La creciente ola de violencia en Israel intensificó las acusaciones entre Jerusalén y Palestina. Decenas de israelíes fueron atacados en menos de medio mes por extremistas palestinos y otros de origen árabe israelí.
El primer ministro Benjamin Netanyahu, señaló que los diversos ataques realizados por extremistas palestinos o de origen árabe israelí a israelíes fueron causados «por la desenfrenada y falaz incitación al odio de Hamas, la Autoridad Palestina, varios países vecinos (…), el Movimiento Islámico en Israel». Entretanto consideró que si bien no es una ola de terrorismo organizado, Israel “ajustará las cuentas con los asesinos”.
Desde el 3 de octubre hasta la fecha los ataques fueron 27, con un saldo de 7 israelíes muertos y 40 heridos. En medio de esta escalada de violencia, el movimiento terrorista Hamas instó a una nueva intifada o revuelta contra Israel, acentuando las divergencias con la Autoridad Palestina, cuyo presidente Mahmoud Abbas, ha rechazado los hechos de violencia.
Por su parte, el Patriarcado Latino de Jerusalén publicó la semana pasada un comunicado reconociendo que la explosión de violencia de los últimos días hace crecer el temor de una escalada peligrosa en toda la zona.
También indica que la nueva ola de violencia que prolifera en Jerusalén y en Tierra Santa requiere con urgencia “que los israelíes y palestinos actúen con valor y regresen a la mesa de negociaciones”, que se deben llevar a cabo sobre la “base sólida y equitativa” de las resoluciones –hasta ahora incumplidas–aprobadas por la ONU sobre el conflicto árabe-israelí.