El cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe, en una entrevista concedida a ZENIT esta semana, explica por qué matrimonio y familia deben ser reforzados y cómo el Vaticano, junto con otras religiones, lo está haciendo de manera activa.
Recordó cómo el Santo Padre se ha comprometido en apoyar a la familia, y comentó el congreso internacional sobre la complementariedad del hombre y la mujer, que ha tenido lugar en el Vaticano, de 17 al 19 de noviembre, sus objetivos, y como se relaciona con el sínodo de los obispos sobre la Familia.
***
¿Podría comentarnos el Congreso sobre la complementariedad del hombre y la mujer, sus metas, y cómo el Santo Padre ha estado apoyando este evento y abordando este tema?
— Cardenal Müller: El Santo Padre habló muchas veces sobre la importancia absoluta del matrimonio y la familia, para los niños, para el bien futuro de la humanidad, y para ello convocó dos sínodos de obispos de la Iglesia Católica. Pero vemos que la base es más grande y más profunda, porque está en el testimonio común de casi todas las religiones del mundo. Ahora tenemos este congreso, este coloquio internacional, de 14 religiones del mundo que representan a miles de millones de personas de la humanidad. Es como un milagro de Pentecostés ver esta unanimidad de todas estas diferentes culturas y tradiciones religiosas, por lo que se refiere al matrimonio de un hombre y una mujer. Y todos ellos tienen la misma opinión y convicción de que la célula de la buena evolución de la humanidad, el desarrollo de las personas, para parejas, para las comunidades, es la relación básica entre un hombre y una mujer y de que su amor es para siempre.
¿Qué espera que la gente se lleve de este congreso?
— Cardinal Müller: Tenemos otras organizaciones internacionales que en algunos Estados están promoviendo una visión contraria al derecho del hombre y la mujer al matrimonio, como si fuera una a ingeniería social, una construcción social. Pero el matrimonio y la familia está unida a la dignidad de una persona, no es una construcción social inventada por ellos para sentirse superiores a los otros. Hay una forma de nuevo colonialismo en el mundo occidental y tienen la sensación de que están más avanzados, que son más inteligentes que en los países en vías de desarrollo. Y así no es posible aproximarse a los asuntos comunes y a los problemas comunes de todo el mundo. Es necesario respetar a todo el mundo. No podemos dividir a la humanidad, como en algunos que son maestros y otros que son discípulos. Todo el mundo tiene el mismo derecho a expresarse y vivir de acuerdo a sus convicciones filosóficas, religiosas, de acuerdo con su conciencia. Además tenemos un profundo testimonio común y toda la historia da una importancia básica a la relación del hombre y la mujer en el matrimonio. Y este será el futuro. Y puedo decir que nosotros, como personas orientadas al futuro, somos los verdaderos progresistas.
¿Este congreso está relacionado al sínodo de la familia, o va a contribuir en la siguiente reunión?
— Cardenal Müller: No, la realización es independiente del sínodo. Pero siempre hemos tenido los mismos criterios entre las religiones. Entretanto es una ayuda, yo creo que es importante para Teología Católica entender que el matrimonio no es sólo un sacramento en el orden de la salvación, sino un fruto de la Creación. Siempre ha sido una convicción de la teología católica que el matrimonio es una realidad y como tal tiene un rol en la Iglesia y la vida católica, pero que también es importante para toda la humanidad.
Usted mencionó que hay otras religiones que participan en este congreso. ¿Cómo están contribuyendo?
— Cardenal Müller: Las otras religiones, las demás confesiones, no sólo los católicos, tienen los mismos derechos para explicarse a sí mismos. Tenemos muchas declaraciones de todos los representantes de las religiones del mundo y aquí hay 14 representaciones. Nos hemos entendido muy bien, todos han respetado enteramente a los otros. Es muy importante ver cómo todos se están uniendo en una misma misión básica.