(ZENIT – 21 junio 2018).- «Nuestra colaboración constructiva y fraternal en el Consejo Ecuménico de Iglesias nos fortalece en nuestra búsqueda de la unidad y en nuestro testimonio de la universalidad del Evangelio», dijo el patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I. «Entrar en diálogo –dice– es entrar en un largo proceso de comprensión mutua que requiere mucha paciencia y apertura».
Esto es lo que dijo el patriarca ecuménico durante su homilía del domingo pronunciada con motivo del 70º aniversario de la fundación del Consejo Ecuménico de Iglesias (COE) en la catedral protestante de San Pedro en Ginebra (Suiza), indica L’Osservatore Romano en italiano del 19 de junio de 2018.
«Dialogar –dice el patriarca– no significa negar su propia tradición eclesial», sino «cambiar de mentalidad, de actitud», lo que llamamos el «arrepentimiento» (metanoia) en el lenguaje espiritual. «Significa ver las cosas desde otro punto de vista», puntualiza.
Esfuerzos conjuntos
La Iglesia Ortodoxa –continúa Bartolomé I– acoge favorablemente la «cooperación constructiva entre el Consejo Ecuménico de Iglesias y la Iglesia Católica Romana, y los esfuerzos conjuntos para abordar juntos los principales problemas y desafíos de nuestro tiempo”.
En su homilía, el patriarca Bartolomé recuerda que, desde 1948, «ha habido muchas divisiones y dificultades inesperadas». Sin embargo, dice, «continuamos nuestro diálogo para superar estas dificultades, para ir más allá de nuestros malentendidos, para borrar nuestros prejuicios y brindar un testimonio más auténtico del mensaje Evangélico».
La dificultad fundamental en el seno del Consejo Ecuménico de las Iglesias, dijo el patriarca, «es redefinir la naturaleza de esta institución y para definir los límites de la Oikoumene, dentro del cual el Consejo será llamado a testificar y a servir». La Oikoumene (Consejo Mundial de Iglesias), explica, «es otra visión del futuro, una manera también de unir las identidades y las tradiciones históricas para que se transciendan en la unidad del cuerpo de Cristo».
«No nos engañemos a nosotros mismos», continúa Bartolomé I: «Hasta ahora, las iglesias no han podido superar su división para lograr la unidad deseada. Por lo tanto, no pueden pretender unir fácilmente al conjunto de la humanidad, compuesta de diferentes culturas y creencias».
Sin embargo, señala, la colaboración dentro del Consejo Ecuménico de las Iglesias «ha ayudado hasta ahora a contribuir a diferentes niveles para promover la paz en el mundo y una cultura de solidaridad en la humanidad». «No olvidemos nunca, sin embargo», agrega, «que el fruto de la unidad no puede madurar sin la gracia divina».
El arzobispo de Constantinopla también cita una carta encíclica que el Patriarcado Ecuménico ha enviado en enero de 1920 a «todas las Iglesias de Cristo en el mundo», que propone la creación de una «sociedad de las iglesias.» Evoca una «larga peregrinación común en el camino de la unidad, el testimonio cristiano, el compromiso con la justicia, la paz y la salvaguardia de la creación». Hoy, concluye Bartolomé I, «estamos obligados a mirar hacia el futuro, a continuar nuestra peregrinación».
© Traducción de Raquel Anillo
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Patriarca Bartolomé: “Nuestra colaboración constructiva y fraternal”
El diálogo “exige mucha paciencia y apertura”