En la mañana del 12 de enero la Iglesia en Brasil recibió con alegría la noticia del nombramiento del arzobispo metropolitano de Río de Janeiro al cardenalato.
ZENIT ha entrevistado al recién nombrado cardenal Orani que, ha respondido con prontitud a las preguntas planteadas: la JMJ y su legado; los desafíos actuales de la Iglesia, la dimensión social de la pobreza y la ayuda caritativa de la Iglesia que no se queda solamente en una denuncia, los frutos del Año de la Fe y cómo cambiará su trabajo, son los temas que presentamos a continuación.
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La Jornada Mundial de la Juventud de Río 2013 despertó aún más la atención sobre la Iglesia en Brasil. ¿Qué espera la gente de los católicos brasileños?
— D. Orani: La JMJ Rio2013 dio una gran visibilidad para los católicos. Esperamos que continúe el espíritu de acogida, de buena participación, de crecimiento en la fe. Todos esperamos en un mundo mejor, construido por todos los sectores de la sociedad. La JMJ dejó ese legado de convivencia fraterna, solidaridad, alegría, paz y unidad, según los valores del Evangelio. Los católicos deben dar este ejemplo como discípulos misioneros de Cristo.
El pontificado del papa Francisco llama la atención sobre la dimensión de la pobreza. ¿Cómo explicar la dimensión de lo social, especialmente a América Latina tan herida por la Teología de la Liberación?
— D. Orani: El Papa ha hablado de que todo el trabajo social viene del amor a Dios y al prójimo. El trabajo social es una consecuencia de este amor al prójimo. Una verdadera teología de la liberación hace ver las injusticias, pero va en misión de la promoción social, llevándonos a concretar esa dimensión social.
En muchos países se percibe un nuevo despertar de la Iglesia católica. ¿Cómo ve usted este tiempo de la Iglesia?
— D. Orani: Es tiempo de misión, de conversión, de nueva vida y cruz. Ir a anunciar el Evangelio, hacer discípulos, construir un nuevo mundo y, si es preciso, morir con y por Cristo. El tiempo que vivimos ahora es el de la Iglesia proactiva, que sale al frente, llamando la atención para corregir las cosas, guiando a la sociedad. Los desafíos de un mundo desigual. Es para eso que el Papa despierta a las personas.
El Año de la Fe llegó a su fin. ¿Y ahora?
— D. Orani: El Año de la Fe fue una oportunidad que el papa Benedicto XVI puso para profundizar en la fe y llamar a las personas a tener esta experiencia intensamente. Despertó muchas iniciativas, ideas, conocimientos, vivencias. Tenemos la firme esperanza de que el Año de la Fe no haya sido simplemente la ocasión para pasar de una reflexión a otra, o de un año temático a otro. Deseamos que las semillas plantadas en el Año de la Fe sí puedan dar frutos, regadas por el agua viva de la caridad, de modo que, podamos crecer siempre más en las virtudes, hasta llegar al estado de «hombres perfectos», hombres y mujeres a la altura de la madurez de Cristo.
El papa Francisco convocó la tercera Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos cuyo tema es: «Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización». ¿Puede nombrar el mayor desafío de la pastoral de la familia?
— D. Orani: El desafío consiste en fortalecer los lazos familiares en esta sociedad cambiante, ayudar a las familias a ser formadoras de personas que construyan la sociedad. Queremos familias enraizadas en los valores evangélicos, que engendran hijos en el amor, que se aman mutuamente y trasladan este amor a toda la sociedad.
¿Qué cambios podemos esperar del cardenal Orani João Tempesta?
— D. Orani: Tenemos mucho trabajo en Río. Estoy disponible para todas las peticiones del papa Francisco. El trabajo en la Arquidiócesis de Río sigue siendo el mismo, pero voy a atender también los pedidos del Papa cuando él quiera reuniones en el Vaticano.
Traducido del original portugués por Iván de Vargas