Son más de dos millones y medio los refugiados los viven actualmente en Irak, de los cuales más de un millón proceden de la Llanura de Nínive, según los datos de las Naciones Unidas. En torno al 40 por ciento de los refugiados se encuentra en el norte de Irak, en la región del Kurdistán. Más del 50 por ciento de esos refugiados tiene menos de 25 años.
En el centro de la ciudad Erbil y Duhok la situación está aparentemente bajo control, pero según los datos de las Naciones Unidas, se registran diariamente episodios de violencia, ataques terroristas, detención de material explosivo en las zonas de Erbil, Duhok y Suleimania, en la Llanura de Nínive y en la región de Kirkuk.
Esta es la situación que una delegación formada por miembros del Pontificio Consejo Cor Unum y Caritas Internationalis, ha tenido ocasión de palpar con sus propias manos y ver con sus propios ojos. La semana pasada viajaron a Kurdistán para animar y llevar la solidaridad del Papa a este pueblo tan castigado y perseguido en los últimos meses.
“Siempre pasa que después de los meses o los años, los conflictos se olvidan. Nuestra visita, como otras, tienen un punto de ‘no olvidar’ a estas poblaciones. Debemos hacer todo lo posible para no olvidar. Y para nosotros como Iglesia hay una razón más: son hermanos y hermanas en la fe. Y su presencia en esta región es muy importante. Tenemos que rezar ayudar lo máximo posible. La comunidad internacional crea el problema, como en Siria, pero no asume las consecuencias”. Así explica Michel Roy, secretario general de Cáritas Internationalis, parte del sentido de este viaje, de esta misión.
Por su parte, monseñor Segundo Tejado, subsecretario de Cor Unum, explica que la idea del viaje surgió por el papel que tiene este dicasterio de coordinar y ayudar a las agencias católicas de ayuda. A propósito de estas agencias observa que “son las grandes olvidadas en estas situaciones. La gente que está allí trabajando lo hace en condiciones muy precarias y muy difíciles. Tienen que coordinar proyectos muy grandes y colaboran con la Iglesia local, las autoridades locales. Ir a visitarles es una forma de animarles”. Estas personas “son nuestros brazos” porque no todo el mundo puede ir a Irak a ayudar a las familias desplazadas. Por eso, afirma que “ayudar a que nuestros brazos lo hagan bien es una labor importante”.
Antes de salir de viaje, la delegación fue a la audiencia general para que el Papa bendijera dos imágenes de la Virgen desatanudos, de la que Papa es tan devoto. Ahora estas imágenes están en las iglesias locales: la iglesia caldea de Erbil y de Duhok.
Por otro lado, monseñor Tejado reconoce que durante el viaje se han encontrado fundamentalmente dos aspectos. “Por un lado el drama que están viviendo estas familias. Tomar a tu familia en brazos y tener que irte no es algo fácil. Es lo que vivió la Familia de Nazaret. La tensión, la dificultad, el pensar que no vas a poder volver a tu tierra, tu casa, tu trabajo, tu escuela… esto es muy duro”. Esta guerra –nos explica–está causando un drama humanitario incalculable. Por otro lado han podido constatar que se están teniendo que cerrar algunos programas. “Esto nos lo dijo el representante de las Naciones Unidas y con mucha preocupación porque están faltando los fondos. Al inicio hubo mucha solidaridad pero cuando no hay una atención por parte de los medios de comunicación esa atención baja”, observa. Este es otro de los motivos del viaje: “mover las aguas de la ayuda”. Y por eso, monseñor Tejado aprovecha esta ocasión que le da ZENIT para hacer “un llamado a la caridad y la solidaridad”.
Durante el viaje a Kurdistán han podido percibir tres necesidades fundamentales. El alojamiento: “se prefiere el alquiler porque da más dignidad a las familias”. La educación: “no es fácil organizarla y en este sentido algunas de las agencias católicas están trabajando muchísimo, como CRS, JRS, Caritas Irak”. Y finalmente la sanidad.
Conversando con los refugiados se han encontrado tanto “a gente muy optimista que piensa que en seis meses esto se va arreglar” como “a otros que creen que va para largo y no va a ser fácil”. También hemos vivido –precisa monseñor Tejado– la alegría que les produce que alguien vaya a verles y saber que vamos en nombre del Papa. Asimismo, muchas familias les transmitían “la dificultad de volver, el regreso”. Al respecto, el subsecretario explica que muchas familias han tenido que huir al ser denunciados por sus vecinos del barrio. “Son conscientes de la dificultad de regresar siendo una minoría en un contexto de mayoría musulmana. Se notaba en muchos esta dificultad”, asegura.
Y esta Semana Santa reciben, por segunda vez, la visita del cardenal Filoni como enviado del Papa. Según nos explica monseñor Tejado, el purpurado ama mucho a este pueblo y este país, donde estuvo viviendo como nuncio apostólico. El Santo Padre está preocupado por este país que está viviendo una situación tan grave. “Es una Iglesia que puede desaparecer”, observa. Y en la misma línea, mostró esta preocupación monseñor Bernardito Auza, observador de la Santa Sede en la ONU, que este lunes hablaba de este drama y de la posibilidad de que desaparezca la Iglesia y los cristianos en Oriente Medio. “Esto es un drama, porque los cristianos han sido siempre en esta tierra, más que en ningún sitio, expresión de lo que nos ha llamado a ser Jesús, sal de la tierra. Y además han sido también un elemento de equilibrio entre las luchas entre chiítas y sunitas… Por eso en muchas de estas naciones los cristianos han sido un punto de equilibrio”, explica monseñor Tejado.
A propósito de la intervención de Auza, reconoce que “ha puesto el dedo en la llaga porque la emergencia, también desde nuestro punto de vista, es enorme”. A propósito reconoce que este drama “no viene bien reflejado en los medios de comunicación”. Nuestra impresión –subraya– es que es más de lo que se nos cuenta. Hace muchos años que no se daba un movimiento de poblaciones tan grande y tan dramático.
Los cristianos de Irak son ahora un ejemplo para todos. Algunos de los que estaban en estos campos de refugiados y que la delegación tuvo ocasión de encontrar en su viaje, les explican que “no obstante esta ‘muerte’ hay siempre una luz que es la Resurrección de Jesucristo”. Y este pueblo va a intentar llevar esta luz, que es su fe cristiana, que la mantienen allí en un medio hostil y difícil durante siglos y siglos. Son iglesias herocias.
El sábado participaron en una celebración de Ramos que estaba llena de fieles. “Y con gran alegría con el obispo, los sacerdotes de la diócesis… Una fe viva, que es identidad pero también presencia”.
Michel Roy, explica también que han podido ver que los cristianos, los obispos, toda la diócesis, está muy implicada en las labores de acogida a los refugiados. Del mismo modo, indica que Cáritas está trabajando con estas periferias. “El trabajo de Cáritas ha sido un trabajo ‘de emergencia’. Están llegando muchas personas desde hace 9 meses. Por eso hay necesidades básica como comida, agua potable, techo…”, explica Roy. Del mismo modo habla de la importancia de la ayuda psico-social y la atención específica para los niños.
Además, señala que la Iglesia trata de tener un trato cercano y personal con estos desplazados y hace un gran esfuerzo por las familias. Al respecto, precisa que son muchas las organizaciones de la Iglesia que están trabajando en esta zona y que Cáritas, por petición de los obispos, está desarrollando una labor de coordinación.
Nuestra visita –prosigue– es una entre muchas que sirven para dar esperanza, para saber que no están solos y abandonados, aunque no vean el final del túnel.
Finalmente, Michel Roy afirma que es urgente responder a la pregunta que estos refugiados se hacen ‘¿cuál es nuestro futuro?’ Por eso “debemo
s hacer algo para preguntar a nuestros gobiernos y a la comunidad internacional y se comprometan para buscar una solución”.
En este viaje han participado diversos representantes de las organizaciones humanitarias, entre los cuales, el secretario general de Cáritas Internationalis, Michel Roy; el presidente de Cáritas de Oriente Medio, Joseph Farah; el secretario general de AVSI, el director de FOCSIV. Además es una misión que se ha hecho en conjunto con la Congregación para las Iglesias Orientales, con la presencia de monseñor Khaled Ayad Bishay, lo que ha sido de gran ayuda por su conocimiento del terreno.