El secretario general de la curia diocesana de Bérgamo, Mons. Giulio Dellavite, indicó hoy en la conferencia en la sala de prensa de la Santa Sede, que su diócesis, tierra natal de Juan XXIII hará en honor del papa Roncalli con motivo de su canonización, no un monumento sino obras de caridad.
Juan XXIII será canonizado el 27 de abril en el Vaticano, junto a Juan Pablo II, para cuyo evento se calcula la participación de varios millones de personas.
El obispo italiano precisó que “la diócesis se privará de algunos bienes importantes para darlo como apoyo a los más necesitados. Se trata de obras estructurales: Una escuela edil en Haití del costo de 800 millones de euros y apoyo económico en los tres primeros años; otro proyecto es en Albania con un centro estructural por el valor de 500 millones de euros; más unos 200 millones al año para mantenerlo. Tercero, un fondo familia-trabajo: pidiendo que el jueves santo todos los 900 sacerdotes de la diócesis donen un sueldo, y con la venta de algunas propiedades se haga un fondo que se espera llegue a los tres millones de euros, con 600 para la primera parte del proyecto y un sustentamiento anual. O sea privarnos de algunos bienes para que se vuelvan signo de la nueva vida».
La obra de caridad es también cultural, se abrirán por lo tanto se destinarán un cierto número de becas pre y post doctorado para los jóvenes universitarios que quieran profundizar sobre la figura de Juan XXIII.
“El punto de partida es el mensaje de cuaresma del papa Francisco, que puso el foco en tres rostros de la pobreza: material, espiritual y cultural. Por ello el obispo de Bérgamo, Francesco Beschi haciendo propia esta atención se interrogó: “¿Qué puede hacer la Iglesia de Bérgamo siguiendo el surco del magisterio de Juan XXIII?”. Partío así el proyecto “Las obras signo”, signos de atención, caridad, promoción humana y educación como caminos de solidaridad que tengan repercusión en la vida cotidiana.
Se pondrá sí, una imagen realizada por el artista Angelo Capelli, que muestra a los dos Papas canonizados, Juan XXIII y Juan Pablo II, aferrados a la única cruz de Cristo.