El Papa Francisco y el Patriarca Kirill de Moscú están a punto de celebrar un encuentro histórico en Cuba, que puede marcar el inicio de un acercamiento entre las Iglesias de Oriente y Occidente, separadas desde el año 1054.
La Santa Sede y el Patriarcado de Moscú anunciaron el pasado 5 de febrero que durante su viaje hacia México, el Pontífice haría este viernes una escala en el aeropuerto internacional José Martí de la isla caribeña, para reunirse con la cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Los dos líderes religiosos han elegido un lugar neutral, La Habana, para facilitar el diálogo. Al término de la reunión, se espera que firmen una declaración conjunta.
Para valorar este acontecimiento sin precedentes en el último milenio, ZENIT ha entrevistado al arcipreste Andrey Kórdochkin, rector de la parroquia ortodoxa rusa de Santa María Magdalena en Madrid.
¿Qué valoración hace del inminente encuentro entre el papa Francisco y el patriarca Kirill de Moscú?
– Arcipreste Andrey Kórdochkin: Me presento para los lectores de ZENIT. Soy el párroco de la iglesia de Santa María Magdalena en Madrid, que es el único templo ortodoxo ruso en la capital de España. En Madrid existe nuestra comunidad, junto con la comunidad griega, la comunidad rumana y la comunidad georgiana.
Personalmente, creo que el encuentro que estamos esperando entre Su Santidad Francisco y nuestro Patriarca es importante por dos aspectos. En primer lugar, porque aquí estamos en un país que es tradicionalmente católico. El otro aspecto tiene que ver con mi historia personal. Yo estuve ocho años estudiando Teología en las universidades de Inglaterra. De estos ocho años, cinco los pasé en comunidades religiosas católicas. Estudié cuatro años con los benedictinos y un año con los jesuitas. Creo que, en el mundo ortodoxo, soy algo privilegiado al conocer el mundo latino un poco desde dentro. Recuerdo que, desde los años 90, hemos hablado de que este encuentro debía tener lugar. Estoy muy muy contento de que ya no sea una cosa que se retrasa de un año para el otro. Esto también significa que hemos llegado a algún nivel de entendimiento con la Iglesia Católica sobre algunas dificultades que tuvimos antes.
¿Cuáles?
– Arcipreste Andrey Kórdochkin: Para mí, la causa fundamental de que haya alguna dificultad entre las personas, incluso por asuntos religiosos, se debe siempre a la falta de comunicación, la falta de trasparencia y la falta de contacto directo.
La historia de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Madrid es bastante larga. La fundación de la capilla de Santa María Magdalena en la embajada del Imperio Ruso se remonta a 1761. Ya han pasado más de 250 años de este hecho, pero la migración ortodoxa de los países ortodoxos a España en cantidades grandes es una cosa relativamente nueva. Por eso, en Madrid y en otros lugares, aunque no necesitemos nada y no pidamos nada a la Iglesia Católica, nosotros nos presentamos ante los obispos católicos para hablarles de nuestra vida. Aquí, en Madrid, tenemos una muy buena relación con el Arzobispado y con la Conferencia Episcopal. Monseñor Juan Antonio Martínez Camino estuvo en nuestro templo muchas veces. Y cuando abrimos las puertas del templo, hace dos años y medio, la primera visita que tuvimos fue la de todos los sacerdotes católicos de la zona. Les invité para que vieran y conocieran la parroquia. Creo que cuando hay trasparencia todo es más sencillo.
Me parece que el punto más delicado de las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica ha sido el tema de los uniatas en Ucrania. Este tema sigue siendo complicado, y no solo en Ucrania, también en España, donde hay comunidades uniatas. Personalmente, conozco muchos casos en los que los sacerdotes uniatas se presentan a los católicos como católicos y a los ortodoxos como ortodoxos. Como el rito es igual, ellos no saben donde están. Sé que, a la mayor parte de las personas que van a la comunidad uniata del Buen Suceso en Madrid, cuando les preguntan quiénes son ustedes no les dicen que son católicos de rito oriental. Les dicen que son ortodoxos. El rito es igual, por lo que estas personas piensan que están en una iglesia ortodoxa. Esto sucede cuando no se conoce la historia, lo que ha pasado en la unión de Brest en 1596, que ha sido un proyecto político y no un proyecto litúrgico.
¿Qué cabe esperar de esta reunión?
– Arcipreste Andrey Kórdochkin: Creo que este hecho significa que hemos avanzado en el diálogo. El encuentro siempre es posible cuando ambas partes están preparadas para el diálogo. No se trata de que uno quiera dominar al otro, sino que ambos son capaces de dialogar. Creo que tanto Su Santidad, el Santo Padre, como Su Santidad Kirill, nuestro Patriarca, son capaces de dialogar. Nuestro Patriarca conoce el mundo católico desde hace muchas décadas. Lo conoce bastante bien. Pero, según me dijeron las personas que le conocieron en Buenos Aires, lo mismo sucede con Su Santidad. Él participaba muchas veces –si no cada año– en la celebración de la Natividad de Cristo, que según el calendario juliano es dos semanas después del calendario gregoriano. Él ha ido a la parroquia del Patriarcado de Moscú en Buenos Aires, ha rezado en el templo y se ha quedado a comer. Para él, el mundo ortodoxo tampoco es algo extraño, que desconozca. Espero que este encuentro no sea algo protocolario, sino que sea un testimonio para el mundo de la fe que compartimos, la fe en Nuestro Señor Jesucristo, ante las dificultades que estamos sufriendo. Nos encontramos ante una nueva época de persecución y exterminio de los cristianos en varias zonas del mundo.
Tanto el Pontífice como el Patriarca de Moscú han manifestado reiteradamente su preocupación por la persecución de los cristianos en Oriente Medio. ¿Podría ser este uno de los temas que recoja la declaración conjunta?
– Arcipreste Andrey Kórdochkin: Creo que no van a hablar siguiendo un guión. Eso es lo bueno de este encuentro. Se trata de una comunicación entre personas vivas. Además, creo que pueden hablar no solo del tema de la persecución de los cristianos en Oriente Medio, sino también de la situación de los cristianos en el mundo occidental ante la secularización, que ya tiene formas muy agresivas. Aunque nosotros no podemos decir que estemos perseguidos, pero sí puede ser que nos encontremos sometidos a presión. Nuestra libertad para confesar la fe puede estar limitada. En este sentido, creo que los cristianos rusos podemos recordar la situación que vivimos en la Unión Soviética. La Constitución de Stalin garantizaba la libertad de confesión de todos, pero no se cumplió. Creo que hay un conflicto entre el discurso secular y el discurso religioso. ¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a la confesión de la fe? En el debate secular hacen referencia a la libertad de culto, una cuestión privada que cada hombre y cada mujer tiene la libertad de ejercer. Para nosotros, profesar nuestra fe no es solo celebrar el culto. Para nosotros, el cristianismo no es el culto. Implica el culto, pero es la forma de vivir la vida según nuestra fe y lo que creemos. No queremos dominar a los demás, pero tampoco queremos sentirnos ciudadanos de segunda clase. Y no debemos vivir a escondidas todo lo que creemos y profesamos. Creo que también este puede ser un tema que traten entre los dos.
La reunión, ¿supondrá una nueva etapa en las relaciones entre las dos Iglesias?
– Arcipreste Andrey Kórdochkin: Nos enfrentamos ante una hoja en blanco. Creo que todavía no sabemos lo que vamos a escribir en esta hoja. Pero siempre existe la esperanza de que, a las próximas generaciones, les dejemos algo más que un conflicto y un estrés en las relaciones. También creo que es importante entender que nosotros no estamos hablando de una unión. En la historia, durante el segundo milenio, tuvimos varios intentos de llegar a una unión. Por ejemplo, en Brest o en Florencia por razones políticas. Pero esto siempre hizo empeorar las cosas y no mejorarlas. Por eso, creo que en el mundo en que vivimos ahora, si tenemos una relación buena, fraterna, trasparente… cuando somos capaces de dialogar, aunque no podemos compartir la Eucaristía, podemos compartir muchos más aspectos. Llegamos a esa relación fraternal y trasparente cuando estamos dispuestos a ayudarnos los unos a los otros. Creo que esto no es malo y no es poco después de todos los problemas que hemos sufrido.
¿Por qué se elige La Habana para el encuentro?
– Arcipreste Andrey Kórdochkin: Creo que tiene su significado. Entiendo que nuestro patriarca no quiso que el encuentro sea en Europa, porque la historia de Europa soporta el peso de todas nuestras dificultades –de las de todas las tradiciones cristianas– en el último milenio y más allá. Pero cuando hablamos del Nuevo Mundo no existe esta historia pesada a causa de nuestras memorias históricas, porque las memorias históricas pueden llegar a ser complicadas. Por ejemplo, muchas veces, cuando hablo con los griegos sobre el mundo católico la primera cosa que ellos mencionan es la cruzada de 1204. Puede parecer muy raro que estemos hablando de una cosa que sucedió hace ocho siglos, pero a veces con la memoria histórica funciona así. Por eso, creo que hicieron una buena cosa al decidir hacer el encuentro allí. También creo que es importante para nuestro patriarca el hecho de que se celebre en el marco de una visita pastoral a Cuba, donde tenemos a unos 15 mil rusos y el templo que él mismo ha bendecido en La Habana, que hizo el mismo arquitecto que diseñó el de Madrid. Después, entiendo que él va a seguir con su viaje a otros países de América Latina. Creo que ha sido una elección sabia, porque la relación entre los católicos y los ortodoxos en América Latina es muy buena. Esto se debe a que no tienen ese ralentí histórico.
En un corto espacio de tiempo, se han anunciado dos acontecimientos históricos: el Santo y Gran Concilio en Creta y la reunión del papa Francisco con el patriarca Kirill de Moscú. ¿Existe algún tipo de relación entre ambos?
– Arcipreste Andrey Kórdochkin: Creo que hay que tener muy claro que la agenda de la reunión en La Habana y la agenda del Concilio son dos cosas muy distintas. No se está manteniendo el encuentro por el Concilio y no se está celebrando el Concilio por el encuentro. Creo que eso hay que tenerlo muy claro. Además, creo que todavía están trabajando sobre los temas que se van a hablar en el Concilio. Se trata de temas complicados y hay que entender que las cabezas de las Iglesias Ortodoxas nunca se encontraron en más de un milenio. Creo que todavía tendremos algo que descubrir a este respecto.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los lectores de ZENIT?
– Arcipreste Andrey Kórdochkin: Creo que siempre es un descubrimiento conocer al otro. Y para mí, pasar algún tiempo dentro del ambiente católico ha sido importante no solo para conocer el mundo católico, sino también para entender mi propia tradición. Creo que es importante que nuestra vida sea trasparente y que tengamos contacto con el mundo católico en los países donde estamos. Creo que es igualmente importante que, cuando las comunidades católicas se encuentren en un ambiente tradicionalmente ortodoxo, estén buscando la misma trasparencia, el mismo diálogo. Creo que si nosotros tenemos un nivel de relación personal, podemos ser críticos con algunas cosas de nuestra propia situación o de la situación del otro, pero al menos no estamos limitados por la herencia medieval. Creo que hay que entender que las relaciones que tenemos, los unos con los otros, somos nosotros los que tenemos que decidir cuáles son. No tienen que ser el reflejo de las relaciones del siglo XIII, del siglo XV o de cualquier otro siglo. Ya somos adultos en nuestra fe. Creo que ya podemos asumir la responsabilidad mutua sobre quiénes somos y cómo estamos con los demás. Por eso, creo que el encuentro de La Habana es una señal de este diálogo, de esta trasparencia y de esta capacidad de ver y oír, pero también de ser visto y ser oído por el otro.
ZENIT - IDV
Arcipreste Andrey Kórdochkin: 'El Papa y el Patriarca no van a hablar siguiendo un guión'
Entrevista con el rector de la parroquia ortodoxa rusa de Santa María Magdalena en Madrid sobre el significado del encuentro entre Francisco y Kirill de Moscú