Jesús expulsa a los mercaderes del Templo

Jesús expulsa a los mercaderes del Templo

Padre Antonio Rivero: “¿Qué mercaderes se rifan nuestra alma?”

Comentario litúrgico del Tercer Domingo de Cuaresma

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Tercer Domingo de Cuaresma
Ciclo B
Textos: Ex 20, 1-17; 1 Co 1, 22-25; Jn 2, 13-25
Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.
Idea principal: ¿A qué “mercaderes” debo expulsar en esta cuaresma que quieren traficar con mi alma y con mi cuerpo, templo de Dios? 
Síntesis del mensaje: Dios en esta Cuaresma quiere purificar el templo de mi cuerpo, de mi alma y corazón, para poder celebrar conmigo su Pascua, es decir, el triunfo del pecado y la inyección de la gracia divina, haciéndome hombre nuevo.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, Cristo tiene que entrar hoy con látigo en mano al templo de nuestra Iglesia y expulsar de ella a todos esos mercaderes que sólo buscan carrerismo, ambiciones, afán de protagonismo y vanidad, llenos de mundanidad en su mente y en su corazón, como tantas veces nos recuerda el Papa Francisco. Y así purificada, nuestra Iglesia sea una, santa, católica y apostólica, y sobre todo según el evangelio en mente, corazón y ritos. Y así nuestra Iglesia sólo busque la gloria de Dios y el bien de todas las personas, visitando las periferias existenciales, consolando a los tristes, ayudando y promocionando a los pobres con obras de caridad, perdonando a los pecadores. Sólo así nuestra Iglesia será facilitadora de la gracia, como sigue afirmando el Papa Francisco, y no burocrática, controladora y obstaculizadora del encuentro del hombre con Dios. Y así en nuestra Iglesia habrá la comunión fraterna, dejando a un lado las envidias que carcomen, los celos que desgastan y las murmuraciones que nos matan. Sólo así nuestra Iglesia católica hará frente al desafío de la proliferación de nuevos movimientos religiosas, a donde muchos van encontrando lo que nosotros tal vez no les damos: acogida, cercanía, cariño, respeto, ternura y solución a sus problemas espirituales, humanos y materiales; y realizado todo sin buscar beneficios económicos o querer ejercer algún poder sobre esas pobres gentes (Evangelii Gaudium 70).
En segundo lugar, Cristo tiene que entrar hoy con látigo en mano al templo de nuestros Organismos Internacionales y nuestros Estados y expulsar de ellos a todos esos mercaderes que sólo buscan el propio provecho e interés financiero o de prestigio, queriendo condescender con todas las ideologías de moda; y no sólo condescender, sino también apoyarlas y promoverlas con dinero, en los medios de comunicación y desde los escaños de los Parlamentos. Sólo así, purificados por la sangre de Cristo, nuestros Estados serán constructores del bien común y buscarán medidas para ayudar a los pobres, garantizar la paz y la justicia. Sólo así, nuestros Estados sabrán que el dinero debe servir y no gobernar (Evangelii Gaudium 58). Sólo así, desaparecerán los males cristalizados en estructuras sociales injustas y podremos esperar un futuro mejor (Evangelii Gaudium 59). Sólo así nuestros Estados crearán el clima para la tolerancia verdadera, el respeto y el diálogo, más allá de toda diferencia en campo político, económico, filosófico o religioso, evitando todo tipo de discriminación, recelos y enfrentamientos con los que no comparten nuestros mismos valores y nuestra misma visión de la vida.
Finalmente, Cristo tiene que entrar hoy con látigo en mano al templo de nuestras familias, de nuestros corazones y expulsar de nosotros todo egoísmo, soberbia, lujuria, groserías, divisiones, ídolos (1ª lectura), y purificada nuestra alma, podamos rendir el culto debido a Dios y cumplir alegremente y por amor los mandamientos (1ª lectura). No nos avergonzaremos de la cruz de Cristo que es fuerza y sabiduría de Dios (2ª lectura).
Para reflexionar: ¿He dejado la puerta abierta del templo de mi alma para que entre Jesús y eche a todos esos mercaderes que tratan de traficar con mi fe, mi esperanza y mi caridad? ¿Ya tengo localizados esos mercaderes: sectas y propuestas mundanas, egoísmo y vanidad, orgullo y ambición, vida placentera y de lujo, comodidad y pereza, insensibilidad e indiferencia, tristeza y desilusión, depresión y escepticismo? ¿Tengo bien trancada mi puerta con el candado de la vigilancia y la coherencia en mi vida cristiana?
Para rezar: Señor, entra con tu látigo de amor y echa fuera a todos esos inquilinos que quieren robarme el patrimonio que Tú has regalado a mi alma desde el día del bautismo. Quiero vivir la santa Cuaresma con esa conciencia y necesidad de purificación para poder entrar y disfrutar de tu Pascua.
Si quiere contactar con el autor: arivero@legionaries.org

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Antonio Rivero

El padre Antonio Rivero nació en Ávila (España) en 1956. Entró a la congregación de los Legionarios de Cristo en 1968 en Santander (España). Se ordenó de sacerdote en Roma en la Navidad de 1986. Es licenciado en Humanidades Clásicas en Salamanca, en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma y en Teología por la Universidad de santo Tomás también en Roma. Es doctor en Teología Espiritual por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma) donde defendió su tesis el 16 abril del año 2013 sobre la dirección espiritual en san Juan de Ávila, obteniendo “Summa cum laude”. Realizó su ministerio sacerdotal como formador y profesor de Humanidades clásicas en el seminario en México y España. Fue vicario parroquial en la ciudad de Buenos Aires durante doce años. Durante diez años fue director espiritual y profesor de teología y oratoria en el Seminario María Mater Ecclesiae en são Paulo (Brasil), formando futuros sacerdotes diocesanos. Actualmente es profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y ayuda en el Centro Logos, en la formación de sacerdotes y seminaristas diocesanos. Ha dedicado y dedica también parte de su ministerio sacerdotal a los Medios de Comunicación Social. Ha publicado catorce libros: Jesucristo, Historia de la Iglesia, Los diez mandamientos, Breve catequesis y compendio de liturgia, El tesoro de la Eucaristía, El arte de la predicación sagrada, La Santísima Virgen, Creo en la Vida eterna, Curso de Biblia para laicos, Personajes de la Pasión, G.P.S (Guía Para Santidad, síntesis de espiritualidad católica), Comentario a la liturgia dominical ciclo A, Comentario a la liturgia dominical ciclo B, Comentario a la liturgia dominical ciclo C. Ha grabado más de 200 CDs de formación. Da conferencias en Estados Unidos sobre pastoral familiar, formación católica y juventud. Y finalmente imparte retiros y cursos de formación a religiosas, seminaristas y sacerdotes diocesanos en México, Centroamérica y donde le invitan.

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