Eritrea, uno de los países más pobres de África cuenta con una población de unos seis millones de habitantes, son cristianos coptos y la otra mitad es musulmana, conviven en paz y con respeto, a pesar de la presión integralista de países vecinos. Entretanto el servicio militar obligatorio es perpetuo, en un país que se define “técnicamente en estado de guerra”.
Lo indicó el embajador eritreo en Italia Fessahazion Pietros Menghistu, al ser interrogado por ZENIT, en el marco de un desayuno de trabajo en Roma, sobre los flujos migratorios, organizado por el Centro de Estudios sobre Medio Oriente (CEMO) della española Fundación Promoción Social de la Cultura (FPSC).
Eritrea ha sido denunciada varias veces en la ONU por vulnerar los derechos humanos, y tienen un sistema de partido único, en otras palabras una dictadura. La situación se agravó cuando el presidente Isaias Afewerki, decidió expulsar a ONGs y a misioneros. Por su parte los obispos en una larga carta pastoral, indicaron hace poco más de un año: “Se ha creado un país desolado, por lo que la población huye”.
El embajador Menghistu interrogado sobre la amenaza del integralismo islámico en su país, indicó que tuvieron problemas durante los primeros años de independencia, “porque desde el mundo exterior, Sudán y Arabia Saudita venía infiltrados elementos que creaban problemas en la frontera”. Señaló que “era el período en que Bin Laden vivía en Kartúm. Su idea era iniciar la revuelta de los países más pobres para entrar en el Cuerno de Africa, Hemos logrado debelar esa situación”.
A pesar de la amenaza integralista externa, el embajador Menghistu aseguró que «las religiones viven en armonía, hay respeto entre ellas y nuestra gente es muy religiosa”.
Porque “la tolerancia es histórica en nuestro país”. Añadió que “cuando Mahoma inició a predicar el Islam en la Meca y Medina, envió a esta orilla del mar rojo a su hija con el marido y otras personas, en todo 15, libres de predicar el Islam. La primera Mezquita fue construida en el puerto de Massawa”.
El diplomático eritreo indicó que la tolerancia religiosa “es una tradición aún hoy y también un gran don, que existe en la vecina Etiopía, que no tiene esos problemas”.
Y contó que en las fiestas religiosas como Pascua y Navidad, “musulmanes y cristianos festejan a la salida de los templos en conjunto. Esto se ve y no es propaganda, basta ir para ver”.
Sobre la gestión de las diversas poblaciones locales, Manghistu indicó que “las nueve etnias cada una tiene su dialecto, no tenemos un idioma común. Lo que hemos hecho, y es herencia de los años de la resistencia, es que desde el primer grado de instrucción hasta el quinto, los estudios se realicen en el propio dialecto, del sexto en adelante se hace en inglés”.
Y aseguró que este respeto es importante porque significa que el Estado laico no prefiere una u otra religión y que quieren mantener esta situación, porque “si se cediera a las presiones externas sería el fin”.
Interrogado porque en Eritrea existe el servicio militar obligatorio y sin limite de tiempo, el embajador aceptó que es verdad. Puntualizó que en muchos países del mundo el servicio militar es obligatorio, como lo era también en Italia hasta hace algunos años. Pero añadió que también existe el servicio civil. Reconoció que el tiempo del servicio es indefinido, si bien indicó: “Hay que tomar en cuenta que tenemos que defenderlos de un vecino que nos amenaza y hace incursiones con sus tropas en nuestro territorio. Técnicamente estamos en guerra”.
Reconoció también que hay muchos refugiados que huyen de su país, pero sobre las cifras indicadas consideró que son “menos de lo indican los números, porque muchos de los refugiados de otros países africanos se hacen pasar por eritreos para para obtener más fácilmente el asilo político”.