El asesinato el pasado sábado de Miguel Ángel Jiménez, el activista que lideró la búsqueda de los 43 estudiantes de Iguala desaparecidos el 26 de septiembre, y cuyos cuerpos no han sido todavía encontrados, a excepción de uno, se suma a la larga lista de homicidios perpetrados en México.
Los Estados Unidos Mexicanos se presentan en la actualidad como uno de los países con un mayor índice de criminalidad, con un altísimo número de asesinatos, vinculados muchos de ellos al narcotráfico.
Entre las víctimas, se contabilizan también numerosos periodistas –México es el país más peligroso para ejercer esta profesión después de Siria–, como demostró hace unos días el hallazgo del cuerpo inerte del fotoperiodista Rubén Espinosa, que huyó de Veracruz para refugiarse en el distrito federal, temiendo por su vida.
Según las últimas cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), desde que comenzó la guerra contra el narco, iniciada por el expresidente Felipe Calderón en 2007, hasta 2014 se contabilizaron 164 mil víctimas. Cifra que supera la suma de 103 mil muertos, en ese mismo periodo, en las guerras de Afganistán e Irak.
Los datos oficiales ofrecidos por el INEGI indican que solo en 2014 murieron 20 mil personas. Una cifra inferior al saldo que arroja el que está considerado como el peor año de la guerra contra el narco, 2011, en que se produjeron 27 mil asesinatos.