El Papa ha recibido esta mañana a monseñor Mario Zenari, nuncio apostólico en Damasco, con el que ha podido hablar -durante una media hora- de la dramática situación que continúa viviendo la población siria tras tres años de conflicto armado.
Tras la reunión con el Santo Padre, el nuncio ha explicado a los micrófonos de Radio Vaticano cuáles son las preocupaciones y las esperanzas del Papa sobre Siria. «El Papa sigue y lleva en el corazón estos sufrimientos, diría que lo sigue regularmente. He venido donde él porque me doy cuenta que, también a nivel internacional, lamentablemente el conflicto en Siria -como en otros casos similares- va a ser olvidado y esto hace mucho mal; ver que este sufrimiento, no solo de algunos sino de toda una nación, este drama pueda ser olvidado», ha indicado monseñor Zenari. También ha afirmado que «ver que el Santo Padre lleva en su corazón el sufrimiento de este pueblo me ha animado; es más, me ha encargado llevar su cercanía a todos indistintamente, también a los musulmanes, desde los simples ciudadanos a las autoridades».
El nuncio afirma que «volveré con esta carga de simpatía y solidaridad, así como me ha encargado llevar su cercanía a toda la población que sufre este drama terrible».
Asimismo ha indicado que el encuentro ha sido para él «un evento extraordinario, sobre todo espiritual para quien tiene este privilegio, esta posibilidad de encontrarse con el Santo Padre. Sobre todo para un nuncio que viene de un país maltratado por la guerra, desde hace tres años y que trae al papa Francisco las ansiedades, los sufrimientos, las esperanzas de una entera nación».
Finalmente el nuncio da unas pautas sobre la situación actual en Siria: «es un periodo muy, muy delicado y muy crítico. Es difícil pronunciarse. Creo que es necesario suplicar la ayuda de Dios para que se ahorren tantos sufrimientos».
Hace apenas 15 días, se recordaba el tercer aniversario del inicio del conflicto armado en Siria. La llamada primavera árabe llegó al país sirio con las protestas contra el presidente Bashar al-Asad y su gobierno. Las revueltas acabaron convirtiéndose en una guerra que ha dejado unos 146 mil muertos y millones de refugiados, así como una gran inestabilidad en la nación. Tres años después del inicio de la tragedia, se calcula que más de 9,3 millones de personas están en situación de “necesidad urgente” de asistencia humanitaria y otros 2,5 millones de sirios han tenido que huir de sus hogares para refugiarse en países vecinos como Líbano, Jordania, Turquía y Egipto, según informa la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Cabe destacar, que la infancia es una de las grandes golpeadas en este conflicto. En tan solo un año se ha duplicado el número de niños afectados por el conflicto en Siria, llegando a 5’5 millones. La cifra fue recogida en un informe de Unicef publicado el pasado 11 de marzo. El número de pequeños que necesita ayuda es enorme: cerca de un millón de niños está atrapado en las áreas de Siria bajo asedio o en las más difíciles de alcanzar con asistencia humanitaria. Cerca de 1’2 millones están refugiados en los países limítrofes; mientras que otros 4’3 están dentro de Siria, de los que 3 millones son desplazados.
Además son 10.000 los niños que han perdido la vida durante la guerra, 8.000 han llegado a la frontera de Siria sin padres y 37.498 niños han nacido en condiciones de refugiados. Aproximadamente 3 millones de niños no van al colegio, incluso entre los 1’2 millones de menores refugiados en los países limítrofes, uno de cada 10 es trabajador y una niña de cada cinco es obligada a casarse.