Karol Wojtyla, nace el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, Polonia. Pertenece a una familia de orígenes modestos y de sólida fe cristiana. Elegido Papa en octubre de 1978 mientras ocupaba el puesto de cardenal-arzobispo de Cracovia. Es el primer pontífice polaco y el primer Papa no italiano en ser elegido después de 455 años.
De joven practicó el atletismo, el fútbol y la natación; fue también un alumno excelente y presidió diversos grupos estudiantiles. Desarrolló además una gran pasión por el teatro, y durante algún tiempo aspiró a estudiar literatura y convertirse en actor profesional.
Durante la ocupación nazi compaginó sus estudios y su labor de actor con el trabajo de obrero en una fábrica, para mantenerse y evitar su deportación o encarcelamiento. Fue miembro activo de la UNIA, organización democrática clandestina que ayudaba a muchos judíos a encontrar refugio y escapar de la persecución nazi.
En tales circunstancias, la muerte de su padre le causó un profundo dolor. La lectura de San Juan de la Cruz, que entonces buscó como consuelo, y la heroica conducta de los curas católicos que morían en los campos de concentración nazi fueron decisivas para que decidiera seguir el camino de la
Mientras se recuperaba de un accidente, el futuro pontífice decidió seguir su vocación religiosa, y en 1942 inició su formación sacerdotal. Ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1946, amplió sus estudios en Roma y obtuvo el doctorado en Teología en el Pontifico Ateneo Angelicum.
De regreso a Polonia desarrolló una doble actividad evangelizadora y docente: llevó a cabo su labor pastoral en diversas parroquias obreras de Cracovia e impartió clases de ética en la Universidad Católica de Lublin y en la Facultad de Teología de Cracovia. En 1958 fue nombrado auxiliar del arzobispo de
Cracovia, a quien sucedió en 1964. Ya en esa época era un líder visible que a menudo asumía posiciones críticas contra el comunismo y los funcionarios del gobierno polaco. Durante el Concilio Vaticano II destacó por sus intervenciones sobre el esquema eclesiástico y en los debates acerca de la constitución pastoral Gaudium et spes, dedicada al papel de la Iglesia en el mundo contemporáneo.
En 1967 el Papa Pablo VI lo nombró cardenal, y el 16 de octubre de 1978, a la edad de cincuenta y ocho años, fue elegido para suceder al papa Juan Pablo I, fallecido tras treinta y cuatro días de pontificado. De este modo se convirtió en el primer Papa no italiano desde 1523, y en el primero procedente de un país del bloque comunista. Desde sus primeras encíclicas, Redemptoris hominis (1979) y Dives in misericordia (1980), Juan Pablo II exaltó el papel de la Iglesia como maestra de los hombres y destacó la necesidad de una fe robusta, arraigada en el patrimonio teológico tradicional, y de una sólida moral, sin mengua de una apertura cristiana al mundo del siglo XX. Denunció la Teología de la Liberación, criticó la relajación moral y proclamó la unidad espiritual de Europa.
El 13 de mayo de 1981 sufrió un grave atentado en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde resultó herido por los disparos del terrorista turco Mehmet Ali Agca. A raíz de este suceso, Juan Pablo II tuvo que permanecer hospitalizado durante dos meses y medio. El 13 de mayo de 1982 sufrió un intento de atentado en el Santuario de Fátima durante su viaje a Portugal. Sin embargo, el pontífice continuó con su labor evangelizadora, visitando incansablemente numerosas regiones, en especial los países del Tercer Mundo de África, Asia y América del Sur.
Igualmente, siguió manteniendo contactos con numerosos líderes religiosos y políticos, destacando siempre por su carácter conservador en cuestiones doctrinales y por su resistencia a la modernización de la institución eclesiástica.
Entre sus encíclicas cabe mencionar Laborem exercens (El hombre en su trabajo, 1981), Redemptoris mater (La madre del Redentor, 1987), Sollicitudo rei socialis (La preocupación social, 1987), Redemptoris missio (La misión del Redentor, 1990) y Centessimus annus (El centenario, 1991).
Entre sus exhortaciones y cartas apostólicas destacan Catechesi tradendae (Sobre la catequesis, hoy, 1979), Familiaris consortio (La familia, 1981), Salvifici doloris (El dolor salvífico, 1984), Reconciliato et paenitentia (Reconciliación y penitencia, 1984), Mulieris dignitatem (La dignidad de la mujer, 1988), Christifidelis laici (Los fieles cristianos, 1988) y Redemptoris custos (El custodio del Redentor, 1989). En Evangelium vitae (1995) trató las cuestiones del aborto, las técnicas de reproducción asistida y la eutanasia. Ut unum sint (Que todos sean uno1995) fue la primera encíclica de la historia dedicada al ecumenismo.
En 1994 publicó el libro Cruzando el umbral de la esperanza. El pontificado de Juan Pablo II no estuvo exento de polémica. Su talante tradicional le llevó a sostener algunos enfoques característicos del catolicismo conservador, sobre todo en lo referente a la prohibición del aborto y los anticonceptivos, la condena del divorcio y la negativa a que las mujeres se incorporen al sacerdocio. Sin embargo, también fue un gran defensor de la justicia social y económica, abogando en todo momento por la mejora de las condiciones de vida en los países más pobres del mundo.
Tras un proceso de intenso deterioro físico que le impidió cumplir en reiteradas ocasiones con las habituales apariciones públicas en la plaza de San Pedro, Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005. Su desaparición significó para algunos la pérdida de uno de los líderes más carismáticos de la historia reciente; para otros implicó la posibilidad de imaginar una Iglesia católica más acorde a la sociedad moderna.
En cualquier caso, su muerte ocurrió en un momento de revisionismo en el seno de la institución, de una evaluación sobre el protagonismo que ha de tener en el mundo contemporáneo y el que pretende tener en el del futuro. Su sucesor, Benedicto XVI, anunció ese mismo año el inicio del proceso para la beatificación de Juan Pablo II, que tuvo lugar el 1 de mayo de 2011. El 27 de abril de 2014 fue canonizado, junto con Juan XIII, en una ceremonia oficiada por el papa Francisco, que había sido elegido pontífice en marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI.
ESPIRITUALIDAD
Casi a la mañana siguiente de la elección del cardenal Karol Wojtyla como Sumo Pontífice (16.10.1978), Virgilio Levi se preguntaba, en L’Osservatore Romano, de dónde le proviene a Juan Pablo II “tanta fortaleza, tanto celo, tanta perseverancia”. Y respondía: “El secreto está en su lema: Totus Tuus. Lo que está escrito en los libros espirituales, en el Tratado de la verdadera devoción, en la conciencia del Pueblo de Dios, es manifiesto en este Hombre llamado a guiar a la Iglesia en nuestro tiempo difícil. Nuestra Señora es la omnipotente por gracia, y quien se confía totalmente a ella llega a ser un gigante en las obras de Dios”.
El lema pontifical de Juan Pablo II, que es el mismo del joven Obispo de Cracovia: Totus Tuus Mariae, porque el Totus Tuus Mariae equivale a Totus Tuus Ecclesiae, y en consecuencia a Totus Tuus Deo. Esa es la revelación de la raíz de sus 26 años de pontificado como testigo y maestro de su entrega a Dios con María.
MODELO PARA LA JUVENTUD
• Consagración de su persona y de su ministerio pastoral a la Virgen Madre. “se trata de una devoción fundamental de mi vida y yo quisiera arrastrar a la iglesia en la oración mariana”.
• La oración. “Haced la experiencia de oración, dejando que el espíritu hable a vuestro corazón. Rezar significa dedicar un poco de vuestro tiempo a Jesucristo, confiarse a Él, permanecer en silenciosa escucha de Su Palabra, dejar que resuene en vuestro corazón”
– El respeto a la naturaleza. “A través de la creación los “ojos de la mente” pueden llegar a conocer a Dios”. “El mundo puede cambiar”
• El Diálogo. “El futuro de la paz en el mundo depende del fortalecimiento del diálogo y de la comprensión entre las culturas y las religiones”.
• El respeto a la dignidad humana. “He querido animar a los creyentes y a todas las personas de buena voluntad a que fomenten el respeto por la dignidad de cada ser humano y a que actúen por un orden internacional basado en el respeto del derecho y en la solidaridad con los menos afortunados”.
• Ser testigos. “Deseo invitar a los jóvenes a abrir sus corazones al Evangelio de Cristo y a ser sus testigos; y si fuera necesario testigos – mártires, a las puertas del tercer milenio”.
LOS JÓVENES PARA JUAN PABLO II
Es importante recordar que San Juan Pablo II, jugó un papel importante en el surgimiento de este gran momento que la Iglesia junto a los jóvenes celebra, que es la Jornada Mundial de la Juventud; ya que fue dentro de su pontificado en donde surge esta iniciativa que ha trascendido y sigue trascendiendo con el transcurrir del tiempo. Te dejamos a continuación con algunas frases de este gran Santo, que nos motivan a animar y a confiar que Dios es perfecto en todo tiempo.
• “Vosotros sois la esperanza de la Iglesia y del mundo, vosotros sois mi esperanza”.
• “Descubrir que el más joven puede ponerse al lado del mayor que él y entablar un dialogo dando y recibiendo algo con enriquecimiento recíproco y alegría siempre nueva”.
• “Vigorizar pues vuestra fe, revivirla si es débil, ¡abrid las puertas a Cristo! Abrid vuestros corazones a Cristo, acogedlo como compañero y guía de vuestro camino”.
• “Quisiera que la juventud del mundo entero se acercase más a María …. que los jóvenes tengan más confianza en ella y que confíen en ella la vida que se abre ante ellos”.
• El Papa nos dice también que Cristo es un amigo exigente, pero un amigo que no abandona: Pero si tenéis el coraje de abrirle las puertas del corazón y acogerlo en la vida, “descubriréis en Él el gozo de la verdadera libertad que os da la posibilidad de construir vuestra existencia sobre la única realidad capaz de resistir el desgaste del tiempo, más allá de las fronteras de la muerte la realidad indestructible del amor”.
• “Vosotros mis queridos amigos en el dolor, a través del sufrimiento descubriréis más fácilmente y nos enseñaréis a los demás a descubrir a Jesucristo, camino, verdad y vida. Mirad al Señor, varón de dolores, centrad vuestra atención en Jesús, que joven también como vosotros, con su muerte en la cruz hizo ver al hombre el valor, la reserva de energías para su tarea evangelizadora.
• “Dios nos ha creado para compartir su misma vida, nos ha llamado a ser sus hijos, miembros vivos del cuerpo místico de Cristo, templos luminosos del espíritu del amor, nos llama a ser suyos, quiere que todos seamos santos”.
“Que la Eucaristía modele vuestra vida, la vida de las familias que formaréis; que oriente todas vuestras opciones de vida. Que la Eucaristía, presencia viva y real del amor trinitario de Dios, os inspire ideales de solidaridad y os haga vivir en comunión con vuestros hermanos dispersos por todos los rincones del planeta”.