Francisco: aceptar vocaciones sin discernir es un mal para la Iglesia

El Santo Padre a la Plenaria de la Congregación para el Clero: vocación, formación y evangelización

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Vocación, formación y evangelización. Estas son las tres palabras clave que el santo padre Francisco ha dado esta mañana a los participantes de la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero, a quienes ha recibido en audiencia.

El Papa hablando de la vocación al ministerio sacerdotal, la ha comparado con el «tesoro escondido en el campo». Por eso, ha afirmado que es realmente un tesoro que Dios pone desde siempre en el corazón de algunos hombres, elegidos por Él y llamados a seguirle en este estado de vida. Asimismo ha señalado que «quien es llamado al ministerio no es ‘dueño’ de su vocación, sino administrador de un don que Dios le ha confiado para el bien de todo el pueblo, es más, de todos los hombres, también de aquellos que están alejados de la práctica religiosa y no profesan la fe en Cristo».  Al mismo tiempo, ha proseguido el Papa, «toda la comunidad cristiana es guardiana del tesoro de estas vocaciones, destinadas a su servicio, y debe ser cada vez más consciente de la tarea de promoverlas, acogerlas y acompañarlas con afecto».

Por otro lado, Francisco ha recordado que la formación «es la respuesta del hombre, de la Iglesia al don de Dios, ese don que Dios hace a través de las vocaciones». Al respecto ha advertido que la formación no es un acto unilateral con el cual alguien transmite nociones, teológicas o espirituales, «la formación ofrecida por Cristo a sus discípulos fue a través de un ‘ven y sígueme’, ‘haz como lo hago yo'». Así, ha afirmado que la formación de la que hablamos es una experiencia discipular, que acerca a Cristo y permite ajustarse cada vez más a Él». Además ha resaltado que se trata de una tarea que no tiene fin, porque los sacerdotes no dejan nunca de ser discípulos de Jesús, de seguirle. Por tanto, la formación en cuanto discipulado «acompaña toda la vida del ministro ordenado e implica integralmente su persona, intelectual, humana y espiritualmente».

Finalmente, el Pontífice ha abordado el tema de la evangelización. «Cada vocación es para la misión y la misión de los ministros ordenados es la evangelización, en todas sus formas», ha indicado el Papa. A propósito ha señalado que los sacerdotes están unidos en una fraternidad sacramental, «por tanto la primera forma de evangelización es el testimonio de fraternidad y de comunión entre ellos y con el obispo». En la misión de evangelización, ha precisado el Santo Padre, «los presbíteros son llamados a aumentar la conciencia de ser pastores, enviados para estar en medio de su rebaño, para hacer presente al Señor a través de la Eucaristía y para dispensar su misericordia».

Francisco ha recordado lo bonito que es ver sacerdotes felices en su vocación, «con una serenidad de fondo, que les sostiene también en los momentos de cansancio y de dolor». Pero esto, ha advertido, «no sucede nunca sin la oración, la del corazón, el diálogo con el Señor… que es el corazón, por así decir, de la vida sacerdotal».

Po otro lado, el Papa ha subrayado que «necesitamos sacerdotes, faltan vocaciones. El Señor llama, pero no es suficiente. Y los obispos tenemos la tentación de tomar sin discernimiento a los jóvenes que se presentan». Esto, ha exclamado, es un mal para la Iglesia. Por ello, Francisco ha pedido a los presentes estudiar bien el recorrido de una vocación, «examinar bien si eso es del Señor, si ese hombre es sano, si ese hombre es equilibrado, si ese hombre es capaz de dar vida, de evangelizar, si ese hombre es capaz de formar una familia y renunciar a esto para seguir a Jesús».

Recordando así que «hoy tenemos muchos problemas, y en muchas diócesis, por este error de algunos obispos de tomar a esos, que a veces no son expulsados de seminarios o de las casas religiosas porque necesitan sacerdote», el Santo Padre ha pedido «pensar en el bien del pueblo de Dios».

Para concluir el discurso, el Obispo de Roma ha afirmado que «una vocación cuidada mediante una formación permanente, en la comunión, se hace un instrumento poderoso de evangelización, al servicio del pueblo de Dios».

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Staff Reporter

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