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El Papa a los monaguillos: 'Dios espera pacientemente la respuesta a su iniciativa'

Venidos de distintos países, 9 mil jóvenes se reúnen esta semana en Roma en una Peregrinación internacional 

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El santo padre Francisco ha retomado su actividad pública tras un periodo de descanso tras el viaje a América Latina del 5 al 13 de julio. Y su primer encuentro ha sido con 9 mil monaguillos reunidos en Roma procedentes de distintas partes del mundo. Se trata de jóvenes que desde Austria, Alemania, Francia, Portugal, Suiza, Hungría, Serbia e Italia, participan en la Peregrinación internacional que se celebra esta semana bajo el lema “¡Aquí estoy, envíame!”                     

Tras la oración de las vísperas, el Papa ha dirigido un discurso a los presentes en el que ha recordado la importancia de ver que “la proximidad y la familiaridad con Jesús en la Eucaristía sirviendo el altar” se convierte también en una “oportunidad para abrirse a los demás, para caminar juntos, para marcarse metas comprometidas y encontrar la fuerza para alcanzarlas”. Es fuente de verdadera alegría –ha precisado el Pontífice– reconocerse pequeño y débil, pero saber que, con la ayuda de Jesús, podemos ser revestidos de fuerza y emprender un gran viaje en la vida a su lado.

Haciendo referencia a la lectura que se ha leído durante la oración de las vísperas, el Papa ha recordado que “Isaías tiene una visión que le permite percibir la majestad del Señor, pero, al mismo tiempo, le revela que él, aun revelándose, sigue estando muy distante”.

E Isaías  –ha añadido– descubre con asombro que Dios es quien da el primer paso, el primero en acercarse; “se da cuenta de que la acción divina no se ve obstaculizada por sus imperfecciones, que únicamente la benevolencia divina es lo que le hace idóneo para la misión, transformándole en una persona totalmente nueva” y, por tanto, capaz de responder a la llamada.

El Pontífice ha recordado a los presentes lo afortunados que son porque en la eucaristía experimentan “la íntima cercanía de Jesús, la dulzura y la eficacia de su presencia”. Y no se encuentran a Jesús “en un inalcanzable trono alto y elevado”, sino “en el pan y el vino eucarísticos, y su palabra no hace vibrar las paredes, sino las fibras del corazón”.

Asimismo, el Santo Padre ha señalado que es Dios “quien espera pacientemente la respuesta a su iniciativa y el que ofrece el perdón a todo el que se lo pida con humildad”.

De este modo, ha advertido que “si no ponemos resistencia a su acción, Él tocará nuestros labios con la llama de su amor misericordioso”, y esto “nos hará aptos para acogerlo y llevarlo a nuestros hermanos”.

Por otro lado, el Papa ha indicado que estamos llamados a “compartir la alegría de reconocerse elegidos y salvados por la misericordia de Dios”, “ser testigos de que la fe es capaz de dar un nuevo rumbo a nuestros pasos, que ella nos hace libres y fuertes para estar disponibles y aptos para la misión”.

El Pontífice, para finalizar, ha afirmado a los jóvenes monaguillos que cuanto más cerca están del altar, “tanto más os recordaréis de dialogar con Jesús en la oración cotidiana, más os alimentaréis de la Palabra y del Cuerpo del Señor y seréis más capaces de ir hacia el prójimo llevándole el don que habéis recibido, dándole a su vez con entusiasmo la alegría que se os ha dado”.

 

                

            

        

 

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Rocío Lancho García

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