(ZENIT – 28 febrero 2019).- Cristo camina con su pueblo, y el pueblo camina con su Salvador y Redentor es el lema de la “procesión de la fe y esperanza por la vida”, que ha convocado el Obispo Mario Moronta junto con los sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal, que tendrá lugar el viernes, 1 de marzo de 2019.
La procesión comenzará a las 8 de la mañana, desde dos templos: la Basílica de Táriba con la réplica de la Virgen de Consolación y, desde la parroquia Santa Rosa de Lima en La Concordia con la réplica del Santo Cristo, y el Santísimo Sacramento, para encontrarse en la Avenida Antonio José de Sucre, en la Pasarela de Barrancas, donde se elevará una plegaria por Venezuela.
“Convocamos a todo hombre de buena voluntad, creyente o no creyente”, dijo el Obispo en rueda de prensa el miércoles, 27 de febrero de 2019, haciendo la invitación a toda la colectividad a participar. “Aunque hayan problemas, la Iglesia no solamente está con su gente caminando, sino fortaleciendo la fe, la esperanza, en una cruzada por la vida”.
Diversas parroquias
También desde diversas parroquias de la ciudad y comunidades aledañas, saldrán procesiones con los fieles y sus sacerdotes para participar de la procesión.
Invitó el Obispo a quien participe que lleven la bandera de Venezuela, de la Iglesia, de la Virgen, y de las naciones donde se encuentren los familiares emigrantes, “para orar por nuestros país, y por ello”.
Con el Santísimo Sacramento
En la procesión será llevado el Santísimo Sacramento. “Nos vamos a encontrar con la presencia viva de Dios, para demostrar a los que optan por la violencia, la represión, o a quienes se burlan del pueblo, que nosotros tenemos una dignidad, y queremos construir un país lleno de paz”.
Desde la Pasarela de Barrancas, el Obispo impartirá la bendición con el Santísimo Sacramento a Venezuela, en sus cuatro puntos cardinales, y a la hermana República de Colombia.
Llamado a abrir la frontera
También el Obispo hizo un llamado a que se abra la frontera, “mi llamado es a las autoridades correspondientes a que se abra la frontera, hay muchas personas en los puentes: enfermos y ancianos esperando para ir hacerse el tratamiento médico, estudiantes para ir clase, y trabajadores que necesitan el paso abierto”, indicó.
Finalmente reiteró la necesidad de abrir urgentemente un canal “más que humanitario, fraterno, ya que la palabra ‘humanitario’ pareciera que asusta a algunos. Nosotros no somos dos pueblos enemigos, la frontera no es una líneas divisaría sino un punto de encuentro”.