Son las palabras que el Pontífice dirige a los fieles brasileños con motivo de la apertura de la Campaña de Fraternidad 2019, este año tiene con el tema «Fraternidad y políticas públicas» y bajo el lema «Seréis liberados por el derecho y por la justicia”(Is 1, 27).
De modo especial –matiza Francisco– a aquellos que se dedican formalmente a la política –a la que los Pontífices, a partir de Pío XII, se referirán como una ‘noble forma de caridad’– se requiere que vivan “con pasión su servicio a los pueblos, que vibren con las fibras íntimas de su ethos y cultura, solidarios con sus sufrimientos y esperanzas; políticos que antepongan el bien común a sus intereses privados, que no se dejen amedrentar por los grandes poderes financieros y mediáticos».
Concluyendo el mensaje, el Papa ha manifestado su deseo de que el camino cuaresmal de este año, a la luz de las propuestas de la Campaña de la Fraternidad, «ayude a todos los cristianos a tener los ojos y el corazón abiertos para que puedan ver en los hermanos más necesitados la ‘carne de Cristo’ que espera que ‘lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado'».
A continuación, sigue el mensaje del Papa Francisco para la apertura de la Campaña de Fraternidad 2019, en Brasil.
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Mensaje del Santo Padre
¡Queridos hermanos y hermanas de Brasil!
Con el inicio de la Cuaresma, estamos invitados a prepararnos, a través de las prácticas penitenciales del ayuno, de la limosna y de la oración, para la celebración de la victoria del Señor Jesús sobre el pecado y la muerte. Para inspirar, iluminar e integrar tales prácticas como componentes de un camino personal y comunitario hacia la Pascua de Cristo, la Campaña de la Fraternidad propone a los cristianos brasileños el horizonte de las «políticas públicas».
Aunque mucho de lo que se entiende por política pública sea primordialmente una responsabilidad del Estado cuya finalidad es garantizar el bien común de los ciudadanos, todas las personas e instituciones deben sentirse protagonistas de las iniciativas y acciones que promuevan «el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección» (Gaudium et spes, 74).
En efecto, los cristianos-inspirados por el lema de esta Campaña de la Fraternidad «Seréis liberados por el derecho y por la justicia» (Is 1,27) y siguiendo el ejemplo del divino Maestro que «no vino para ser servido, sino para servir» (Mt 20 28) – deben buscar una participación más activa en la sociedad como forma concreta de amor al prójimo, que permita la construcción de una cultura fraterna basada en el derecho y la justicia. De hecho, como recuerda el Documento de Aparecida, «Son los laicos de nuestro continente, conscientes de su llamada a la santidad en virtud de su vocación bautismal, los que tienen que actuar a manera de fermento en la masa para construir una ciudad temporal que esté de acuerdo con el proyecto de Dios» (n. 505).
De modo especial, a aquellos que se dedican formalmente a la política – a la que los Pontífices, a partir de Pío XII, se referirán como una «noble forma de caridad» (cf. Papa Francisco, Mensaje al Congreso organizado por la CAL-CELAM, 1 / XII / 2017) – se requiere que vivan “con pasión su servicio a los pueblos, que vibren con las fibras íntimas de su ethos y cultura, solidarios con sus sufrimientos y esperanzas; políticos que antepongan el bien común a sus intereses privados, que no se dejen amedrentar por los grandes poderes financieros y mediáticos, que sean competentes y pacientes ante problemas complejos, que estén abiertos a escuchar y aprender en el diálogo democrático, que combinen la búsqueda de la justicia con la misericordia y la reconciliación” (ibid.).
Reflexionando y rezando por las políticas públicas con la gracia del Espíritu Santo, deseo, queridos hermanos y hermanas, que el camino cuaresmal de este año, a la luz de las propuestas de la Campaña de la Fraternidad, ayude a todos los cristianos a tener los ojos y el corazón abiertos para que puedan ver en los hermanos más necesitados la «carne de Cristo» que espera que «lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (Bula Misericordiae vultus, 15). Así la fuerza renovadora y transformadora de la Resurrección podrá alcanzar a todos haciendo de Brasil una nación más fraterna y justa. Y para confirmarlos en esos propósitos, confiados en la intercesión de Nuestra Señora Aparecida, de corazón envío a todos y cada uno la bendición apostólica, pidiendo que nunca dejéis de rezar por mí.
Vaticano, 11 de febrero de 2019.
Franciscus PP.