Pilgrims on the road to the shrine of Saint James the Great in Santiago de Compostela

Camino de Santiago de Compostela

El Camino de la reconciliación

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Una exguerrillera de las FARC, un exparamilitar de las AUC y una víctima del conflicto colombiano hacen juntos la ruta jacobea

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Una exguerrillera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un exparamilitar de las Autodefensas Unidas (AUC) y un representante de las víctimas del conflicto recorrieron los 820 kilómetros que separan Saint-Jean-Pied-de-Port, en el Pirineo francés, de Santiago de Compostela. Los tres ciudadanos colombianos vivieron su propia hoja de ruta hacia la reconciliación en el Camino de Santiago, entre el 10 de septiembre y el viernes pasado.

Reunirlos para demostrar a la sociedad de su país que la reconciliación y la paz son posibles fue una idea del diario El Tiempo, que contó con la colaboración de la Agencia Colombiana para la Reintegración.

A la dificultad de convivir con desconocidos se sumó el recelo que existe en la sociedad colombiana tras 50 años de violencia, dolor y muerte. Pero con el paso de los días, comenzaron a ayudarse a sobrellevar la dureza del Camino, concediéndose también ese espacio para el silencio y la reflexión consustancial a la peregrinación a Santiago de Compostela.

Al finalizar una de las etapas, sentados tras una mesa coronada por una bandera de Colombia firmada por el ciclista Nairo Quintana, los tres peregrinos hablaron de su mirada sobre la paz. En un taller, dirigido por un psicólogo, tocaron temas como la necesidad de oportunidades equitativas para las víctimas como las que tienen los victimarios, el temor de las comunidades a que, tras la firma del acuerdo en La Habana, lleguen nuevos grupos y no el Estado…

Enemigos sobre el papel, tanto ante los ojos de buena parte de la comunidad internacional como de su propio país, Yenni Paola Borda, Pablo Ramos y Sofonías Ágreda concluyeron juntos el Camino, superando las diferencias que un día los distanciaban.

La experiencia tuvo este domingo un epílogo en Finisterre, el fin del mundo para los antiguos romanos, donde los tres peregrinos por la paz acudieron para terminar de enterrar sus rencores.

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ZENIT Staff

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