(zenit – 18 mayo 2020)-. La Red Eclesial Panamazónica (REPAM) ha difundido hoy un comunicado en el que llaman a todas las personas, organizaciones y naciones del mundo a una acción urgente y unificada para evitar una tragedia humanitaria y ambiental en la Amazonia.
El texto reconoce el “colapso estructural en la Amazonía” y que “una tremenda fuerza, de proporciones nunca vistas, está devastando la Amazonía en dos dimensiones que se combinan de forma brutal: la pandemia de COVID-19 que alcanza a los más vulnerables, y el aumento descontrolado de la violencia sobre los territorios. El dolor y el grito de los pueblos y el de la tierra, se funden en un mismo clamor”.
Llamamiento de auxilio
Igualmente, la REPAM se hace eco de las voces de los indígenas y de las iglesias locales quienes exigen acciones por parte de los Estados de la Amazonía.
Entre las distintas realidades, destacan la situación dramática de los pueblos indígenas en Brasil: “32 procuradores del Ministerio Público Federal declaran que ‘el escenario de riesgo de genocidio entre los pueblos indígenas requiere acciones de emergencia por parte de organismos y entidades públicas”.
La Movilización Nacional Indígena establece que existe “una intención evidente del gobierno de evitar que el Subsistema Indígena de Atención Médica funcione”.
Regreso a las comunidades
En Perú existe preocupación por la situación de varios pueblos amazónicos, “incluidos muchos pueblos indígenas, que han emigrado a las ciudades en busca de trabajo y están totalmente desprotegidos”.
Así, los obispos de la Amazonía peruana instan a las autoridades a “apoyar su regreso a las comunidades y garantizar que esto se lleve a cabo de conformidad con los protocolos establecidos por el Ministerio de Salud”.
Diversas organizaciones indígenas y eclesiales piden a los gobiernos la asignación de recursos financieros para un Fondo de Emergencia para proteger a los 3 millones de habitantes de la selva tropical amazónica.
Otras amenazas
El texto subraya que, además de la amenaza de la COVID-19, hay otra que ya se encuentra instalada en el territorio: “El Frente Parlamentario Mixto por los Derechos de los Pueblos Indígenas en Brasil denuncia: ‘incluso cuando la pandemia está frenando la economía; la minería y la deforestación ilegal en tierras indígenas de la región siguen en pleno apogeo’”. Otro hecho que no se puede pasar por alto son los derrames de petróleo en países como Ecuador y Perú.
En el mismo país, continúa, los obispos delatan en particular “los proyectos de ley para la minería en tierras indígenas y las medidas parlamentarias que intentan definir una nueva regularización de la tierra”. Esta elimina “la reforma agraria, la regularización de los territorios de los pueblos indígenas y tradicionales, para favorecer el acaparamiento de tierras, la deforestación y a las empresas depredadoras, regularizando ocupaciones ilegales para la minería y el agronegocio en tierras indígenas”.
Ataques a la Iglesia
A estas políticas y prácticas se suma el aumento de la violencia en el campo: “La Comisión Pastoral de la Tierra Pastoral (CPT) afirma que, en 2019, la gran mayoría de los asesinatos debido a conflictos rurales en Brasil (84%) tuvieron lugar en la Amazonía”, expone el comunicado.
Por estas denuncias, en varios contextos de la Panamazonía, la Iglesia ha sido “calumniada y atacada, como sucedió recientemente con las vergonzosas e infundadas acusaciones, que repudiamos, de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI – Órgano del Gobierno Federal brasileño) contra el Consejo Indigenista Misionero (CIMI)”.
Momento decisivo
“Estamos en un momento decisivo para la Amazonía y para el mundo, un momento de gestación de nuevas relaciones inspiradas en la ecología integral, o de la pérdida de los sueños del Sínodo, si el miedo, los intereses, y la presión de los poseedores de los grandes capitales imponen cada vez más fuerte el modelo de una «economía que mata», remarca la nota.
Finalmente, en este sentido, la REPAM hace suyas las palabras del Papa Francisco que llama con urgencia a la solidaridad planetaria: “Este no es el momento para la indiferencia (…), el egoísmo (…), la división (…), el olvido. Que la crisis que enfrentamos no nos haga dejar de lado tantas otras situaciones de emergencia que traen consigo el sufrimiento de muchas personas”.