Los obispos de la Conferencia Episcopal de Bosnia y Herzegovina han sido recibidos esta mañana por el Papa al final de su visita ad Limina. Mientras este país se prepara para recibir la visita apostólica del Santo Padre. Así, en el discurso que les entregó al final de la audiencia, el Santo Padre, asegura que está “ansioso por acudir a vuestro país el próximo 6 de junio y disfrutar con su gente lo hermoso y agradable que es que los hermanos vivan juntos”.
Además, el Papa pone de manifiesto «la caridad, la atención y la cercanía de la Iglesia de Roma» con los que son «herederos de tantos mártires y confesores que a lo largo de la historia, atormentada y secular de ese país, han conservado viva la fe» y asegura que junto a los obispos «reza por todos sus habitantes y por aquellos que, a consecuencia de los no lejanos conflictos bélicos, del desempleo y de la falta de perspectivas, se han visto obligados a refugiarse en el extranjero».
En concreto, el Papa habla de la emigración y explica que es justamente una de las realidades sociales que más les interesa. “Atañe a la dificultad del retorno de muchos de vuestros paisanos, a la falta de fuentes de empleo, a la inestabilidad de las familias, a la laceración afectiva y social de comunidades enteras, a la precariedad operativa de varias parroquias, a la memoria todavía viva del conflicto, tanto en ámbito personal como comunitario, y a las heridas del alma que todavía duelen». Sé muy bien –asegura Francisco– que en vuestro corazón de pastores, todo ello suscita amargura y preocupación. Por eso afirma que “El Papa y la Iglesia están con vosotros con la oración y el apoyo efectivo de vuestros programas en favor de los que viven en vuestros territorios, sin distinción alguna”. De este modo, el Santo Padre exhorta a los prelados a “no ahorrar energías para sostener a los débiles, ayudar – en la manera que os sea posible – a los que tienen el deseo legítimo y honesto de permanecer en su tierra natal, hacer frente al hambre espiritual de los que creen en los valores indelebles, nacidos del Evangelio, que a lo largo de los siglos han alimentado la vida de vuestras comunidades”.
Por otro lado, Francisco observa que “la sociedad en que vivís tiene una dimensión multicultural y multiétnica. Y la tarea que se os ha confiado es la de ser padres de todos, incluso en medio de la estrechez material y la crisis en que os encontráis”. Al respecto, el Pontífice les pide que su corazón esté siempre abierto para acoger a todos. “Toda comunidad cristiana sabe que está llamada a abrirse, a irradiar en el mundo la luz del Evangelio; no puede quedarse cerrada sólo dentro de sus propias tradiciones, por muy nobles que sean”, asegura. Asimismo, recuerda que “tiene que salir de su ‘recinto’, firme en la fe, sostenida por la oración y alentada por sus pastores, a vivir y proclamar la nueva vida de la que es depositaria, la de Cristo, el Salvador de todos los hombres”. En esta perspectiva, el Papa alienta a los obispos de Bosnia con “todas las iniciativas que pueden ampliar la presencia de la Iglesia más allá del perímetro litúrgico, emprendiendo con fantasía cualquier iniciativa que pueda repercutir en la sociedad para llevar el fresco espíritu del Evangelio”. Además les pide promover una sólida pastoral social de los fieles, sobre todo entre los jóvenes, “para que así se formen conciencias dispuestas a permanecer en el propio territorio como protagonistas y responsables de la reconstrucción y el crecimiento de su país, del que no pueden esperarse solamente recibir”.
A continuación, el Pontífice recuerda en su discurso que los sacerdotes, religiosos y religiosas y fieles laicos, que viven en estrecho contacto con personas de diferentes tradiciones religiosas, “pueden ofreceros consejos muy válidos sobre vuestro comportamiento y vuestras palabras, gracias a su sabiduría y su experiencia en comunidades mixtas” .
Haciendo mención al año dedicado a la Vida Consagrada, el Papa les recuerda que “tenemos que evidenciar que todos los carismas y ministerios son para la gloria de Dios y la salvación de todos los hombres, vigilando para que se orienten efectivamente a la construcción del Reino de Dios y no estén contaminado por fines parciales; que se ejerzan en un régimen de comunión humana y fraterna, llevando unos las cargas de los otros con espíritu de servicio».
Al concluir su discurso, el Santo Padre indica ser consciente de los acontecimientos históricos que hacen diferente Bosnia de Herzegovina en muchos ámbitos. Y sin embargo, “vosotros sois un solo cuerpo, sois los obispos católicos en comunión con el Sucesor de Pedro, en un lugar de frontera”. Me viene espontánea una frase, dice el Papa, “estáis en comunión”. Aunque a veces sea imperfecta –advierte– hay que buscar con fuerza esa comunión en todos los niveles, más allá de la individualidades peculiares.