El Tribunal de Apelación de Hanoi confirmó ayer la condena a 30 meses de prisión para el activista católico Le Quoc Quan. En la lectura del veredicto, los jueces determinaron que no hay «ninguna nueva evidencia» que demuestre la inocencia del abogado de 43 años, quien deberá cumplir hasta el final la condena impuesta en octubre de 2013.
Quan, además, deberá pagar una multa de 1.200 millones de dongs (42.027 euros o 56.834 dólares) por un supuesto fraude fiscal cometido en 2001, según informó la organización disidente Viet Tan.
El abogado de Le Quoc Quan reiteró ante los jueces su «total inocencia». Y añadió, dirigiéndose a los magistrados, que «si quieren juzgarlo por su activismo, no es necesario arrastrarlo a la corte por evasión de impuestos».
Por su parte, el acusado aseguró en una brevísima declaración que es «víctima de una conspiración política».
El conocido activista católico ha denunciado con frecuencia en su blog las carencias de Vietnam en derechos humanos, libertad política y religiosa.
“En mi cárcel, estoy en paz y mantengo una fe firme en el futuro de nuestro pueblo. Pienso en todos y rezo para que todo el mundo pueda vivir tranquilamente y progresar (···). Me siento en este momento lleno de fe en la bondad, la caridad y la compasión del hombre, y con una fuerte energía para luchar sin tregua contra la crueldad y el mal, y en favor del desarrollo de la conciencia y del corazón”, escribió en un mensaje que logró enviar a sus seguidores el pasado 31 de enero con motivo del nuevo año lunar.
“El bien aumentará y el mal disminuirá. La democracia florecerá, la dictadura se encogerá. La gente sabrá cómo conocer sus objetivos y realizarlos. Nadie tiene derecho ni posibilidad de hacerlo en su lugar”, añadió el militante de los derechos humanos.
Apenas se conoció la primera sentencia, el director para Asia de Human Rights Watch (HRW), Brad Adams, aseguró que «el crimen que parece haber cometido Le Quoc Quan es convertirse en un crítico efectivo del Gobierno vietnamita». «¿Cuándo aceptará el Gobierno que la libertad de expresión incluye la libertad de decir de manera pacífica opiniones distintas de las del partido gobernante?», se preguntó.
Además, el presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Vietnam, Vo Van Ai, denunció recientemente que «mientras Vietnam agrava la censura con nuevas leyes y reglamentaciones, se multiplican la represión policial, las encarcelaciones, las intimidaciones e incluso las agresiones sexuales contra blogueros jóvenes para asustarlos e imponerles el silencio y la autocensura».
La Constitución vietnamita contempla la libertad de prensa y expresión, pero el Gobierno se ampara en el Artículo 88 que penaliza la propaganda contra el Estado o el Partido Comunista, para así perseguir a los críticos y disidentes.
Según el último informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), al menos 32 blogueros disidentes están encarcelados por publicar opiniones consideradas «subversivas» por el Gobierno.
Para Reporteros Sin Fronteras (RSF) Vietnam se sitúa en el puesto 172 de una lista de 179 naciones en su índice de libertad de prensa y califica al país asiático como la tercera mayor prisión del mundo para blogueros después de China e Irán.
En los últimos años, este país ha condenado a decenas de activistas, periodistas y blogueros por «amenazar la seguridad nacional», aunque oficialmente el Gobierno insiste en que no persigue a nadie por sus creencias políticas o religiosas, sino a quienes violan la ley.
Amnistía Internacional calcula que son 75 los disidentes políticos (blogueros o no) que permanecen en prisiones vietnamitas, «algunos de ellos en condiciones muy duras desde hace años».