Muchos han sido los niños que esta mañana fría pero soleada, en brazos del Santo Padre, han recibido su bendición. Una gran multitud gritaba esta mañana ‘¡Francisco, Francisco!’ mientras agitaban sus banderas y alzaban las manos para saludar al Pontífice. Un miércoles más en el que Papa ha saludado a los fieles, pasadas las 9.30 de la mañana, para celebrar con los presentes la audiencia general. Con la plaza de San Pedro aún adornada con las flores holandesas que decoraron la celebración del Domingo de Resurrección, el Santo Padre ha dado por concluida este miércoles la serie de catequesis sobre la familia.
En el resumen de la catequesis hecho por el Santo Padre en español, ha indicado: “Queridos hermanos y hermanas: retomamos hoy las catequesis sobre la familia, hablando de los niños, muchos de los cuales sufren, desgraciadamente, auténticas ‘historias de Pasión’. Por eso, ha invitado a pensar “en los hijos no deseados o abandonados, en los niños de la calle, sin educación ni atención sanitaria, en los chicos maltratados, a los que les roban su infancia y su juventud… Es una vergüenza para la sociedad y un grito de dolor dirigido directamente al corazón del Padre”.
Así, ha sentenciado que “un niño nunca puede ser considerado un error”. El error –ha proseguido– es del mundo de los adultos, del sistema que nosotros hemos construido, que genera bolsas de pobreza y violencia, en las que los más débiles son los más perjudicados. “Los niños son responsabilidad de todos: los padres no deberían sentirse solos en su tarea. La estabilidad social y la promoción de la familia, evitarles la delincuencia y la posibilidad de un trabajo digno… contribuyen, sin duda, a asegurarles un hogar. Tratándose de los niños, ningún sacrificio es demasiado costoso”, ha asegurado. Y así, Francisco ha afirmado que “con los chicos no se juega”.
A continuación ha afirmado que “podemos estar seguros de que Dios no se olvida de ninguno de sus hijos más pequeños: sus ángeles están viendo continuamente su rostro en el cielo. Jesús los trató con especial predilección, imponiéndoles las manos y bendiciéndolos; además dijo que, de ellos y de los que se hacen como ellos, es el Reino de los cielos. La Iglesia, por su parte, siempre ha transmitido a los niños y a sus familias la bendición del Señor, poniéndose a su servicio con solicitud maternal y defendiendo con decisión sus derechos”.
Al finalizar estas palabras, el Santo Padre ha saludado a los peregrinos de lengua española “venidos de España, Argentina, México y otros países latinoamericanos”. Así, les ha invitado a pedir “para que nunca más tengan que sufrir los niños la violencia y la prepotencia de los mayores”.
Para concluir, tras los saludos en las diversas lenguas, el Papa ha dedicado un pensamiento especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. “El anuncio pascual continúe haciendo arder nuestro corazón en el pecho, como a los discípulos de Emaús”, ha deseado. A los jóvenes les ha recordado que “solo el Señor Jesús puede responder completamente a las aspiraciones de felicidad y de bien en vuestra vida”. Para los enfermos ha recordado que “no hay consolación más bella a nuestro sufrimiento que la certeza de la Resurrección de Cristo”. Finalmente, a los recién casados les ha invitado a vivir su matrimonio “en concreta adhesión a Cristo y a las enseñanzas del Evangelio”.