En el viaje que papa Francisco realizó este sábado a la región italiana de Molise, Francisco llegó en helicóptero por la tarde temprano a las cercanías del ‘Santuario dell’Addolorata di Castelpetroso‘, en donde le alcalde le recibió. Después en auto llegó al Santuario y allí fue acogido por el rector del mismo, el sacerdote Massimo Muccillo y sus colaboradores
A las 15, 15 horas el Pontífice, entró para realizar un momento de oración privada y a la salida ante la explanada repleta, ante miles de jóvenes recibió los saludos del obispo de Avezzano Pietro Santoro, y de la joven Sara. Dirigiéndose a la multitud le agradeció la alegría de su presencia.
Les indicó que ellos están buscando respuestas “que iluminen la mente y calienten el corazón” no por algún momento pero “para siempre”. Esto precisó, con “el temor de equivocarse” y “la tentación de dejar siempre una pequeña via de fuga”.
Les señaló que “la sociedad contemporánea y sus modelos culturales prevalentes”, como “la cultura de lo provisorio”, no crean las condiciones favorables destinadas a formar relaciones sólidas y estables “construidas sobre la roca del amor y de la responsabilidad más que de la emoción del momento”.
Al punto que la aspiración de la autonomía individual lleva con relativa facilidad a romper con decisiones importantes y ponderadas”. Y alimenta la idea que incluso “la asunción de responsabilidad” son cosas de las que uno se puede librar. “Entretanto queridos jóvenes –indicó el Santo Padre- el corazón del hombre aspira a cosas grandes y a valores importantes, a amistades profundas, y a relaciones que se vuelven más robustas con las pruebas de la vida en cambio de romperse”. Y les recordó que es triste ver en un cierto momento de la vida que el camino fue hecho a tramos sin conexión y no siguiendo un plan determinado.
“No se dejen robar –añadió el papa Francisco– el deseo de construir en vuestra vida cosas grandes y sólidas”. Y les invitó: “Tengan el coraje de salir de ustedes mismos y de jugarse en plenitud el futuro junto a Jesús”.
El Papa reconoció que con las propias fuerzas “no logramos hacerlo”, más aún delante de la presión de los eventos y de la moda. “Y aquí entra la invitación del Señor: Si quieres… sígueme”. Y les recordó: “Él nos ama definitivamente, nos ha elegido definitivamente, se ha dado definitivamente para cada uno de nosotros. Él es nuestro hermano mayor y será nuestro único juez”. Porque “Él perdona definitivamente, borra y perdona nuestros pecados si nos dirigimos a Él con humildad y confianza”. Y añadío que “con Él hecharán nuevamente las redes para una pesca sorprendente y abundante, y tendrán el coraje y esperanza al enfrentar las dificultades que derivan de los efectos de la crisis económica”.
Al concluir recordó las apariciones de la Virgen María a dos jóvenes de esa tierra, Fabiana y Serafina, en 1888, y que María nos socorre siempre en cualquier circunstancia. Y concluyó: “María nos lleva a Jesús, nuestra paz. Recurramos a Ella confiando en su ayuda, con coraje y esperanza. El Señor les bendiga”.
Concluido el encuentro con los jóvenes de la diócesis, el Papa partió en auto desde el Santuario de Castelpetroso hasta la localidad de Isernia.