Pepa Sánchez Soler © Archidiócesis de Zaragoza

Pepa Sánchez Soler, Congreso de Laicos 2020 © Archidiócesis de Zaragoza

Pepa Sánchez, la “número 1” del Congreso de Laicos celebrado en España

Con el mandato “Saliendo a las periferias”

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(zenit – 21 feb. 2020).- Pepa Sánchez Soler, delegada episcopal de Apostolado Seglar de Zaragoza, fue protagonista de una bonita anécdota en el Congreso de Laicos, celebrado en Madrid el pasado fin de semana.

Antes de comenzar la celebración de la Eucaristía, el pasado domingo, 16 de febrero, en la clausura del Congreso, Josecica –como la llaman sus amigos– recibía el mandato “Saliendo a las periferias”, en un sobre con el número 1, entre 2.000 personas.

“El Señor me tenía preparada una sorpresa en forma de regalo. De las más de 2.000 personas que participábamos en el Congreso, sólo ocho sobres habían sido colocados debajo de las sillas. Yo tenía el número uno. Acababa de salir de la capilla y el Señor, que siempre responde a la oración, me dijo en ese sobre número 1: ‘Saliendo a las periferias’. Bendito Dios que no dejas de sorprenderme”, relata la zaragozana.

En dicho sobre, había una bolsita con semillas de mostaza, “que por su apariencia son insignificantes, pero cuando las siembras se convierten en un arbusto que llega a los dos metros”, comenta Pepa.

Cuatro itinerarios

Cuatro han sido los itinerarios trabajados en este Congreso y que marcarán el trabajo pastoral de los próximos años, señala la española: el primer anuncio, el acompañamiento, los procesos formativos y la presencia en la vida pública.

Pepa recuerda la importancia cómo empezó todo: “Sin duda, fue un comienzo que tocó nuestras vidas y convirtió nuestros corazones. El Señor se hacía presente y vivo en medio de cada historia personal y comunitaria en medio de su Iglesia, ofreciéndonos un camino de santidad, ayudándonos a realizarlo en sinodalidad y discernimiento. Sabíamos que este camino que habíamos comenzado no lo estábamos haciendo solos, el Espíritu Santo nos precedía y nos ayudaba a ser conscientes y a permanecer como laicos en la Iglesia y en el mundo”.

Pepa y sus acompañantes en el Congreso de Laicos han sido “conscientes de que el verdadero protagonista de todo este proceso era el Espíritu Santo, no pudiendo olvidar que la iniciativa es del Señor”.

Explica así que “Él es quien nos llama y envía y siempre en clave de sinodalidad misionera. En oración ante el Santísimo contemplaba el rostro de Jesús que me invitaba a asumir responsablemente mi vocación laical ofreciendo a los demás un rostro relacional, que acoge, escucha, discierne en común, y se desnuda de prejuicios y etiquetas elaboradas, para pisar la tierra sagrada del hermano”.

Además, en el evento, Pepa moderó un grupo de reflexión por la mañana y otro por la tarde, viviendo la experiencia de discernimiento comunitario. Allí, –recuerda– en los grupos estaba representado el Pueblo de Dios con sus obispos, sacerdotes, consagrados, y laicos disfrutando de la comunión y de la diversidad de vocaciones y carismas, quedando impactados por tanta riqueza que Dios nos ha regalado en su Iglesia.

“Abierta a lo que Espíritu sugiriera”

“Si bien, siendo Iglesia experimentábamos con gran gozo este momento de gracia buscando qué actitudes debíamos convertir y qué caminos queríamos iniciar con nuevos proyectos que proponer. Sin duda caminábamos hacia un Pentecostés renovado que quería seguir impulsando el papel del laicado en nuestra Iglesia Española”, narra la laica que ha organizado en la archidiócesis de Zaragoza (España) todo el camino de preparación para participar en el Congreso de Laicos: “Pueblo de Dios en salida”.

31 congresistas de Zaragoza participaron en el Congreso de Laicos en Madrid. Pepa agradece la presencia de su obispo: “Nuestro querido arzobispo nos acompañó a lo largo de todo el proceso e hizo el viaje con todos los participantes de Aragón y se alojó con todos nosotros. Sin duda, es un pastor con olor a oveja”.

“Abierta a lo que el Espíritu nos sugiriera no sólo a mí sino también a todo el equipo permanente de la Delegación de Apostolado seglar, presentamos este itinerario a la coordinadora de movimientos y asociaciones y al resto de la archidiócesis que empezaron a trabajar”, relata.

Instrumentum Laboris

Ya en la recta final de esta “preparación”, se centraron en la reflexión y trabajo del Instrumentum Laboris. “A través de este documento, el Señor volvía a salir a mi encuentro para insistir una vez más: deja tus miedos, tus prejuicios. Yo te he elegido para que sigas generando vida allí donde te encuentres. No te dejes invadir por la tristeza cuando las dificultades y los retos te parezcan muy grandes. Sigue confiando en mí. Renueva cada día tu encuentro personal conmigo”, expresa la participante.

“Cuántas dificultades vividas, pero qué acompañada me he sentido no sólo por Él sino por tantos hermanos que son laicos como yo, y tantos sacerdotes con los que he podido vivir la corresponsabilidad de una auténtica Iglesia de comunión y en salida”, describe.

“Primeros laicos en mi vida”

A Pepa le cambió la vida a los 18 años, cuando participó en su primer Cursillo de Cristiandad, “Tuve la gracia de nacer en una familia cristiana, en la que conocí a los primeros laicos en mi vida: mis padres, que con su coherencia de vida y testimonio en una opción decidida por la formación y la acción social, supieron acercarme cada día un poquito más a la ternura del amor de Dios en Jesucristo que primereó las calles y dignificó al más vulnerable”.

El acompañamiento ha sido un factor clave la participación de Pepa en este Congreso, y su misión en la Iglesia: Antes del encuentro, hubo una fase de preparación previa al Congreso (Pre-Congreso), la celebración del Congreso y un Post-Congreso. “Seguidamente nos ofrecían nuestros obispos en forma de itinerario a la luz del Magisterio del Papa Francisco una preparación, que siendo más remota, iba a provocar un proceso de conversión constante en cada diócesis para llegar a ser auténticos misioneros de la alegría del Evangelio”.

Un proceso con continuidad

“Hemos iniciado un proceso que tiene una clara continuidad”, describe la laica española. “Este proceso no ha culminado con la celebración del Congreso, más bien es la salida de meta y el recorrido de este camino termina en la eternidad”.

Y mientras, “guiados por el Espíritu, nos regala el reto de llevar a nuestras realidades y comunidades de procedencia la tarea de abordar la evangelización desde el primer anuncio, aprovechando las plataformas ya existentes que se dedican a ello y generando las que Dios nos proponga para afrontar los nuevos retos”.

Esto se puede hacer “construyendo una cultura del acompañamiento donde podamos acompañarnos y fomentemos la necesidad de una formación constante haciéndonos presentes en la vida pública donde hacer presente el Reino de Dios generando vida, y compartiendo la esperanza a la que hemos sido llamados”, indica Pepa Sánchez.

Laicos enamorados de Cristo

El Congreso reunió más de 2.000 personas de parroquias, movimientos, asociaciones y congregaciones que trabajan en el ámbito de las diócesis de toda España, principalmente laicos. Para Pepa, los laicos cumplen un papel primordial en la Iglesia: Deben ser “laicos enamorados de Cristo, capaces de asumir la tarea evangelizadora con valentía desde su experiencia de Dios. Laicos con mucha humanidad, capaces de realizar una escucha empática saliendo a las periferias y poniendo en el cetro el cuidado de las personas”.

Personas “capaces de denunciar las injusticias actuando como instrumentos integradores y reconciliadores en la sociedad, laicos que apuesten por una formación permanente e integral en Doctrina Social que lleve a la acción transformadora desde el Evangelio y que sientan la parroquia como el lugar central en la vida de las comunidades cristianas, como la comunidad de comunidades por excelencia, donde fortalezcan el sentido de pertenencia, de identidad eclesial: cuidando las relaciones, colaborando, y compartiendo su experiencia de fe puedan enriquecerse mutuamente e iniciar procesos donde se despierte la conciencia de corresponsabilidad”.

Desde aquí, explica, “se establezcan procesos de diálogo con la sociedad civil siendo Iglesia con presencia pública. No convocar a sacramentos, sino a procesos en los que se inicie en la relación con Dios, a través de la oración, la Palabra que engendra la fe y los sacramentos la llevan a su plenitud”.

Después del Congreso

Después del Congreso, Pepa se siente llamada a ser “apóstol misionera” y ha aprendido a “hacer silencio para encontrarme con Dios”, así como “revisar mi vida en mi comunidad donde pueda contrastar con el Evangelio y la realidad vivida y del mundo, realizando un discernimiento que oriente mi vida como misión que soy en esta tierra”.

Del mismo, ha sido llamada en este encuentro a “Renovar constantemente la conciencia de la necesidad de una formación permanente tarea para toda la vida. Formación que me impulsa y potencie como adulta y responsable a construir según el Reino de Dios sin miedos, ofreciendo el amor incondicional de Dios”.

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Rosa Die Alcolea

Profesional con 7 años de experiencia laboral en informar sobre la vida de la Iglesia y en comunicación institucional de la Iglesia en España, además de trabajar como crítica de cine y crítica musical como colaboradora en distintos medios de comunicación. Nació en Córdoba, el 22 de octubre de 1986. Doble licenciatura en Periodismo y Comunicación Audiovisual en Universidad CEU San Pablo, Madrid (2005-2011). Ha trabajado como periodista en el Arzobispado de Granada de 2010 a 2017, en diferentes ámbitos: redacción de noticias, atención a medios de comunicación, edición de fotografía y vídeo, producción y locución de 2 programas de radio semanales en COPE Granada, maquetación y edición de la revista digital ‘Fiesta’. Anteriormente, ha trabajado en COPE Córdoba y ABC Córdoba.

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