(zenit – 17 marzo 2020).- San Patricio, patrón de Irlanda, es recordado hoy por la Iglesia Universal de manera muy singular: Esta mañana han sonado las campanas de las iglesias de todo el país durante tres minutos como una llamada a rezar en solidaridad y esperanza en medio de la crisis mientras Irlanda se enfrenta a la pandemia del Coronavirus.
El 17 de marzo se celebra en Irlanda y en todo el mundo de manera vibrante con espectáculos de cultura y tradiciones populares, sin embargo este año se recordará como ningún otro. Lamentablemente, debido al brote del virus Covid-19, los pubs de Irlanda están cerrados y el famoso desfile en la calle O’Connell de Dublín ha sido cancelado.
“Conectados en solidaridad”
En ninguna diócesis se celebra la Misa de manera pública en el día de san Patricio ni el próximo domingo. “Llegará el momento en que podamos volver a nuestras iglesias y celebrar la Misa”, animan los obispos católicos irlandeses, pero mientras tanto los invitan a los fieles a “permanecer conectados en solidaridad orante unos con otros”. El sonido de las campanas de los templos “es una forma de hacerlo”, señalan los pastores, una iniciativa promovida por el obispo de Waterford y Lismore, Mons. Alphonsus Cullinan.
A pesar de que la celebración de este año será más silenciosa que de costumbre, los lugares de interés en 50 países de todo el mundo seguirán «poniéndose verdes» para la ocasión, entre ellos, el Teatro de la Ópera de Sydney y el London Eye.
En su mensaje para el día de san Patricio, el primado de Irlanda, el arzobispo Eamon Martin invitó a todos, especialmente en este momento preocupante, a recitar la oración de San Patricio, “conocida como su oración de ‘coraza’, en la que invitó a Cristo a rodearlo con amor y protección”.
Oración “coraza” de san Patricio
Cristo conmigo, Cristo antes que yo,
Cristo detrás de mí, Cristo dentro de mí,
Cristo debajo de mí, Cristo encima de mí,
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda,
Cristo en el corazón de todos los que piensan en mí,
Cristo en la boca de todos los que me hablan,
Cristo en cada ojo que me ve,
Cristo en cada oído que me escuche.
Llamado a convertir a Irlanda
San Patricio nació muy probablemente en los primeros años del siglo V en la colonia romana de Gran Bretaña. Lo hicieron prisionero a los 16 años y fue llevado a Irlanda donde fue vendido como esclavo. Cuidó de los rebaños en la montaña Slemish durante seis años. Su cautiverio tuvo un efecto muy positivo en su vida espiritual. Rezaba muchas veces al día, su fe se hizo más fuerte y su amor y reverencia por Dios aumentó.
Se escapó de casa a los 22 años. Era obvio para él que Dios lo llamaba a volver para convertir a los irlandeses. La voz de los irlandeses lo llamaba a volver y caminar entre ellos una vez más.
Estudió probablemente en Francia, regresó a Irlanda como obispo en el año 457 o ya en el 432 según otra tradición. Su misión no tuvo un gran éxito inmediato, pero con el tiempo se convertiría en un gran número de conversos.
Se conservan dos escritos: la Carta a Coroticus, una protesta a los soldados de un príncipe británico que había matado a algunos conversos y vendido a otros como esclavos, y su “Confesión”, escrita cerca del final de su vida, mostrándolo como alguien que vive por su fe y que predicó permitiendo que Cristo dirigiera toda su vida. Murió en 491, aunque de nuevo se han sugerido otras fechas, 480 o tan pronto como 461.