Los Misioneros Claretianos iniciarán el próximo lunes la celebración de su XXV Capítulo General en Roma. La Congregación, fundada por San Antonio Mª Claret en 1849 en Vic, España, consta actualmente de 3.020 misioneros repartidos en 64 países. Su misión principal es la evangelización por todos los medios posibles según lo más urgente, oportuno y eficaz en cada lugar y tiempo, en estrecha colaboración con los obispos.
El Capítulo General se reúne cada seis años. Es el órgano supremo de gobierno de la Congregación. En esta edición se reúnen 82 capitulares: los miembros del Gobierno General, los Superiores Mayores de la Congregación y representantes de las 34 Provincias y Delegaciones de la Congregación elegidos democráticamente.
Los objetivos que marcan las Constituciones para el Capítulo General son reafirmar y actualizar el carisma congregacional en el contexto actual, evaluar el estado de la vida de la Congregación, definir cuáles deben ser las prioridades apostólicas para los próximos seis años, y finalmente, elegir al nuevo Gobierno General que deberá poner en marcha las iniciativas y disposiciones del Capítulo.
«El contexto mundial en que nos desenvolvemos cambia constantemente y las nuevas situaciones que estamos viviendo nos presentan interpelaciones fuertes a nuestra acción misionera: cómo situarnos ante el pluralismo cultural y religioso presente en todas las sociedades, cómo afrontar el reto de la secularización, qué hacer ante las situaciones de pobreza, de violencia y de persecución religiosa que se vive en tantas partes del mundo, cómo usar apostólicamente las posibilidades que nos ofrecen las redes sociales de comunicación…», señala la Congregación en un comunicado.
Además, «el pontificado del Papa Francisco marca un nuevo giro en la vida de la Iglesia, un estilo de vida más evangélico y más exigente. A los religiosos el Papa nos ha dado unas indicaciones muy precisas con motivo del Año de la vida consagrada, que estamos celebrando. Nos exhorta a vivir la alegría que brota de la experiencia de fe y del don de la vocación, a profundizar en la vida fraterna que hay que vivir en una sociedad donde prima el individualismo y la competitividad; a ir a las periferias del mundo, donde vive tanta gente sometida a la pobreza y la injusticia, tantas personas de las que nadie se preocupa, a los que viven en la periferia de la Iglesia porque han abandonado la fe o se han alejado de ella», destacan los Claretianos.
En esta situación, concluye la nota, «el Capítulo va a reflexionar sobre cómo transmitir el mensaje del Evangelio en el mundo de hoy, qué prioridades debe tener la Congregación en su actividad misionera y qué consecuencias comporta para su vida consagrada, para la formación y su organización».