Juanita Castro, hermana de Fidel en la entrevista publicada en Youtube

Juanita Castro, hermana de Fidel en la entrevista publicada en Youtube

Juanita Castro plantea reservas sobre su hermano Fidel

Entrevista a la hermana que le apoyó primero y desilusionada del proyecto de Revolución se exilió

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(ZENIT – Roma).- La hermana de Fidel Castro, Juanita, en una entrevista exclusiva con el Diario Las Américas, señaló que ella nunca celebraría la muerte de su hermano bailando como han hecho muchos cubanos exiliados en Miami, pero los comprende porque Fidel “no sembró amor, sino sembró mucho odio”.
Una entrevista en la que Juanita recorre algunas etapas de la revolución cubana, a la cual adhiere en un primer momento, pero de la cual queda desilusionada al entender que la orientación del movimiento se vuelve marxista leninista. Lamenta así lo que define como una oportunidad perdida para su país.
Una entrevista que es interesante para entender la división que existe en el pueblo cubano, y los esfuerzos de la Iglesia para evangelizar en un clima que en los últimos años se ha vuelto menos hostil desde la visita de san Juan Pablo II, que pidió que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba; siguiendo con la de Benedicto XVI después de la cual se volvió a festejar la Navidad y de la visita apostólica que realizó el papa Francisco en el 2015 y la reciente escala en La Habana el 12 de febrero 2016, para encontrar al patriarca Kirill.
Juanita recuerda que en 1953 estaba en la finca de la familia Castro Ruz, cuando los soldados del dictador Batista llegaron y así “nos enteramos de que Fidel había asaltado el Cuartel Moncada». Añade que ella acompañó a su madre “a Santiago de Cuba para saber de él (…) también habían arrestado a Raúl».
Señaló que movió a una amistad, monseñor Enrique Pérez Sarantes, entonces arzobispo de Santiago de Cuba, para interceder por sus hermanos, además de acudir a la prensa. Añade así que esas gestiones se convirtieron en los primeros pasos del Movimiento 26 de julio, “con el que me involucré para hacer algo por mis hermanos”.
“Tras el Moncada -indica Juanita en la entrevista- cumplieron prisión pero Batista concedió una amnistía y quedaron liberados. Se habían restablecido las garantías constitucionales en el país, al menos de forma temporal y Fidel aprovechó esa coyuntura para hacer ver que estaba siendo perseguido”. Así, Fidel se fue a México con sus hermanas Emma y Agustina, que estaban en La Habana realizando estudios, «para indicar que era una familia asediada por razones políticas, y desde allí preparó lo que sería después la expedición del yate Granma».
Hablando de los fusilamientos masivos en la antigua fortaleza militar de La Cabaña, Juanita señaló: “Había personas que habían tenido como medio de vida un trabajo con el Gobierno de Batista, que no tenían culpa de nada, incluso soldados que pertenecieron al ejército anterior, sin ningún rango; fusilaban a cualquiera, no sé si para impresionar al mundo o por venganza. No sé qué movía al Che Guevara para hacer tanto daño de gratis. Eso me envenenó la vida. Al principio, de forma ingenua pensé que Fidel no lo sabía, después me di cuenta de que a mí también él me estaba engañando y entonces comencé a tratar de sacar de las prisiones a lo que arrestaban por sus ideas políticas, a quienes finalmente habían sido traicionados por Fidel y el régimen que estableció”.
La hermana de Fidel señala que tras la muerte de su madre en 1963 y profundamente decepcionada, viajó a México a mediados de 1964 con la decisión de no volver: “Igual que fui la más identificada de mis hermanas con la revolución, así me separé por razones políticas. Él mismo marcó la distancia cuando en uno de sus discursos políticos cuando declaró que sería marxista-leninista hasta el fin de sus días. Dijo: ‘Con la revolución todo, fuera de la revolución, nada’. Ni familia, ni hermanos, ni madre, ni padre, esas fueron sus palabras textuales”.
Considera también que “ellos ya tenían diseñado ese fenómeno. No creo lo que algunos dicen que fue por culpa de Eisenhower, quien se negó a recibirlo en la Casa Blanca y que en respuesta a esa actitud Fidel se entregó a Nikita Khruschev [entonces el líder soviético]. No lo creo, para mí, todo eso estaba planeado desde la Sierra Maestra. No fue por casualidad que pasaron esas cosas”.
(Ver el video de la entrevista)
(Ver la segunda parte del video)

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ZENIT Staff

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