Música y cantos de júbilo en la plaza de San Pedro para recibir al Santo Padre, como cada miércoles, para la audiencia general. Miles de personas venidas de todas las partes del mundo esperaban desde las primeras horas de la mañana para ver a Francisco y escuchar su catequesis de esta semana. Durante su recorrido, como es habitual, desde el jeep descubierto el Pontífice ha saludado a los presentes, que con alegría y entusiasmo mostraban sus banderas y sus pancartas. Además, las escaleras de la explanada que se encuentra delante de la basílica estaban hoy decoradas con adornos florales. 

El Santo Padre ha rezado por las víctimas del accidente del barco hundido en el río de Yangtze en China. Durante los saludos en inglés ha expresado su “cercanía al pueblo chino en este momento difícil a causa del desastre del barco en el río Yangtze”. De este modo el Papa ha señalado que reza “por las víctimas, por sus familias, y por todos aquellos que están implicados en las tareas de rescate”.

Este miércoles, Francisco ha proseguido su serie de catequesis sobre la familia, en concreto esta mañana se ha centrado en cómo la pobreza y la miseria pone a prueba la vida familiar.

En el resumen hecho en español, ha señalado que “en la catequesis de hoy nos referimos a la pobreza, como condición de vida que pone a prueba la familia y la hace vulnerable. La pobreza azota a muchas familias en las periferias de las grandes ciudades y también en las zonas rurales”. Muchas veces --ha proseguido-- se ve agravada por la guerra, que es sin duda la madre de todas las pobrezas, depredadora de vidas, de almas y de los afectos más queridos. Así, ha explicado que “en medio de estas situaciones, muchas familias intentan vivir con dignidad, confiando en la bendición de Dios, convirtiéndose así en una auténtica escuela de humanidad que salva a la sociedad de la barbarie”. Pero este reconocimiento --ha indicado el Santo Padre-- no nos exime de nuestra obligación de velar con la oración y con la acción para que a nadie falte el pan, el trabajo, la educación y la sanidad. El Pontífice ha afirmado que “es necesario que desde todas las instancias de la vida pública se pongan los medios para un nuevo orden social, que rompa la espiral perversa entre familia y pobreza que lleva la sociedad a la ruina”. Asimismo ha recordado que “también nosotros cristianos debemos estar cada vez más cerca de las familias que sufren la pobreza”. Finalmente ha precisado que “la Iglesia, madre, no debe olvidar nunca este drama de sus hijos. Ella también está llamada a ser pobre, practicando la simplicidad en su propia vida, de manera que llegue a ser fecunda y pueda dar una respuesta a tanta miseria”.

A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua española, “en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, Guatemala, México, Uruguay y Venezuela, y a los venidos de otros países latinoamericanos”. Pidamos a Dios --ha invitado-- que sostenga a las familias sometidas a la dura prueba de la pobreza, para que puedan seguir siendo en el mundo lugar de acogida y escuelas de auténtica humanidad.

El Papa ha dedicado hoy unas palabras a los trabajadores de la fábrica Whirlpool de la localidad de Carinaro, en la región italiana de Caserta, en la que varios puestos de trabajo corren peligro por una decisión de la empresa por lo que llevan semanas manifestándose e itentando llegar a un acuerdo. Por eso, el Santo Padre ha deseado que “su grave situación laboral pueda encontrar una rápida solución equitativa, respetando de los derechos de todos, especialmente de las familias”. Asimismo ha observado que “la situación en todo el país es particularmente difícil. Es importante que haya un compromiso incisivo para abrir caminos de esperanza”.

Para finalizar, el Pontífice ha dedicado unas palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Así, Francisco ha recordado que el mes de junio está dedicado a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. "Esto enseñe a los jóvenes “la belleza de amar y de sentirse amados”, y dé apoyo a los enfermos en la prueba y en el sufrimiento y a los recién casados en su camino conyugal.

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(HSM)