El gobernador de Basora (en el sur de Irak), Majid Al-Nasrawi, ha asegurado la semana pasada que ayudará a los cristianos que tuvieron que huir a causa de la violencia y la falta de seguridad para que vuelvan a la provincia. El dirigente chiita les ha prometido un pedazo de tierra para cultivar y oportunidades de trabajo.
Estas declaraciones, recogidas por AsiaNews, se produjeron en el almuerzo que el gobernador de Basora organizó con motivo de la toma de posesión del nuevo obispo local, monseñor Habib Hormuz Al-Nofaly.
Durante el encuentro, Majid Al- Nasrawi expresó su “alegría” por la visita del patriarca de Babilonia de los Caldeos, su beatitud Louis Raphael I Sako, y de la importante delegación cristiana que lo acompañaba. Además exhortó a los obispos para que convenzan a las familias “a permanecer” y favorezcan el retorno “de cuántos tuvieron que huir”.
Por su parte, el patriarca caldeo insistió en la necesidad de una “coexistencia pacífica” e hizo un llamamiento a la paz en el país. Además, confirmó al gobernador la atención que la Iglesia iraquí presta al sur del país y en particular a la ciudad de Basora, testigo del paso de santo Tomás en el siglo I. El nombramiento de un nuevo obispo, después de 10 años de sede vacante, supone también la confirmación de un renovado compromiso con la comunidad local.
En la diócesis hay más de 200 familias cristianas caldeas y otras pequeñas comunidades de católicos y ortodoxos armenios. Desde hace tiempo la Iglesia caldea está trabajando para frenar el éxodo de la comunidad cristiana, que en diez años se redujo a la mitad. Antes de la invasión americana y de la caída del régimen de Saddam Hussein, los fieles eran más de un millón. Hoy, según las estimaciones más recientes, son unos 300 mil.