para el mundo sobre cómo resolver sus diferencias limítrofes de manera pacífica, al recurrir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya para solucionar su diferendo marítimo.

Señaló que con la lectura de la sentencia inapelable del máximo tribunal internacional, se cerrará el último capítulo pendiente con el país del hermano y se afianzará la relación bilateral.

“Es la primera vez --dijo-- que buscamos soluciones limítrofes sin las armas, sin la protesta, con el diálogo, la reflexión y la corresponsabilidad”. Añadió que “si hubiese sido fácil no habríamos ido a un tribunal, hay una serie de filigrana jurídica, por eso acataremos el fallo y nos daremos ese abrazo de hermanos”, declaró a la agencia Andina.

Días atrás Piñeiro pidió esperar el fallo de La Haya "sin triunfalismo si fuera positivo", y "sin odios ni resentimientos" si adverso.