(ZENIT – 8 agosto 2019).- Con motivo de la celebración del bicentenario de la independencia de Colombia, la Conferencia Episcopal del país publicó, el pasado 5 de agosto de 2019, un mensaje dirigido al pueblo colombiano.
Dicho mensaje, que consta de ocho puntos, fue presentado en una rueda de prensa emitida en directo por Facebook Live y presidida por Mons. Óscar Urbina, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia; Mons. Francisco Antonio Nieto Sua, obispo de Engativá y presidente de la Comisión de Comunicaciones del episcopado; y Mons. Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general de la Conferencia Episcopal.
Mirar al futuro con esperanza
Los obispos de Colombia afirman que este bicentenario de la independencia es una oportunidad «para mirar el pasado con gratitud y con objetividad” y “para asumir nuestro presente con suma responsabilidad, conscientes de la tarea inmensa que tenemos en la transformación de nuestra realidad”.
Asimismo, sobre todo, consideran que esta celebración constituye “una invitación para mirar el futuro con esperanza, que para los cristianos no es mera ilusión ni simple optimismo, sino que nace de la confianza en Dios y en su Hijo Jesús”.
Igualmente, invitan al pueblo de Colombia a dar gracias a Dios por la independencia “como lo hizo nuestro libertador Simón Bolívar con el Te Deum ofrecido en la capilla del Sagrario de la Catedral de Santa fe de Bogotá el 15 de agosto de 1819”.
Palabras del Papa
El contenido del mensaje recuerda que la fe cristiana “iluminó y acompañó” al proceso de independencia, de manera que también es preciso agradecer el compromiso de sacerdotes, religiosos y fieles que colaboraron en ella.
Además, remite a las palabras del Papa Francisco sobre Colombia durante su visita en 2017: “Tiene algo de original, algo muy original…, su riqueza humana, sus vigorosos recursos naturales, su cultura, su luminosa síntesis cristiana, el patrimonio de su fe y la memoria de sus evangelizadores, la alegría gratuita e incondicional de su gente, la impagable sonrisa de su juventud, su original fidelidad al Evangelio de Cristo y a su Iglesia y, sobre todo, su indomable coraje de resistir a la muerte, no solo anunciada, sino muchas veces sembrada”.
Amenazas para la nación
Por otro lado, el texto habla sobre cuáles son los “nuevos enemigos de la libertad en el país: el individualismo, la polarización que provoca el enfrentamiento entre hermanos, la brecha económica fruto de la injusticia social, la corrupción, las actividades económicas y culturales que afectan a la naturaleza, el narcotráfico y la destrucción de la vida humana.
Ante estas amenazas, los miembros del episcopado, resaltan que, aunque la lucha empieza “en el corazón de cada colombiano”, también es necesario “abrir nuestras vidas para acoger a Cristo y su Evangelio”, pues “Él ha venido a nosotros con todo el poder del amor de Dios para destruir el egoísmo y la soberbia, el odio, la violencia y la codicia”.
Diálogo como impulso
Para alimentar la esperanza en el futuro, el texto apunta a que la nación precisa “el impulso permanente del diálogo para poner fin a la violencia, encontrar caminos de reconciliación, construir la unidad por encima de obstáculos, convertir en riquezas comunitarias las diferencias, erradicar las causas estructurales de la corrupción que engendra muerte y colocar en el centro de toda la vida política, social y económica la dignidad de la persona humana y el bien común”.
“La familia, la escuela, la Iglesia y la sociedad están llamadas a generar una cultura del encuentro en los niños y en los jóvenes, pues ellos son esperanza para el país”, continúa el documento.
Compromiso del episcopado
Al mismo tiempo, los representantes de la Iglesia colombiana confirman su compromiso “de comunicar a Cristo, Camino, Verdad y Vida, y de trabajar sin descanso para que la reconciliación reine en nuestra sociedad. Sin la auténtica reconciliación es imposible la paz, la justicia, el desarrollo integral y la vida digna para todos”.
Por último, estos concluyen su mensaje señalando que el bicentenario de la independencia del país coincide este año con el centenario de la coronación de la imagen de la de la Virgen de Chiquinquirá, a la que le piden que “nos acompañe en la tarea de la renovación de nuestra Patria”.