La situación de los hogares de los inmigrantes entrará de lleno en el Sínodo sobre la familia. Lo indicó este martes el cardenal Veglió indicando la portada que tendrá este encuentro, y criticó que algunos periódicos lo reduzcan solamente “a la comunión a los divorciados y vueltos a casar, y esto es una estupidez”. Y precisó que no es una estupidez “el problema de los divorciados y vueltos a casar” pero sí “que se hable solamente de ésto”. Porque “La familia son tantas cosas”.
Lo dijo respondiendo a una pregunta de ZENIT, en la sala de prensa de la Santa Sede,en el espacio abierto para las interrogaciones de los periodistas, al concluir la presentación del Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el 18 de enero próximo y cuyo tema es: “Iglesia sin fronteras, madre de todos”,
Después de la conferencia le precisó a ZENIT que en esta reunión que es el sínodo, ”todos podremos hablar, espero poder hacerlo en los minutos que nos conceden, y si no nos basta, dejaremos escritas nuestras inquietudes”.
“Especialmente el tema de la reunificación de las familias que se dividen, y que constituye un problema enorme. Una familia resiste con dificultad cuando alguien parte, sea el marido, o la mujer, además del problema de la atención los niños”. Recordó que “si la familia tiene sus dificultades cuando están todos juntos, mucho más en esta situación”, aunque precisó que “no sucede con todos los que emigran, gracias a Dios, y porque muchos lo hacen junto a su familia”.
“Presentaré este tema, claramente --dijo el cardenal-- porque cada participante del sínodo llevará sus problemas, nosotros del Pontificio Consejo para los migrantes e itinerantes, llevaremos también el de las familias emigrantes.
El purpurado recordó en la conferencia, que la JM de los Migrantes nace en el contexto de las emigraciones de los italianos en el mundo y de la creación de un colegio en Roma destinado a preparar a los misioneros que acompañarían a dichas familias.
En la conferencia el cardenal presentó el mensaje bajo dos aspectos, el de los migrantes y refugiados, a la luz de un tema con dos características específicas de la Iglesia: su universalidad y su maternidad.
Recordó además que las migraciones hoy ponen desafíos particulares, no solamente por la dimensión, sino también por las problemáticas de tipo social, económica, política, cultural y religiosa que plantean.
Y que como indica el Papa, en esta época de migraciones sin precedentes, no es rara la tendencia de ver al inmigrante extranjero con sospecha y miedo, en cambio de darle acogida y solidaridad. E invitó a distinguir entre los emigrantes que trabajan y viven normalmente, y los delincuentes, y que estos últimos merecen ser sancionados si no cumplen las leyes de un país.
Sobre la invitación del Papa a convertir estructuras en desuso en centros para acoger a los refugiados, el director de la fundación Migrantes, Giancarlo Perego, indicó que "después de llamado del Papa en el Centro Astaldi, han sido acogidas 4 mil personas y también en estas semanas se están siguiendo el ejemplo diversos institutos religiosos que están adaptando edificios".