Por Alvaro Vargas Martino
“Caminar juntos” hacia Cristo. Esta fue la exhortación del Papa Francisco, tras la conclusión del Sínodo de los Obispos, sobre “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. Precisamente, para llegar al Sínodo de los Obispos en el Vaticano, las Iglesias locales de todo el mundo han realizado un camino previo y que ahora continuará, enriquecido por los frutos de los trabajos de los Padres sinodales.
A propósito de este camino de las Iglesias locales, entrevistamos a María Teresa Niño de Salazar, graduada en Derecho en la Universidad Externado de Colombia, casada, madre de dos hijos y abuela de dos nietos, quien actualmente es la Directora del Programa Talleres de Habilidades Parentales de Pastoral Familiar, del Instituto de Ciencias para la Familia, de la Arquidiócesis de Tunja (Colombia).
¿Cómo fue el camino recorrido en la Arquidiócesis de Tunja como preparación para el Sínodo?
–María Teresa Niño de Salazar: En la Arquidiócesis de Tunja se llevó a cabo, entre 2004 y 2006, un Sínodo Arquidiocesano de carácter pastoral y de carácter administrativo. Esos fueron los dos elementos que se afrontaron en el Sínodo en ese momento. Dentro del análisis pastoral, hicimos un énfasis especial en la pastoral familiar, basados en la necesidad de proyectar hacia el futuro una pastoral familiar muy fuerte, que estuviera en capacidad de apoyar a todas las familias de nuestra Arquidiócesis, con el fin de afrontar toda la problemática que se había detectado en un análisis de realidad que habíamos realizado en ese momento. Encontramos una variedad de problemas, que fueron incluidos en el documento, con base en la información que recogimos en las parroquias. Posteriormente, en 2011 se volvió a hacer énfasis en este análisis de realidad para confrontarlo con el primero, con el fin de que el Arzobispo de Tunja, Monseñor Luis Augusto Castro, presentara la información que el Santo Padre había pedido a todas las diócesis del mundo, en la cual se pedía que las familias pudieran hablar con claridad y valentía, pero también que pudieran escuchar con humildad.
¿Cuáles fueron las principales problemáticas que se identificaron en este proceso a través del trabajo de recolección de información en la Arquidiócesis de Tunja?
–María Teresa Niño de Salazar: Esta recolección de datos se hizo a través de lo que nosotros llamamos las “consultas”. Estas consultas fueron dirigidas a las familias en las parroquias, a los grupos de familias y a todas las personas de buena voluntad que quisieron intervenir. El resultado que percibimos en ese momento era que había una marcada pérdida de los valores en la familia y que, como consecuencia de esta pérdida de valores, se presentaba una insuficiente educación en la familia, que, como sabemos, es la primera escuela de fe, donde los niños aprenden las primeras oraciones y en donde aprenden la identidad como cristianos. Si falla esta base, que es la formadora, lógicamente la sociedad tendrá unas carencias muy graves. Cabe resaltar que notamos algo que ya desde esa época se veía venir y es la influencia negativa de los medios de comunicación. En 2004 aún no enfrentábamos este grave problema de los medios de comunicación y de las redes sociales, pero ya se veía venir su influencia negativa. Otra grave problemática es la violencia intrafamiliar, que se ha sentido a través de los tiempos y que solamente en algunos núcleos se ha visto menguada. Gracias a la intervención de programas que lleva a cabo la Arquidiócesis de Tunja en diferentes lugares y a través de los proyectos de pastoral familiar, hemos podido constatar que en algunos sectores se ha visto menguada la violencia intrafamiliar. En otros, desgraciadamente, se ha acentuado. ¿Qué se proponía en esa época? El objetivo era restablecer las familias, generando desde el centro de ellas una actitud de cambio. Los cambios no son fáciles. Son procesos que se dan a largo plazo. Por ello, es necesario intervenir directamente sobre las familias para lograr llegar a modificar ciertas conductas, que llevan a una mentalidad materialista e individualista y que impiden un desarrollo de la espiritualidad, que muchas veces se ve sacrificada en las familias por la rapidez con la que se vive y por la apremiante e inadecuada utilización de los medios de comunicación.
¿Cómo proseguirá el camino sinodal sobre la familia en la Arquidiócesis de Tunja, a la luz de la Relación final de los Padres sinodales en el Vaticano?
–María Teresa Niño de Salazar: Para nosotros, en la Arquidiócesis de Tunja, los frutos de los trabajos de los Padres sinodales son de vital importancia en el desarrollo de un programa que estamos llevando a cabo, que es el PDRE (Proyecto Diocesano de Renovación y Evangelización), que es una propuesta del Movimiento por un Mundo Mejor. Dentro de este proyecto, la pastoral familiar ocupa un lugar muy importante y, por ello, se lleva a cabo el trabajo del Instituto para las Ciencias de la Familia. El resultado del Sínodo de los Obispos sobre la vocación y la misión de la familia hoy es fundamental porque esta misión y esta vocación se ha visto modificada y afectada con las diferentes problemáticas que se ven en la familia hoy. Sin ir muy lejos, la problemática que se afrontaba en nuestra Arquidiócesis en 2004 es muy diferente hoy, en 2015. Si bien es cierto que ya habíamos detectado la problemática de la pérdida de valores, hoy es muy relevante la influencia de los medios de comunicación, que ha llevado, por ejemplo, a la pérdida del respeto, que es uno de los valores fundamentales de la familia, en los cuales ha insistido el Papa Francisco en sus catequesis. Y esto debido a que la comunicación está completamente rota. En un mundo de “comunicaciones”, en la familia no hay comunicación, por ejemplo, entre padre y madre y entre padres e hijos. Por decir algo, los niños hoy en día, ya a los 8 o 10 años, tienen un celular con el que podríamos pensar que se comunican. Sin embargo, por el contrario, constituye un elemento de ruptura de la comunicación en la familia, lo que conduce a la falta de respeto y de obediencia, y sobre todo a la desestructuración de la familia, que es la célula básica de una sociedad, que se ha visto afectada por los cambios que se han dado en los últimos años y que, desgraciadamente, la sociedad no ha sido capaz de controlar. Por esta razón, es más que nunca oportuno haber escogido a la familia como tema del Sínodo de los Obispos y, sin duda alguna, la Relación final ha recogido las diferentes problemáticas que las familias afrontan hoy y ha dado respuestas muy valiosas, constituyendo un instrumento fundamental para el trabajo que tendremos que desarrollar en este proceso, pues nos da las guías para crear estrategias que nos permitan afrontar los desafíos planteados por las problemáticas identificadas en las consultas, de manera que se pueda continuar en este camino de acompañamiento de las familias, pues el Sínodo es un “camino”, como nos indicó el Papa Francisco en su exhortación a “caminar juntos”.