(ZENIT- 22 julio 2019).- “Para solucionar el gravísimo problema de la migración forzada es necesario combatir frontalmente las causas, entre otras destacamos: la violencia, la falta de oportunidades de superación y la corrupción, (…)”, declararon los obispos salvadoreños.
Ayer, 21 de julio, en una conferencia de prensa realizada en catedral metropolitana de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador, presentó un mensaje de la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) para pronunciarse ante el fenómeno de la migración que afecta al país y a todo el mundo.
Dicho comunicado se preparó en la reunión ordinaria de la CEDES, llevada a cabo del 17 al 19 de julio.
En su escrito, los prelados declararon su profunda preocupación ante la situación de los niños y niñas migrantes, que sufren maltrato y son separados de sus padres, algo que, subrayaron, “puede causar daños psicológicos irreparables”.
Así, ante el inicio de un nuevo periodo presidencial en El Salvador los miembros del episcopado desean “que las promesas que se han formulado en favor de la población más vulnerable, se concreten a la mayor brevedad”.
Del mismo modo, manifestaron que el país debe “ser sensible y justo, velando siempre por el bien del migrante. De ningún modo puede violar los derechos de los migrantes que llegan a nuestras fronteras impidiendo su paso en nuestro territorio».
Por otro lado, a lo largo del comunicado muestran su inquietud por la situación que experimentan cientos de miles de salvadoreños en Estados Unidos, tanto los que están en peligro de ser expulsados como los que se encuentran en la frontera viviendo “en condiciones deplorables”.
“Expresamos nuestra cercanía y solidaridad con nuestros hermanos migrantes que sufren ante esta situación de injusta persecución violatoria de sus derechos” y agregaron “nos duele el sufrimiento de todos ellos, especialmente el llanto de los niños en los centros de detención separados de sus padres”.
En este sentido, los obispos animan a aquellos compatriotas salvadoreños que perciban que su permanencia en los Estados Unidos está en peligro a «comprometerse en su propia lucha, a no permanecer solamente expectantes». Y añadieron que «la participación activa de cada uno de ustedes con las instituciones que defienden sus derechos es fundamental”.
A lo largo del comunicado, recordaron también las recientes imágenes de la niña salvadoreña de menos de dos años y su padre, que murieron ahogados al intentar cruzar el Río Bravo para llegar a Estados Unidos, y remarcaron que constituyen “un grito» para que no caigamos en «la globalización de la indiferencia” y que simbolizan a otros hermanos y hermanas que sufren experiencias muy similares.
Igualmente, los obispos salvadoreños remitieron a las palabras del Papa Francisco en el Mensaje para la Jornada del Migrante y Refugiado de este año, en el que el Pontífice describe que los migrantes, los refugiados, los desplazados y las víctimas de la trata “se han convertido en emblema de la exclusión”.