Tenemos un papa latinoamericano que pertenece a la Compañía de Jesús y conoce muy bien los dinamismos de la vida consagrada y religiosa. Y ha puesto el desafío de ir hacia las periferias. Cómo responderán a este desafío. ¿Qué tipo de evangelización harán?
–Padre Eduardo Robles: Tenemos que distinguir bien y acoger cuáles son las indicaciones del Papa. En su exhortación apostólica Evangelii Gaudium él habla a toda la Iglesia en general. Y es una exhortación maravillosa porque, será y seguirá siendo anunciar a Cristo a todas las personas.
Nuestro trabajo consiste sobretodo en la educación de personas, de las cuales muchas están bautizadas pero no son practicantes. Estos se encuentran en las periferias existenciales, es donde no ha llegado Jesucristo o quizás ha sido olvidado.
También tenemos muchos colegios y algunas universidades que son lugares predilectos para anunciar el amor y la misericordia de Dios. En México, Venezuela, Chile, Brasil y otros países tenemos los alumnos de ‘Mano Amiga’, donde los estudiantes pagan muy poco, puesto que creemos que la educación sea la mejor manera para hacer desaparecer la miseria y abrir oportunidades de futuro. También allí hay periferia sociológica y muchas veces pobreza espiritual. Este es un terreno de evangelización que el papa Francisco quiere mucho.
Tomamos muy enserio lo que dice el Papa porque es la razón de nuestra existencia. Porque nosotros hemos hecho un encuentro personal con Cristo y queremos también que otras personas lo hagan. El Papa habla de la Iglesia que sale, la Iglesia que siente la fuerza de la misión, que no tiene miedo. Y nosotros queremos, también con nuestra experiencia reciente, proclamar la misericordia de Dios.
El jueves 6 de febrero los Legionarios difundieron un comunicado en el que se habla del fundador. Y se toma con mucho coraje una posición sin medias tintas, sin sombras. ¿Esta toma de posición fue difícil o ya era una cosa madura que venía por sí. Significa un cambio, algo nuevo que nace?
–Padre Eduardo Robles: No se si ponerlo como una maduración porque era algo que ya estaba. Si ustedes analizan la carta de 2010 del gobierno general y de los directores territoriales, prácticamente el contenido respecto al fundador es el mismo. Entretanto, visto el itinerario recorrido en estos años bajo la guía del cardenal De Paolis, creímos necesario retomar el tema en el capítulo general y hablar claramente.
No nos olvidemos que el capítulo representa a toda la congregación, y no solamente a los superiores. La novedad del comunicado, más que lo que se ha dicho del fundador y el pedido de perdón, es la respuesta y lo que ha venido de la visita apostólica y la dirección del delegado pontificio que nos ha llevado a ver algunas cosas que no hemos hecho totalmente bien, o que podrían ser mejoradas. En cierto sentido es un camino de conversión que no terminará nunca, porque podemos siempre abrirnos más a la gracia que nos vuelve similares a Cristo.
Hoy los Legionarios son casi mil sacerdotes, un movimiento que fue creciendo mucho. ¿Qué perspectivas tienen para el futuro?
–Padre Eduardo Robles: Nosotros somos quienes trabajamos la tierra, pero es Dios el que llama, y la verdad es que nos gustaría seguir creciendo en el número de sacerdotes, el número de obras apostólicas, pero al ritmo que Dios nos diga.
Aunque es necesario también un poco de prudencia en el crecimiento, no el de las vocaciones porque esas nunca son suficientes, pero tal vez en la obras. En el pasado quizás hemos comenzado demasiadas iniciativas al mismo tiempo y en los últimos años tuvimos que cerrar alguna obra e incluso dejar alguna diócesis o ciudad. Seguimos aprendiendo.
La Legión de Cristo está acompañada por una realidad laical muy importante, el Regnum Christi. ¿Cómo espera que los laicos acompañen a la Legión en este cambio que se está viviendo?
–Padre Eduardo Robles: Aquí la pregunta no tiene una respuesta única, nosotros los Legionarios nos definimos como parte del movimiento Regnum Christi, somos una realidad compleja, rica con muchas vocaciones diversas: sacerdotes, laicos consagrados y consagradas, laicos comprometidos. De alguna manera hacen parte de nuestra realidad que está empeñada en la misión y en respuesta a la llamada de Dios.
A los otros miembros del Regnum Christi les llama en su estado y condición de vida, les llama en otras circunstancias. Y deben hacer que Jesucristo reine en sus familias, en su trabajo, en su profesión. Y así hacer que Cristo vaya reinando más en el corazón de los hombres y de la sociedad. Pero nos ayudamos mutuamente, según la espiritualidad de comunión. Ciertamente como sacerdotes una de nuestros trabajos, y así está definido en nuestras Constituciones, es asistir espiritualmente a los miembros del Regnun Christi. Nosotros sacerdotes, consagrados y laicos participamos del mismo carisma, pero este se articula según la vocación de cada uno. La diversidad en la unidad es una riqueza para todos.
¿Qué va a echar de menos de México?
–Padre Eduardo Robles: Pongo la premisa que me ha tocado trabajar como sacerdote en muchos lugares, pero la mayor parte de los 30 años que llevo como sacerdote lo he pasado no solamente en México, sino en la ciudad en la que nací, estudié y donde está mi familia. Entonces la amistad de la gente que te quiere y de tus familiares es lo que te va a faltar, lo demás no. No voy a extrañar ni los tacos ni los chilis, sí me gustan pero son las personas que quieres las que te pueden hacer falta.
¿Hay algo que no le hemos preguntado y que querría decirle a los lectores y colaboradores de ZENIT?
–Padre Eduardo Robles: Hoy los medios de comunicación social son muy importantes. Yo durante mucho tiempo he seguido las noticias de la Iglesia a través de ZENIT, y creo mucho en el servicio que dan. Considero que, entre las tantas noticias, la Iglesia sea siempre una noticia positiva. Quisiera agradecerle a todos los que en el pasado han vuelto posible este servicio eclesial y a aquellos que lo vuelven posible hoy.
Lo que estamos viviendo con el capítulo general y con la Legión son un momento de esperanza, pero esa esperanza hoy viene de Dios Nuestro Señor. La esperanza es buena si la tierra es buena, y ahí está el trabajo de todos los laicos del movimiento y de los legionarios: que seamos buena tierra para dar muchos frutos.
Quisiera agradecer también a todos aquellos que nos han acompañado estos años con sus oraciones y su apoyo. Les agradecemos por su caridad y queremos retribuirles con nuestras oraciones.