Un mensaje profundamente «franciscano». Asíha definido hoy, monseñor Claudio María Celli, el Mensaje para la 48ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y lo ha situado en el contexto de otros tres discursos del papa Francisco: el de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales; el de los obispos brasileños; y el del CELAM; estos dos últimos en el viaje a Río de Janeiro de la MJM.
Monseñor Celli, presidente de dicho Pontifico Consejo, ha dado esta mañana algunas claves de lectura del mensaje en la presentación en rueda de prensa. Estas líneas guías, ha indicado, se conjugan con las varias temáticas propias del mundo de la comunicación, si bien «en este Mensaje emerge también la imagen integral de una Iglesia que quiere comunicar, que quiere dialogar con el hombre y la mujer de hoy en la consciencia del rol que tienen». Como ha recordado Celli, el Papa ha subrayado en varias ocasiones «el tema de la cultura del encuentro invitando a la Iglesia y a sus miembros a hacer frente a algunas dimensiones y exigencias propias de esta cultura».
Del mismo modo ha explicado que el mensaje se podría dividir en dos partes. La primera está dirigida al mundo «laico» de la comunicación, aunque también el Papa ofrece reflexiones válidas para quien hizo una opción religiosa en su vida, pero que igualmente sienten el profundo valor humano del mundo de la comunicación: «comunicar bien nos ayuda a estar más cercanos y a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos», dice el Papa en el Mensaje. La segunda parte es la dirigida a los discípulos del Señor y donde se aprecian matices más profundos. «Me parece muy sugestiva la referencia a la parábola del buen samaritano para ayudarnos a entender la comunicación en términos de proximidad», ha afirmado monseñor Celli.
Por otro lado, ha explicado el porqué a su parecer es un mensaje profundamente «franciscano»: por la sintonía entre la imagen de Iglesia tal y como él la esta perfilando y el mundo de las comunicaciones. Si la cultura del encuentro es atención y proximidad al hombre, en un diálogo respetuoso debe llevar al hombre y la mujer de hoy al encuentro con Cristo, ha explicado monseñor Celli.
Finalmente ha querido recordar que este Mensaje de Francisco es estimulante para el trabajo de los comunicadores y un desafío para todos nosotros.
A continuación ha participado la profesora Chiara Giaccardi, de la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán. En su intervención ha destacado que en la comunicación del papa Francisco los gestos son elocuentes y las palabras son programas de acción. Y ha matizado que no se trata de sustituir el gesto a la palabra, si no de pasar de las palabras a los hechos, de sostituir las bellas palabras por bellos gestos.
Asimismo ha destacado tres indicaciones significativas de este mensaje. En primer lugar la comunicación es una conquista más humana que tecnológica. En segundo lugar, entender la comunicación en términos de proximidad. Y por último, el testimonio: la palabra y la vida están en profunda sintonía porque el corazón se ha dejado tocar y transformar por el encuentro.
También la profesora se ha detenido a reflexionar sobre la parábola del buen samaritano, a la que el Papa hace referencia en el mensaje, como una parábola del comunicador: quien comunica, de hecho, se hace prójimo. Cuidar del otro quiere decir transmitir con preocupación el mensaje «estoy contigo», antes incluso de decir una palabra. La docente ha señalado que «somos libres si respondemos a un llamamiento. Mi libertad nace como respuesta. El samaritano fue libre, el levita y el sacerdote no».
Para concluir monseñor Celli respondiendo a las preguntas de los periodistas ha precisado dos aspectos del mensaje. Por un lado le han preguntado sobre la paciencia a la que el Papa invita en el texto. «Necesitamos ser pacientes si queremos entender a quien es distinto de nosotros», afirma Francisco.
El presidente del Pontificio Consejo ha subrayado que aquí se habla más de la capacidad de ser hombres que de ser comunicadores. «Vivimos en una espiral frenética, con un ritmo cada vez más acelerado, y el hombre se da cuenta de que este espiral le destruye», ha precisado. Y por eso el Papa invita a redescubrir nuestra dimensión de ser hombre y la de quien está a mi lado.
A continuación le han preguntado por otra de las afirmaciones que Francisco hace en el Mensaje: «Dialogar no significa renunciar a las propias ideas y tradiciones, sino a la pretensión de que sean únicas y absolutas». Al respecto monseñor Celli ha matizado que no se está hablando de relativismo, debemos entender que no es la dimensión de la fe del Evangelio la que se relativiza, sino cómo vivo el Evangelio.