El libro del cardenal Walter Kasper «El Evangelio de la familia» estará disponible en las librerías italianas en los próximos días. El volumen incluye el texto integral de la relación introductoria que dio el purpurado en el Consistorio extraordinario de la familia que tuvo lugar en el Vaticano el 20 y 21 de febrero.
En una entrevista que el cardenal ha concedido a Radio Vaticano explica que «El Evangelio de la familia quiere decir que Dios quiere bien a la familia y que la familia está fundada por Dios desde el inicio de la Creación: es la institución más antigua de la humanidad». Por ello, el cardenal recuerda que «Jesucristo hizo su primer milagro durante las bodas de Caná: él ha apreciado la familia y lo ha elevado a Sacramento, y esto quiere decir que el amor entre el hombre y la mujer está integrado en el amor de Dios. Por esto es un sacramento».
Del mismo modo señala que hoy debemos reforzar esta realidad «en un periodo en el que hay una crisis de la familia en las actuales condiciones de crisis económica y de las condiciones de trabajo, y debemos dar nuestra ayuda porque la gran mayoría de los jóvenes quiere una familia, quiere una relación estable, para toda la vida. La felicidad de los hombres depende también de la vida familiar».
El periodista pregunta al cardenal sobre cuál es su propuesta para tener una actitud más tolerante hacia las familias en dificultad, sin negar la naturaleza indisoluble del matrimonio. «Propongo un camino más allá del rigorismo y del laxismo: es obvio que en la Iglesia no se puede adoptar solamente al «status quo», pero sin embargo tenemos que encontrar un punto medio que era el camino de la vía moral tradicional de la Iglesia», explica el purpurado. Y en este punto medio se acuerda de las propuestas de san Alfonso de Ligorio o de santo Tomás de Aquino en la «Summa Theologica». Y matiza que «no está contra la moral, no está contra la doctrina sino más bien a favor de una aplicación realista de la doctrina a la situación actual de la gran mayoría de los hombres, y para contribuir a la felicidad de las personas».
Por otro lado, afrontan durante la entrevista la situación actual de la familia y esa política agresiva que la ataca en su concepción tradicional, por ello, el cardenal observa que «es obvio que hay personas y grupos que tienen un interés político contra la familia». Pero, al mismo tiempo recuerda que «no hay solamente estos intereses ideológicos o políticos: hay también problemas económicos, problemas que afectan las condiciones laborales y que hoy son muy graves». Las condiciones de vida en la sociedad han cambiado mucho y muchos tienen dificultades para realizar el propio proyecto de felicidad, explica el cardenal. Y además «la mayoría de los jóvenes, sin embargo, quiere una relación estable, una familia estable, pero no lo consigue: la Iglesia, a su vez, debe ayudar a las personas que se encuentran en dificultad».
Sobre los posibles cambios que el Sínodo de la familia podría traer en e futuro, el cardenal Kasper indica que él «no hablaría de una revolución» sino más bien de una «profundización y de un desarrollo, porque la doctrina de la Iglesia es un río que se desarrolla y así también la doctrina sobre el matrimonio se ha desarrollado». Por ello, el purpurado alemán cree que «este paso actual sea similar al del Concilio, donde había posiciones de la Curia Romana contra el ecumenismo y contra la libertad religiosa; el Concilio ha conservado la doctrina vinculante -y también aquí, yo quiero conservar la doctrina vinculante- pero ha encontrado una vía para superar esas cuestiones y ha encontrado una salida. Y es esa la que también nosotros debemos encontrar hoy. Y así, no se tratado de una novedad, sino de una renovación de la práctica de la Iglesia, que es siempre necesario y posible».
La relación que realizó el cardenal Kasper al comienzo del Consitorio estaba previsto que fuera de contenido privado, pero días después fue publicada por el diario italiano Il Foglio y esto avivó el debate público y mediático en torno a las materias tratadas y afrontadas. Al respecto, el purpurado explica que «es necesario tener un debate, y en realidad lo esperaba y le había dicho también al Papa: ‘al inicio habrá un debate’. Y el Papa dijo: ‘Está bien. Queremos un debate. No queremos una Iglesia que duerme, queremos una Iglesia vivaz'».
Asimismo explica que «no era un documento secreto: un texto que está en manos de 150 personas no puede ser secreto, sería muy irreal y utópico». Por ello el cardenal pensó en publicar el texto y le dijeron que era libre para hacerlo. Pero, matiza, «lo que ha hecho un periódico italiano, es decir publicar sin autorización, está contra la ley». En su opinión, «de esta forma han saboteado la voluntad del Papa. Ellos quieren cerrar la discusión, mientras que el Papa quiere una discusión abierta en el Sínodo. Después, el resultado dependerá del Sínodo y del Papa. Finalmente afirma que «yo he hecho una propuesta, como me ha pedido que hiciera el Papa, y se verá como procederá la discusión, en los próximos dos años».