Las Religiosas Adoratrices de Almería –en el sureste de España– se dedican desde 1909 a ayudar a mujeres víctimas de las redes de tráfico de personas con fines de explotación sexual o que ejercen la prostitución. Mediante el proyecto Emaús, la comunidad ofrece recursos residenciales para unas 20 personas y presta servicios de apoyo jurídico, sanitario y formativo, entre otras cuestiones. Sor María José Palomino ha señalado hoy a ZENIT que el año pasado acogieron a 32 mujeres.
Durante el tiempo que permanecen acogidas se les da acceso a formación y aprendizaje, para posteriormente buscar un empleo. Para ello, el programa cuenta con un equipo multidisciplinar de trabajadores sociales, educadores y voluntarios, que se encargan además de la organización de talleres de formación. Una vez alcanzados los objetivos de esta segunda fase, de un año de duración aproximadamente, se inicia la tercera parte que consiste en la emancipación de las mujeres a través de un piso tutorizado en las que se les hace un seguimiento. Este proceso puede durar entre uno y dos años. En otros casos, comienzan a vivir con sus familias o vuelven a sus países de origen.
Naciones Unidas calcula que hay alrededor de 140 mil mujeres víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual en Europa occidental. Son en su mayoría mujeres y chicas que han sido engañadas, o incluso vendidas por familiares o amigos en sus países de origen para ser prostituidas bajo coacción en Alemania, Holanda o España.
La ONU revela en un informe que este negocio clandestino en Europa –que mueve al menos unos 2.500 millones de euros anuales–, integra cada año a 70 mil nuevas víctimas. Personas que pasan a sustituir a aquellas que saldan sus deudas, salen del negocio o pasan a convertirse ellas mismas en traficantes de personas como única alternativa a ser explotadas.
España es el segundo país de la Unión Europea (UE) con más casos detectados de explotación sexual. Solo desde el pasado enero, la policía ha detenido a 264 personas en 76 operaciones contra estas mafias e identificado a más de 4.900 víctimas potenciales. De ellas, 117 fueron asistidas por ONG –14 eran menores de edad– y 66 adquirieron la condición de testigos protegidos. Entre abril de 2013 y diciembre de 2014 fueron 1.450 detenidos, 11.751 víctimas potenciales detectadas, 774 acogidas y más de 29 millones de euros incautados. Según el Ministerio del Interior, el negocio mueve cinco millones de euros al día en España.
Las personas obligadas a ejercer la prostitución llegan fundamentalmente de los Balcanes (32 por ciento), sobre todo de países como Rumania y Bulgaria. También de la ex Unión Soviética (un 19 por ciento), fundamentalmente desde Ucrania; de Suramérica (13 por ciento); Europa central (7 por ciento); África (5 por ciento); y Asia oriental (3 por ciento).
Las mujeres llegan al país de destino, explica la ONU, engañadas y a veces coaccionadas. Si provienen de los Balcanes, lo más probable es que hayan sido reclutadas con promesas de empleo, de participar en algún concurso de belleza, de un programa de estudios o de servicios matrimoniales. Allí, la mayoría de las víctimas son reclutadas por conocidos, amigos o familiares. Esas personas también juegan un papel importante en la captación de mujeres en África. En América Latina, los traficantes utilizan también empresas de espectáculos, agencias de modelos y anuncios en los periódicos para engañar a las víctimas.