«La decisión del presidente americano Barack Obama de intervenir militarmente solamente para defender Erbil es desconcertante». Así lo afirma el patriarca caldeo de Babilonia, Louis Raphael I Sako, en un llamamiento urgente enviado este domingo, 10 de agosto, a Ayuda a la Iglesia Necesitada.
El patriarca critica la falta de intervención de Estados Unidos para liberar Mosul y la Llanura de Nínive del Estado Islámico (IS) y la elección de Washington de no dar apoyo a las fuerzas del gobierno del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, a menos que éstos no se unan con los peshmerga.
Asimismo, el patriarca indica que «es realmente deprimente pensar que esta dramática situación continuará hasta que el ejército iraquí no se unan al lado kurdo para combatir al IS». También comentó sobre la situación en Bagdag. El mes pasado, recuerda AIN, el Parlamento no consiguió llegar a un acuerdo sobre el nombre del nuevo primer ministro y pospusieron la siguiente sesión para el 12 de agosto. «Mientras el país esté bajo ataque, los políticos continuarán luchando para conquistar el poder», explica.
Mientras tanto, las condiciones de miles de refugiados, entre los cuáles muchísimos cristianos, siguen siendo terribles. «Las condiciones de los refugiados son alarmantes y presagian un desastre aún peor», escribe el patriarca.
El pasado 7 de agosto, Sako explicaba el drama de cerca de 100 mil cristianos que se vieron obligados a huir hacia Kurdistán, a pie, sin haber podido cargar ninguna de sus pertenencias, tras la conquista de la mayor parte de los pueblos de la Llanura de Nínive por parte del IS. «Corremos el riesgo de genocidio», dijo también el patriarca en otro mensaje enviado a AIN.
Tres días después, el número de refugiados sigue aumentando y los recursos siguen disminuyendo. Por esto, además de la contribución extraordinaria de 100 mil euros asignados el 19 de junio, AIN ha aprobado una nueva donación de 100 mil euros para apoyar el compromiso de la Iglesia iraquí para sostener a los refugiados.
En Ankawa, un suburbio predominantemente cristiano de Erbil, los refugiados cristianos son al menos 70 mil. «Las familias que han encontrado refugio en las iglesias -se lee en la nota del patriarca- están en buenas condiciones en comparación con aquellos que se vieron obligados a dormir en las calles». En Dahuk, capital de la provincia de mismo nombre del Kurdistán iraquí, se han refugiado cerca de 60 mil cristianos. Otros huyeron a Kirkuk y Sulaymaniyah, mientras que algunas familias han llegado hasta Bagdad. Además, «la muerte y las enfermedades se apoderan de las personas mayores y los niños. Mientras crece la necesidad de alojamientos, alimentos, agua y medicamentos, la falta de coordinación de las ayudas por parte de la comunidad internacional ralentiza la asistencia. La Iglesia ofrece todo lo que tiene».
Desde los pueblos cristianos en los alrededores de Mosul llegan noticias trágicas. «Las iglesias están desiertas y profanadas, cinco obispos han tenido que abandonar sus diócesis y muchos sacerdotes y religiosos han sido obligados a dejar sus misiones», explica. La violencia del IS ha destruido también numerosos documentos y manuscritos, algunos de hace 1.500 años. «Quizá ni la Llanura de Nínive, ni Mosul serán liberadas. Falta una estrategia capaz de privar al IS de sus recursos. Los terroristas controlan los yacimientos petrolíferos de Zumar, Ain Zalah y Batma, así como los de las ciudades sirias de Raqqa y Deir ez-Zor. Mientras otros extremistas islamistas llegan de todo el mundo para unirse al IS», indica la nota del patriarca.
Finalmente, el prelado piensa en las opciones para los refugiados: quedarse o emigrar. Y se pregunta: «Pero, ¿salir para ir dónde? ¿Y con qué dinero?» Los que se quedan solamente pueden esperar el final del verano, preguntándose si sus hijos podrán ir a la escuela el próximo año y preguntándose por el destino de sus pertenencias y los miles de personas que huyeron de su aldea. «Estas preguntas deben causar dolor y sufrimiento en la conciencia de cada persona. Para que se intervenga con el fin de salvar a un pueblo que vivió en esta tierra desde el comienzo de su historia», concluye el patriarca Sako.