(ZENIT – 18 febrero 2019).- La reunión anual del consejo de administración de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, que este año celebra su 35º aniversario, se celebrará en Dakar, Senegal, del 18 al 22 de febrero, y contará con la participación del cardenal Peter K.A. Turkson, prefecto del Dicasterio.
Durante el encuentro, el consejo de administración examinará también los proyectos en espera de financiamiento, un total de 125 presentados en 2018.
Desde 1984, por voluntad de San Juan Pablo II, la Fundación fue confiada al Consejo Pontificio Cor Unum, cuyas competencias fueron absorbidas por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Los miembros del consejo son: Mons. Lucas Kalfa Sanou, obispo de Banfora (Burkina Faso), presidente, Mons. Paul Abel Mamba, obispo de Ziguinchor (Senegal), vicepresidente, Mons. Martin Albert Happe, obispo de Nouakchott (Mauritania), tesorero; Mons. Ambroise Ouedraogo, obispo de Maradi (Níger), Augusto dos Santos Lopes Fortes, obispo de Mindelo (Cabo Verde), Mons. Martin Waingue Bani, obispo de Doba (Chad), Mons. Gabriel Mendy, obispo de Banjul (Gambia), Mons. José Câmnate na Bissign, obispo de Bissau (Guinea Bissau) y Mons. Augustin Traoré, obispo de Segou (Malí).
Zona del Sahel
La zona del Sahel es una de las más pobres del mundo, afectada por frecuentes crisis climáticas y alimentarias y, en los últimos años, se ha convertido en uno de los principales lugares de entrenamiento de los grupos terroristas. Según la actualización más reciente del Índice de Desarrollo Humano 2018, entre los últimos 20 países de la lista 19 pertenecen a África y, de estos, 6 están ubicados justo en el área comprendida entre el Océano Atlántico y el Mar Rojo, al sur del desierto del Sahara.
Proyectos contra la desertificación
En nombre del Santo Padre, y con la colaboración de la Iglesia y las comunidades locales, la Fundación lleva a cabo proyectos contra la desertificación, en el sector ambiental, de gestión y desarrollo de la agricultura y la cría de animales, de plantas de bombeo de agua, de mejora del acceso al agua potable para todos, y de energías renovables.
También se encarga de la formación de personal técnico especializado, que pueda ponerse al servicio de su país. Con el tiempo, la Fundación se ha convertido en un instrumento de diálogo interreligioso: la mayoría de los beneficiarios, en efecto, son de religión musulmana.
Y en el último año, por primera vez, se presentaron proyectos relacionados con el tema de la migración, para ofrecer, en particular a los jóvenes, alternativas concretas centradas en la capacitación y la generación de fuentes de ingresos.
Desarrollo humano integral
Todas las actividades se realizan en favor del desarrollo humano integral de las comunidades pertenecientes a los países miembros de la Fundación (Burkina Faso, Cabo Verde, Gambia, Guinea Bissau, Mali, Mauritania, Níger, Senegal, Chad).
Entre los contribuyentes y colaboradores más importantes para la implementación de las ayudas se encuentran la Conferencia Episcopal Italiana, la Conferencia Episcopal Alemana y la archidiócesis de Münich.