Han pasado doce meses desde su elección y no ha dejado a nadie indiferente. Sus gestos han marcado un antes y un después. Al cabo de un año, las entrevistas «inolvidables» sobre el papa Francisco podrían llenar libros enteros.
Sin animo de ser exhaustivos, y a modo de sencillo homenaje, ZENIT ha querido reunir un ramillete de testimonios para glosar la figura del pontífice ‘venido del fin del mundo’ y que no deja de pedir oraciones por su persona.
En una reciente entrevista con ZENIT, el cardenal arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, ha destacado la “facilidad para comunicarse” y la “chispa porteña” que tiene el Santo Padre. Para el purpurado peruano, otros rasgos de la personalidad del Pontífice argentino son su “bondad y sencillez”. Ciertamente, el Papa Bergoglio “tiene una frescura y soltura en explicar las cosas que está muy lejos de poder ser encasillado”. Además, “tiene una profundísima intimidad con Cristo, desde donde viene este volcán de entusiasmo”, ha reconocido el arzobispo de Lima.
En este tiempo, todos hemos podido comprobar que Francisco “es un hombre austero y sencillo en sus formas”, que se posiciona “más allá de los clichés ideológicos”. Un pastor que transmite con “fuerza” su magisterio, gracias a “los largos ratos que pasa en oración delante del Santísimo”, ha insistido el cardenal Cipriani.
Por su parte, el director del Instituto de Filosofía Edith Stein de Granada (España), Marcelo López Cambronero, ha definido al Santo Padre como “un verdadero revolucionario, porque no hay nada más novedoso que Cristo, que hace nuevas todas las cosas”.
También ha desvelado a ZENIT una faceta desconocida del Pontífice cuando vivía en Argentina: durante la dictadura, Jorge Mario Bergoglio “escondió, protegió, ayudó y sacó del país a multitud de personas que, por una razón u otra, eran perseguidos por el régimen, y lo hizo sin preguntar por su pertenencia política”. Y aseguró: “Fue una labor heroica que le llevó a poner su vida en peligro en muchas ocasiones y que le hace merecedor de la admiración de cualquiera, creyente o no”.
Es evidente que el Papa siempre ha rehuido del poder, como ha tenido a bien recordar el arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA): “Quien tenga alguna forma de poder, también eclesiástico, no puede dejar de sentir sobre sí mismo el ‘esperón’ de Bergoglio como una espina en su costado, porque él es y será siempre intérprete de quienes no tienen poder”, ha destacado.
Ya en el año 2000, ha explicado, “había expresado un deseo: ‘que el poder no sea un privilegio inexpugnable’. Y esto vale para un presidente, un gobernador o un hombre de negocios, un cardenal y para los miembros de la Curia Romana”. Y ha reiterado: “Al papa Francisco no le gustan los sacerdotes príncipes, que realizan vacaciones demasiado costosas, o cenan en los mejores restaurantes, con los objetos de oro ostentados encima de los vestidos, o las visitas continuas a las personas potentes”.
El amor del Pontífice por la Santísima Virgen María es otro hecho contrastado. Una prueba de ello es que, “Francisco, consciente de la dificultad y de las exigencias de la misión que le fue confiada, siente la necesidad de la ayuda materna de Nuestra Señora”, ha asegurado a ZENIT el padre Carlos Cabecinhas, rector del Santuario de Nuestra Señora de Fátima. El Santo Padre “es el ‘Siervo de los siervos de Dios’; está en la Iglesia al servicio de la unidad, de la verdad, de la caridad. Esta es una misión imposible de realizar sólo por las propias fuerzas, razón por la cual el papa Francisco pidió consagrar a Nuestra Señora su ministerio”, ha enfatizado el rector de este importante santuario mariano.
El Pontífice argentino tampoco se ha cansadado de resaltar la fuerza de la oración, lo poderosa que es este ‘arma’, hasta el punto de ver auténticos milagros. Quedan para la Historia los frutos de la jornada por la paz en Siria, en Medio Oriente y en el mundo entero, que convocó el Santo Padre para ayudar a detener la intervención militar norteamericana. Sin duda, el papa Francisco «tuvo una idea iluminada por Dios al pensar en este momento universal de oración y ayuno», ha apuntado el padre Cabecinhas.
El pasado 13 de marzo, tras el primer momento de sorpresa, casi todo el mundo pensó que la ‘luna de miel’ con el primer Pontífice latinoamericano y el primer jesuita al frente de la Iglesia duraría poco. Ha superado el año. Y es evidente que Francisco está solo en sus primeros pasos. Seguro que el segundo año de pontificado puede ser igual de apasionante.