Monseñor Juan José Omella ha tomado posesión este sábado como arzobispo metropolitano de Barcelona en un acto celebrado en la catedral. El nuevo prelado de la archidiócesis catalana ha iniciado su andadura “con un corazón abierto y unos oídos atentos” hacia una tierra y una comunidad que tiene que empezar a conocer para amarla.
En su homilía, monseñor Omella ha destacado que ese camino lo quiere hacer “libre de prejuicios”, al tiempo que ha asegurado estar abierto a lo que vaya descubriendo siendo pastor de todos sin excluir a nadie.
En este sentido, ha parafraseado un fragmento de Antoine de Saint-Exupéry: “Lo esencial es invisible a los ojos; lo que embellece al desierto es que en algún lugar esconde un pozo”.
Además, ha sostenido que el cargo que asume es muy grande, pero que no quiere que el miedo se apodere de él, por lo que ha pedido recorrer el camino “codo a codo” con todos los miembros de la Iglesia local.
A partir de tres iconos bíblicos, el arzobispo de Barcelona ha querido explicar cómo será su ministerio en la diócesis. “Quiero escucharos, compartir los gozos y los sufrimientos que os abruman; quiero caminar con vosotros en la búsqueda de la luz que viene del Señor y que nos empuja a ser testigos humildes y valientes en medio de esta sociedad del siglo XXI”, ha asegurado ante unas 2.500 personas.
Para el prelado de origen aragonés, que ha intercalado el castellano y el catalán en su intervención, evangelizar requiere una conversión y “no anclarse en viejos métodos o en ideologías mundanas”. Así, en sintonía con los últimos papas, ha llamado a comprometerse con los más pobres y necesitados.
También ha considerado que la Iglesia está llamada a salir de sí misma hacia las periferias, tanto geográficas como existenciales, ya que cuando no lo hace “se vuelve autorreferencial y entonces enferma”.
Para que nunca haya guerra ni divisiones, ha abogado por tener siempre la mano tendida para ofrecer la paz y el perdón. “Que trabajemos, con la ayuda de Dios, para erradicar en el mundo toda forma de violencia, terrorismo, injusticia y exclusión por razones ideológicas, raciales o religiosas”, ha dicho.
Por último, monseñor Juan José Omella ha agradecido al papa Francisco la nueva tarea pastoral que le ha encomendado; el trato de las diócesis en las que ha servido; y a su antecesor en el cargo, el cardenal Lluís Martínez Sistach, quien le ha mostrado su afecto y disponibilidad.
La ceremonia, que ha finalizado con el canto del Virolai, ha contado con la asistencia de unos 60 obispos y arzobispos de toda España. Entre otros, cabe destacar la presencia del cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), monseñor Ricardo Blázquez.
En el inicio de su ministerio episcopal, está previsto que el arzobispo de Barcelona visite la basílica de Nuestra Señora de la Merced y San Miguel Arcángel el domingo por la mañana y que ese mismo día, por la tarde, presida la Misa que se celebrará en la basílica de la Sagrada Familia.
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Mons. Juan José Omella toma posesión como arzobispo de Barcelona
En su homilía, el prelado aragonés pidió trabajar para erradicar toda forma de violencia, terrorismo, injusticia y exclusión por razones ideológicas, raciales o religiosas