El arzobispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Diego Padrón, afirmó este jueves que el país “ha entrado en un proceso de transición política que tendrá notables consecuencias sociales, económicas, e incluso psicológico-espirituales para la nación”.
“La instalación de la Asamblea Nacional, a pesar de las dificultades, es un paso decisivo hacia la reinstitucionalización del país y la independencia de los poderes públicos. Es un punto de partida para la recuperación del estado de derecho, la renovación y saneamiento de los organismos del Estado, la revisión de las políticas nacionales y la política internacional, sus acuerdos, convenios y negociaciones”, prosiguió.
Además, el prelado señaló que el pueblo venezolano “reclama cambios reales en los campos de la libertad, la justicia, los derechos humanos, la salud, la seguridad, la economía y tantos otros”. “A ese pueblo, la nueva Asamblea Nacional tiene que darle, en término perentorio, respuestas satisfactorias”, enfatizó.
En esta línea, el presidente de la CEV invitó al Parlamento a corregir “vicios y procedimientos irregulares”, proporcionar “leyes que favorecerán la producción nacional, la libertad de empresas” y controlar “el fácil enriquecimiento”. También pidió a los diputados que tomen “medidas que contribuyan a la distensión y la reconciliación nacional, como será la amnistía para los presos políticos y la vuelta de los exiliados”, así como leyes que corrijan las políticas económicas y castiguen la corrupción.
“Cumplida esta etapa transcendental de nuestra historia política, con el concurso de todos, el país debe enrumbarse progresivamente hacia la despolarización, el diálogo transparente y eficaz entre el poder ejecutivo y el legislativo, entre el Gobierno y la oposición y entre todos los venezolanos, y hacia la recuperación económica y la reconciliación nacional”, insistió. “Para que el diálogo sea eficaz, tiene que establecerse sobre realidades y no a partir de premisas ideales, menos aún ideologías”, recordó.
Por último, el arzobispo de Cumaná aseguró que “es tiempo de reconstruir el país y, en frase del cardenal Bergoglio, ponerse la patria al hombro”. Y citando un comentario al Evangelio del entonces arzobispo de Buenos Aires, concluyó su intervención indicando que “la parábola del Buen Samaritano es un icono iluminador, capaz de poner de manifiesto la opción de fondo que debemos tomar para reconstruir esta patria que nos duele. Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el Buen Samaritano. Toda otra opción termina o bien del lado de los salteadores o bien del lado de los que pasan de largo, sin compadecerse del dolor del herido del camino”.
Siempre agradeceremos a la Iglesia católica venezolana, su presencia activa en todas las crisis por las cuales ha atravesado el país, y también su disposición para interceder a que se imponga un dialogo de paz entre las partes. Así lo manifestó el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, quien participó en la inauguración de la Plenaria de los obispos, un acto que tuvo lugar en el auditorio Hermano Lanz de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
“Monseñor Diego Padrón desde la Conferencia supo hacer lo posible para que factores adversos de la oposición, que no conciliamos a veces una línea de encuentro, gracias a su intermediación y a sus sabios consejos y sobre todo a su conducta diplomática, logramos esa unidad porque él siempre nos instó a que la participación debía ser pacífica, democrática y electoral”, reconoció.